Todos
estamos familiarizados con este título. Al menos en mi época de juventud se
encontraba entre los “clásicos” que leíamos durante la adolescencia. Por otra
parte, la obra de Robert Louis Stevenson ha sido llevada repetidamente al cine
y la televisión aunque, al menos en mi opinión, la mejor de todas las
adaptaciones sigue siendo la dirigida por Victor Fleming en 1934. Por ello me
ha resultado sorprendente conocer que en la Fundación March hay una exposición
bajo este título que no tiene nada que ver con aventuras de piratas.
En
realidad se trata de una ambiciosa muestra sobre arte británico que pretende
llenar las lagunas que sobre el mismo tenemos en nuestro entorno. En esta
situación, fácilmente reconocemos las influencias y logros artísticos italianos o franceses que, como
mínimo, consideramos más relevantes que los procedentes de la Gran Bretaña. Con
el fin de corregir esta realidad, la aspiración de los promotores de esta
exposición es aumentar el conocimiento del público español sobre la historia de
las artes plásticas en el Reino Unido durante los últimos cinco siglos.
Para
ello se han reunido obras provenientes de unos 80 prestadores, fundamentalmente
británicos, pero que incluyen también museos y coleccionistas privados de
Portugal, Suiza, Estados Unidos, Alemania y España. Gracias a este esfuerzo es
posible hacerse una idea de la extraordinaria dimensión y la vitalidad que
conocieron las diversas manifestaciones artísticas en Gran Bretaña a partir de
la iconoclastía introducida por la Reforma protestante del siglo XVI y hasta el
siglo XX. Descubrimos así una vigorosa tradición visual que hasta ahora no
había sido fácil para nosotros conocer en toda su variedad y amplitud.
Y
ya resulta comprensible la razón del titulo de la exposición. La isla (Gran
Bretaña) no está explorada del todo por nuestra parte. Y tiene un tesoro -el de
su arte- que, como casi todos los tesoros, está aún medio oculto, por
descubrir. Para ello se ofrece una panorámica de esa tradición, frecuentemente desconocida,
de más de cinco siglos. La exposición presenta artistas británicos famosos y
otros menos conocidos, nativos e importados, organizándolos en siete secciones
que dibujan una serie de aspectos del arte británico durante cada época.
1 Destrucción y Reforma 1520-1620
Hans Holbein. Sir Thomas Wyatt |
Enrique
VIII es un importante benefactor de las artes y la enseñanza, así como
compositor y poeta por mérito propio. El ilustrado mecenazgo que dispensa al
pintor alemán Hans Holbein coincide con su ruptura con Roma, que le permitirá
divorciarse de su esposa española,
Catalina de Aragón, y casarse con Ana Bolena. Para trabajar junto a Holbein
llegan a Inglaterra otros destacados artistas europeos, entre ellos el
florentino Pietro Torrigiano, contemporáneo de Miguel Ángel en la Academia
Lorenzo de Medici. Hasta principios del siglo XVIII en el ámbito de las artes
plásticas británicas predominarán los artistas extranjeros.
En
deuda directa con las miniaturas de Holbein y con su sutil estilo pictórico
están los grandes miniaturistas isabelinos y jacobinos Nicholas Hilliard e
Isaac Oliver. Las diminutas imágenes, pintadas sobre vitela pegada en
fragmentos de barajas de cartas, se montaban normalmente dentro de preciosos
relicarios y servían para el lucimiento de unos pocos elegidos que los llevaban
a modo de joya.
La
figura principal de la pintura isabelina tardía es Marcus Gheeraerts II,
miembro de una dinastía de artistas de Brujas llegados a Inglaterra en la
década de 1560 como refugiados religiosos. Gheeraerts fue probablemente el primer
pintor que trabajó sobre lienzo en Inglaterra; hasta ese momento los artistas
pintaban sobre tablas de madera.
William Larkin. Lady Thorhagh |
2 La Revolución y el Barroco 1620 – 1720
Bajo
el reinado de Carlos I se produce un resurgimiento del mecenazgo regio.
La
figura clave es Anthony van Dyck, pintor nacido en Amberes que se afinca en
Londres en 1632. Van Dyck lleva a Inglaterra un sofisticado estilo pictórico
que muestra el impacto de la pintura de Tiziano. Los retratos de tonos
plateados que realiza Van Dick del rey y la reina y de otras figuras destacas
de la sociedad inglesa traen a la memoria un mundo brillante pero cerrado,que
se aísla peligrosamente de amplios sectores de la sociedad,.
Cuando
estalla la guerra civil en 1642, Carlos traslada su corte a Oxford. La otra
ciudad universitaria importante, Cambridge, se convierte en un baluarte para
los poderes parlamentarios. Durante este periodo de exilio surge un gran
artista londinense, el pintor William Dobson. Sus retratos muestran la
influencia de Van Dyck en la pincelada segura y resuelta, pero además poseen
una calidad propia mas rotunda. Mientras Dobson pinta a los partidarios de
Carlos, en 1643 el iconoclasta William Dowsing recibe el encargo del Parlamento
de retirar las imágenes prohibidas de las iglesias de los condados del este del
país.
James Thorhill. St. Paul preaching at Athens |
Hacia
finales del siglo XVII se aprecian los primeros signos de un mundo artístico
comercial, y con él la diversificación de estilos artísticos. Los paisajes de
Jan Siberechts ofrecen una imagen detallada de una nación con una economía
floreciente y una creciente confianza política y militar. Esta confianza
también queda plasmada en los grandes proyectos decorativos que se encargan
para dos de los edificios barrocos de Christopher Wren: la catedral de San
Pablo y el Royal Naval Hospital, ambos llevados a cabo por un inglés, James Thornhill.
3. Sociedad y Sátira 1720 - 1800
William Hogart. La carrera de la prostituta |
Arthur Devis. Mr. and Mrs. Hill |
La
demanda de retratos empieza a ser mucho mayor y a finales de siglo el paisaje
se configura también como un género más importante que los temas históricos.
Algunos artistas como Thomas Gainsborough y Thomas Lawrence exigían precios muy
altos por sus obras. El epicentro de este comercio es Londres, de modo que
artistas de otros lugares de Gran Bretaña -es el caso del pintor escocés AllanRamsay- se ven obligados a trabajar allí para ejercer su profesión.
4 Paisajes de la Mente 1760 - 1850
En
sus inicios el desarrollo del arte paisajístico británico estaba muy influido
por el gusto aristocrático por la obra clásica del pintor francés del siglo
XVII Claude Lorrain. En la década de 1750 el artista galés Richard Wilson viaja
a Italia para estudiar la región de la Campagna, cerca de Roma; a su regreso a
Gran Bretaña, comienza a pintar lienzos al estilo de Lorrain.
John Martin. Joshua commanding the Sun |
El
arte de finales del siglo XVIII manifiesta una fuerte inclinación científica.
Los famosos cuadros de caballos de George Stubbs están basados en las
disecciones equinas para su estudio La anatomía del caballo. Muy interesante,
por anticipador, es el caso de Joseph Wright of Derby, uno de los pocos
pintores que crean imágenes de la Revolución Industrial y de los avances
científicos de la época.
Quienes
se oponen a la Royal Academy y al gusto establecido, a menudo están
comprometidos con la idea de la pintura de historia y pretenden que las
exposiciones se lleven a cabo en edificios públicos. El radical más locuaz es
el artista escocés y republicano James Barry, expulsado de la Academia durante
las guerras napoleónicas.
WilliamBlake, defensor de Barry, apoya opiniones similares, aunque, como evidencian
sus abundantes imágenes bíblicas, parecía más interesado en asuntos
espirituales. En el caso de Henry Fuseli encontramos a un erudito artista
extranjero que se autoproclama republicano en política pero conservador en el
arte. Al igual que Barry y muchos otros artistas, Fuseli realiza una serie de
cuadros de gran tamaño para la Shakespeare Gallery de John Boydell en Pall
Mall, que se hicieron muy populares a través de estampas.
5 Realismo y Reacción 1850 - 1900
La
era victoriana presencia un enorme crecimiento de las instituciones artísticas.
Se inauguran la National Gallery, el Victoria and Albert Museum y la Tate
Gallery, Junto con las escuelas de arte y diseño que también se abren por todo
el país, los nuevos museos y galerías asumen la misión de mejorar el gusto de
la nación, y con ello, eso se esperaba, su moralidad y su productividad
económica. Gran parte del arte del siglo XX concuerda con la seriedad de estas ambiciones,
desde la preocupación prerrafaelita por la "fidelidad a la
naturaleza", pasando por las cruzadas de John Ruskin y William Morris para
cambiar el arte y la sociedad, hasta el esteticismo extremo de Dante Gabriel Rossetti, James Abbott McNeill Whistler y otros más avanzado el siglo. Los
efectos de la industrialización que empiezan a manifestarse de modo patente
complican esta tarea y generan un debate abierto, a menudo de gran virulencia,
sobre el papel del arte.
Dante Gabriel Rossetti. Proserpine |
El
alejamiento de la ideología religiosa en favor de la científica y utilitaria a
lo largo de la era victoriana anima mucho a artistas a adoptar una
"religión del arte" evidente en la transición hacia el esteticismo,
el simbolismo y, en el caso del efímero Aubrey Beardsley, hacia una exquisita y
oscura decadencia. El
americano Whistler fue el más brillante exponente de estas ideas, que plasma en
diferentes escritos sobre arte, en los que desafía a quienes le criticaban por
encontrar la belleza en la forma y el color, sin recurrir a constricciones
narrativas y morales. Otro artista americano, John Singer Sargent es uno de los
artistas que lleva las técnicas impresionistas a Gran Bretaña. A finales de
siglo, el arte británico se halla, de un modo fascinante, en la cúspide de una
nueva era.
6 Modernidad y Tradición 1900 - 1940
Uno
de los seguidores de Whistler es el pintor anglo-danés Walter Richard Sickert.
A finales del siglo XIX pasaba largas temporadas en París; más tarde se instala en Londres, donde se convierte en la
figura principal de un grupo de artistas llamado Camden Town Group. Pintan
escenas cotidianas que reflejan la miseria que los rodea. Por su parte, los
artistas del Grupo de Bloomsbury, como Duncan Grant, pintan su propio entorno
de clase media y tratan de salvar las distancias que hay entre las bellas artes
y el diseño de alfombras, mobiliario y otros objetos. Asimismo encontramos
artistas fascinados por los aspectos industriales de la vida del siglo XX, que
buscan el estilo adecuado para abordar estos temas. Spencer Gore, del Camden
Town Goup, plasma en un estilo postimpresionista el ferrocarril de su lugar de
residencia, la recién creada localidad de Letchworth. Los artistas vorticistas,
encabezados por Lewis, elaboran la revista Blast, que despliega un agresivo ataque
a la cultura británica muy en consonancia con su radical tipografía.
Ben Nicholson. Painting 1937 |
En
1939, una vez más, la guerra irrumpe en la escena artística británica; de nuevo
los artistas se alistan y a menudo se convierten en artistas de guerra. Las
escenas de dirigentes militares y científicos que retrata Meredith Frampton
poseen una intensidad surrealista que refleja las extraordinarias presiones que
Gran Bretaña padeció durante la contienda.
7 Un Mundo Feliz 1945 - 1980
David Hockney. Portarit of Nick Wilder |
La
pintura abstracta florece en St. Ives, población pesquera de Cornualles donde
Peter Lanyon y otros artistas se inspiran en el mar y en el paisaje local. El
arte más urbano y sofisticado del movimiento Op Art de Bridget Riley, y la
escultura de acero pintada de Anthony Caro colocada en el suelo, proporcionan
un aire democrático y novedoso en la sintonía del “Swinging London”.
El
auge del arte conceptual a finales de la década de los 60 coincide con la
aparición de brotes de política radical. Aunque los artistas, como Gilbert&George, Keith Arnatt, Ian Hamilton-Finlay y Richard Long, no puedan ser adscritos a una tendencia
política común, si comparten una nueva actitud hacia los materiales y las
formas de usarlos ya que emplean fotografías, videos, palos, piedras y otros
objetos que previamente se consideraban impropios del arte.
La
llegada al poder de Margaret Thatcher en 1979 impacta no solo en los ámbitos
políticos y económicos del Reino Unido sino también en lo cultural. La inmensa
pieza de Tony Cragg llamada Gran Bretaña vista desde el norte, de 1981,
elaborada con desechos plásticos, constituye una obra emblemática y en cierta
forma profética de la transformación radical que se avecina.
Tony Cragg. Gran Bretaña vista desde el Norte |