A punto de finalizar la presencia en el Caixaforum de Madrid
de la exposición "Teotihuacan, Ciudad de los Dioses", por fin he
encontrado un hueco para poder visitarla con detenimiento. Y la verdad, hubiese
sido una autentica pena perdérsela. De acuerdo con la información recibida, se
trata de la más completa realizada nunca sobre la cultura teotihuacana, con 400
piezas que incluyen algunas de las obras maestras que se han encontrado en esta
ciudad prehispánica. Las excavaciones arqueológicas en Teotihuacan continúan
hasta nuestros días, y han dado como resultado un paulatino incremento en la
calidad y cantidad del conocimiento que se tiene sobre esta ciudad.
Teotihuacan fue una de las mayores ciudades de Mesoamérica
durante la época prehispánica. Durante ochocientos años (del siglo II a. C. al
siglo VII d. C.) constituyó el centro cultural, político y religioso de una
potente civilización. Se encuentra situada en un valle rico en recursos
naturales, en los municipios de Teotihuacan y San Martín de las Pirámides,
aproximadamente a 45
kilómetros de distancia del centro de la Ciudad de
México. Sus principales monumentos —la Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna,
unidas por la Calzada de los Muertos, el bellísimo Palacio de los Jaguares o el
templo de Quetzalcóalt— son referentes de la cultura universal. Por esta razón,
fue declarada Patrimonio de la Humanidad por
la UNESCO en 2000. Hoy en día Teotihuacán es reconocida como uno de los
testimonios más sobresalientes del urbanismo antiguo y el desarrollo estatal,
por lo que es objeto de interés para los investigadores, que a través de
distintas disciplinas científicas continúan explorando su complejidad.
Las piezas que se exponen, algunas de ellas de grandes
dimensiones, revelan un elevado refinamiento y un espíritu cosmopolita, abierto
a las principales culturas de América central. Los seis ámbitos de la muestra
presentan no solo obras de arte, sino también objetos de uso cotidiano para
facilitar una inmersión lo más completa posible en aquella cultura. En la
exposición se obtiene una imagen fiel de la que supuso esta gran ciudad a
través de algunos de los aspectos más notables de su cultura: ideología, poder,
arte, sociedad, religión, guerra, tradiciones, vida cotidiana y, por supuesto,
la influencia que legó la civilización teotihuacana a las diferentes culturas
prehispánicas. Las obras proceden de los principales museos pertenecientes al
Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, complementadas con
otras procedentes de colecciones privadas, como la que el pintor Diego Rivera
reunió en el palacio de Anahuacalli.
Entre las obras que integran la exhibición, se encuentran
pinturas murales, esculturas en piedra, estatuillas trabajadas en obsidiana,
recipientes de cerámica, suntuosos ornamentos de joyería prehispánica y
máscaras rituales —algunas recubiertas de turquesa—, además de figurillas de
animales mitológicos de gran importancia en Mesoamérica, como el jaguar y la
serpiente, elaboradas en diversos materiales. Son destacables el Gran Jaguar de Xalla, una fachada escultórica (descubierta hace pocos años) que conserva gran
parte de su policromía; y el llamado Disco de la Muerte, figura en piedra que alude
al misterioso fin de esta antigua civilización.
La muestra, organizada por el Instituto Nacional deAntropología e Historia de México, sigue el recorrido planteado por el
arqueólogo Felipe Solís, comisario de la exposición y una de las máximas
autoridades sobre el mundo prehispánico, que murió un mes antes de la primera
inauguración en Monterrey. Su exhibición en el CaixaForum Madrid se enmarca en
una gira internacional que ya ha pasado, entre otras ciudades europeas, por
París, Berlín, Roma y Barcelona en las que ha recibido mas de 450.000
visitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario