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sábado, 12 de febrero de 2011

2011 es un año especial

Cada vez uso más mi portátil. Sobre todo desde hace 3 o 4 años. Creo que ya he comentado en alguna ocasión que, por cuestiones de trabajo, tengo que asistir a bastantes reuniones. En las reuniones europeas se empezó a poner de moda asistir con portátiles. Parecía un signo de modernidad luego si no llevabas uno eras un antiguo. De hecho empecé a observar un curioso fenómeno. La gente llegaba muy pronto a las reuniones. ¿A que se debía? Por entonces, y todavía ahora, raro es el portátil cuyas baterías aguantan más de 3 horas continuas de funcionamiento. La gente llegaba pronto a las reuniones para situarse cerca de las tomas de corriente y poder conectar los alimentadores de sus portátiles.

Ahora ya nadie va sin portátiles a tales reuniones. Y un requisito fundamental de las salas donde se celebran es estar dotadas de varias regletas de tomas de corriente. Ese requerimiento ya esta superado. La tendencia actual es dotar a todas las salas de reuniones de conexión wi-fi situando en algún panel visible los datos necesarios para usarlas. Estoy por asegurar que en poco tiempo será otro requisito imprescindible.

Volviendo al uso generalizado de los portátiles, Descubrí que se podía sacar mucho partido usando un portátil en las reuniones. Acabé con el papel. En lugar de transportar una carpeta con los documentos que se usaban en la reunión, copiaba todos los documentos, en formato electrónico, en una carpeta del ordenador. Ordenando adecuadamente las carpetas podía tener accesibles no solo los documentos de una reunión sino todos los documentos de todas las reuniones. Esto, unido a las herramientas de búsqueda del ordenador supone una baza formidable a la hora de apoyar tus argumentos buscando la coherencia con las decisiones ya tomadas en otras reuniones pasadas de la misma serie o en otros foros relacionados.

Para completar la independencia de los papeles solo hace falta tomar las notas de la reunión sobre un documento Word. Esto facilita enormemente la preparación de informes o documentos  porque buena parte de los textos se elaboran directamente, sin necesidad de capturarlos posteriormente.

A pesar de todo todavía en algunas ocasiones hay que recurrir al bloc de notas. Sobre todo en algunas reuniones locales donde el uso del ordenador no esta tan generalizado y resulta un tanto presuntuoso el comportamiento antes descrito. Ayer fue una de esas ocasiones. Hay que reconocer que a todo se le puede encontrar el lado bueno. Gracias a tener que usar el procedimiento arcaico, me di cuenta de algo que no me pasa al escribir en ordenador porque te pone la fecha automáticamente. Ayer al tomar notas escribí la fecha. Y me di cuenta de que se trataba de un capicúa 11.2.11.

Me gustan los números. No soy numerólogo. Pero siempre, desde pequeño, me han llamado la atención las combinaciones o las propiedades de los números. Cuando, siendo adolescente, empecé a salir algunos de los chicos de mi pandilla me llamaban el calculólogo. Y no me molestaba demasiado. Ayer, al ver la fecha escrita reflexioné sobre las consecuencias numéricas de estar viviendo en 2011. Esta claro que me estoy haciendo bastante viejo. Porque si no ¿como se explica que en su momento no cayera en la bonita fecha de mi cumpleaños ocurrido hace un mes? Solo una vez en la vida se cumplen años el 11/1/11.  También será muy especial este año para los que su cumpleaños sea el 11/11/11.
Ahora que lo pienso, en una de mis entradas hablé del día del armisticio que se celebra el 11 de Noviembre recordando que a las 11 horas del 11 de Noviembre de 1918 se firmó el armisticio que significó el final de la primera guerra mundial. Este año será interesante vivir esa conmemoración. Sobre todo cuando sean las 11:11:11 horas del 11/11/11.

sábado, 13 de noviembre de 2010

El día del armisticio

Hace unos pocos años, durante un viaje a Londres con toda la familia aprovechando al puente de todos los Santos, hubo un detalle que nos llamó la atención. Vimos mucha gente por la calle que lucía en la solapa una especie de flor de papel de color rojo. Cuando los chicos me preguntaron por su significado no supe qué contestarles.

Recuerdo ahora este hecho al leer una noticia sobre la reciente celebración en Corea del Sur de la  cumbre del G20. Al coincidir con el 11 de noviembre, se menciona que varios de los líderes asistentes depositaron una ofrenda floral en el monumento conmemorativo de la Guerra en Seúl.

El 11 de noviembre es el Día del Armisticio. En España no se celebra porque, afortunadamente, por los avatares de la historia en los que no me voy a detener ahora, España no participó en la Primera Guerra Mundial. Es la excusa que puedo aducir para justificar, hasta ahora, mi desconocimiento sobre el significado de las “paper poppies” en las solapas de los ingleses.

El día del armisticio conmemora la finalización de la Primera Guerra Mundial que terminó en 1918, el día 11 del mes 11 a las 11 de la mañana. En aquel momento se hizo efectivo el armisticio que los alemanes y los aliados  habían firmado horas antes en un vagón de tren situado en el  bosque de Compiègne,  cercano a la localidad francesa de Rethondes.

Desde entonces, cada 11 de noviembre, en muchos países europeos, millones de personas guardan dos minutos de silencio a las 11:00 GMT para conmemorar a los caídos durante la Primera Guerra Mundial y, por extensión, en todos los conflictos posteriores.  Aunque durante algunos años tuvo un carácter de exaltación del ejército, cada vez se ha convertido mas en un día de recuerdo y reconocimiento  del valor y el servicio prestado por los combatientes, de los caídos civiles y militares. También es un día de reflexión sobre la crueldad y las terribles consecuencias de las guerras.
¿Cuál es la explicación sobre la elección de las amapolas de papel como símbolo en las solapas? Al parecer, esta flor fue una de las pocas especies que empezaron a florecer en las arrasadas tierras del norte de Francia y Bélgica  donde se libraron las últimas batallas de la Primera Guerra Mundial, tras finalizar el conflicto. Durante los primeros días de noviembre las amapolas son distribuidas por la Royal British Legion” a cambio de un donativo. Esta institución se encarga desde 1921 de apoyar a antiguos combatientes necesitados.