martes, 15 de mayo de 2018

Ed van der Elsken


Ed van der Elsken (Ámsterdam, 1925 - Edam, 1990) fue un fotógrafo que desarrolló buena parte de su trabajo en las calles de distintas ciudades de todo el mundo, desde su Ámsterdam natal hasta París o Tokio, buscando lo que él llamaba “su” gente, gente auténtica y genuina con la que en muchos casos se identificaba. La fotografía fue para él un medio con el que experimentar y exteriorizar su propia vida, razón por la que su personalidad queda reflejada tanto en la relación que entabla con sus personajes como en sus numerosos autorretratos. La modernidad y la autenticidad visual de sus imágenes están en consonancia con su espíritu aventurero y, a la vez, con el estilo de vida inconformista de las personas cuya vida cotidiana compartía.
La Fundación Mapfre presenta en Madrid una exposición que ofrece una nueva reflexión sobre su trabajo y muestra las diferentes facetas de Ed van der Elsken como fotógrafo, cineasta y autor de libros. Además de una amplia selección de sus fotografías, la muestra incluye maquetas de sus publicaciones, hojas de contactos y bocetos que permiten comprender mejor su método de trabajo. Asimismo, los fragmentos seleccionados de sus películas, en blanco y negro o en color, ponen de relieve su labor como cineasta y permiten entender la estrecha relación que en la obra de Van der Elsken existe entre la práctica cinematográfica y la fotografía.

Autorretrato con Ata Kandó, París. 1952
Ed van der Elsken adoptó como fotógrafo una postura que está a medio camino entre el documento y la ficción, distanciándose del documental más “objetivo” todavía en boga en ese momento, especialmente en el fotorreportaje. Además de fotografiar y filmar a sus personajes en situaciones que a menudo resultan teatrales, van der Elsken también realizó un gran número de imágenes sobrias y emotivas que revelan su profunda empatía y su sentido innato de solidaridad hacia los demás. Preparar escenas fue una constante a lo largo de toda su carrera; rara vez esperaba pacientemente el momento “decisivo” y prefería provocarlo, de modo obvio al principio, pero progresivamente más al estilo de un director artístico dinámico y desenfadado. Ocasionalmente anotaba cosas que llamaban su atención en una libreta llena de listas de temas y hacía incluso bocetos, como storyboards con el típico formato cuadrado de su cámara. Quiso incluso hacer un libro sobre su vida cotidiana, incorporando lo que más tarde describiría como “elementos ficcionales idealizados”, pero nunca lo terminó.

Hermanas gemelas en Nieuwmarkt, Ámsterdam. 1956
Es de destacar su especial interés en la edición de libros que recogieran sus obras.  Experimentó con numerosas técnicas en la edición y la maquetación de sus fotografías. El diseño dinámico y animado de sus fotolibros se convirtió en una de sus señas de identidad. Muchos de ellos alternan imágenes impresas a sangre (sin márgenes) con fotografías a doble página o imágenes más pequeñas impresas en una sola página o conformando una serie dispuestas en páginas enfrentadas. Le interesaba sobre todo encontrar la combinación adecuada de imágenes, tanto por su forma como por su contenido, para que al pasar cada página se revelara una obra de arte distinta, con su propia composición espacial.
A partir de 1959 el cine pasó a ocupar un lugar cada vez más importante en su trabajo. Siempre acompañadas de sus desenfadados comentarios, las producciones de van der Elsken se caracterizan por su fascinación por la vida cotidiana y por su propia vida en particular, y reflejan todos los temas que le interesan: el sexo, la infancia, el amor, la naturaleza, las injusticias sociales, el viaje, la vida callejera, la enfermedad y el ciclo de la vida. Su enfoque era generalmente autobiográfico, sus métodos poco convencionales y a menudo se incluía a sí mismo en la escena.

Parisian Girls. Paris.1950s
Todos estos aspectos están presentes en la exposición cuyo recorrido comienza con París & Una historia de amor en Saint-Germain-des-prés, en la que se encuentran las imágenes que realizó el artista mientras vivió en París. Se trata de una etapa en la que se enamoró del entorno urbano de la ciudad y se centró en los artistas callejeros, vagabundos, parejas de amantes junto al Sena, manifestaciones y carteles publicitarios. También recoge las instantáneas que hizo cuando conoció a la bailarina Vali Myers y a sus amigos, con los que adoptó un enfoque radicalmente nuevo y personal que le llevó a fotografiar a los bohemios del barrio Saint Germain-des-Prés, principalmente durante la noche.
Beethovenstraat, Amsterdam. 1967

En la exposición destaca también la sección Ámsterdam, donde se encuentran los trabajos realizados en su ciudad natal, en la que se dedicó asiduamente a la fotografía callejera y donde desarrolló su interés por los jóvenes rebeldes y los personajes atípicos. Durante su estancia en la capital holandesa filma para el Stedelijk Museum la exposición Dylaby. Además, realiza Welkom in het leven, lieve kleine (Bienvenido a la vida, pequeño), su primer largometraje documental para la televisión, película autobiográfica que muestra a su esposa embarazada y a su hijo mayor, así como su barrio de Nieuwmarkt; En esta sección también se incluyen sus películas Lieverdjes (Cariños, 1963) y Fietsen (Ciclismo, 1965).
Público en un concierto de la Lionel Hampton Big Band, Concertgebouw, Ámsterdam. 1956
Un amigo de Ed van der Elsken le llevó a un concierto de jazz, estilo musical que se estaba poniendo de moda en el Ámstedam de la década de los cincuenta. El fotógrafo se hizo asiduo, se enamoró de estas melodía y creó uno de sus libros titulado Jazz con las instantáneas tomadas entre 1955 y 1959. Su pretensión era transformar la música en imágenes y lo logra con las fotografías de algunos de los jazzistas más famosos: Duke Ellington, Chet Baker, Lionel Hampton o Ella Fitzgerald, entre otros, en las que sus gestos suenan. Su intención era que las imágenes horizontales aludieran a las notas sostenidas de la trompeta o el saxofón y las verticales recordaran a las teclas de un piano.
En 1970, van der Elsken abandona Ámsterdam para instalarse en una granja, próxima a Edam. La película De verliefde camera (La cámara enamorada, 1971) se centra sobre todo en los encargos hechos en el extranjero para la revista Avenue. Asimismo, realiza una serie de imágenes tituladas Avonturen op het land (Aventuras en el campo, 1980) como homenaje a la flora y fauna y a los habitantes de los alrededores de su granja en Edam en las diversas estaciones. También publicó un libro con el mismo título.
Japón, otra de sus secciones más representativas, incluye las fotografías tomadas durante su primera visita a Tokio a finales de los años cincuenta, que muestran temas típicamente japoneses, como los luchadores de sumo, las inclinaciones al saludarse y los increíbles empujones que suelen producirse en las puertas de los vagones de tren. Van der Elsken no sólo fotografió costumbres recatadas y actitudes educadas, sino que también inmortalizó la incorporación de este país al consumismo y la cultura juvenil. Los transexuales se divierten palpablemente mientras miran seductoramente al fotógrafo. Van der Elsken hizo un total de quince viajes a Japón, cuyos habitantes, su cultura y sus valores y costumbres tradicionales le resultaban fascinantes. En Tokyo Symphony se exhibe la presentación audiovisual sobre esta ciudad, en la que van der Elsken trabajó en la última etapa de su vida. Se trata de un proyecto que se terminó póstumamente utilizando sus diapositivas en color y sus grabaciones de audio y que se mostró por primera vez en 2010.

Cuatro chicas en un ritual de ablación del clítoris, Ubangui-Chari, África Central. 1957

La exposición se cierra con Bye, dedicada a su última película, y en la que el fotógrafo ejerce de protagonista y de cámara. El tema principal es el cáncer en fase terminal que le diagnostican en 1988 y que decide documentar a través de un relato donde explica el progreso de su enfermedad. Se trata de un autorretrato personal e íntimo en el que el fotógrafo expresa abiertamente su tristeza, su miedo, su dolor y su ira.

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