martes, 20 de diciembre de 2011

Defendamos la cultura


Estamos asistiendo al relevo del Gobierno como consecuencia del resultado de las últimas elecciones generales en España. Mariano Rajoy, en su discurso de investidura ha anunciado, como ya se esperaba, fuertes recortes en los gastos estatales. Todavía no hay detalles sobre la concreción de estas medidas pero debemos estar vigilantes para que los capítulos fundamentales no sufran de manera insoportable.

Precisamente en este momento una compañera del trabajo me envía la referencia a un acontecimiento emocionante relacionado con la defensa de la cultura. El pasado 12 de marzo, Silvio Berlusconi aun estaba en el poder en Italia. A pesar de todo debió enfrentarse a una manifestación de disgusto, rebeldía y reproche de su pueblo. Italia festejaba el 150 aniversario de su creación. Con esa ocasión se representó en Roma la ópera Nabucco, de Giuseppe Verdi, dirigida por el maestro Ricardo Muti.

Nabucco está inspirada en el episodio de la esclavitud sufrida por los judíos en Babilonia. El famoso "Va pensiero" es el canto del coro de esclavos oprimidos. En Italia, este canto es un símbolo de la búsqueda de la libertad. Está claro el sentimiento patriótico de Verdi en este sentido ya que en el momento histórico en que se escribió la opera, Italia no era una nación libre sino que estaba bajo el imperio austríaco de los Habsburgo.

Volviendo al pasado 12 de marzo, Gianni Alemanno, alcalde de Roma, antes del comienzo de la representación, subió al escenario para pronunciar un discurso en el que denunciaba los recortes del presupuesto de cultura que estaba haciendo el Gobierno. Hay que puntualizar que  Alemanno es miembro del partido gobernante y, en su momento, fue ministro de Berlusconi. Esta intervención del alcalde, delante del propio  Berlusconi que asistía a la representación, produjo un efecto inesperado. Así lo relató Ricardo Muti, director de la orquesta:

"La ópera se desarrolló normalmente hasta que llegamos al famoso canto ‘Va Pensiero’. Inmediatamente sentí que el público se ponía en tensión. Hay cosas que no se pueden describir, pero que uno las siente. Era el silencio del público el que se hacía sentir hasta entonces, pero cuando empezó el ‘Va Pensiero’, el silencio se llenó de verdadero fervor. Se podía sentir la emoción del público ante el lamento de los esclavos que cantan: "Oh patria mía, tan bella y tan perdida."

Cuando el coro llegó a su fin, el público empezó a pedir un bis, mientras gritaban "Viva Italia" y "Viva Verdi". Muti no suele hacer un bis en mitad de una representación. Sólo en una ocasión, en la Scala de Milan, en 1986, había aceptado hacer un bis del "Va Pensiero". En esta ocasión Muti comento más tarde: "Yo no quería sólo hacer un bis. Tenía que haber una intención especial para hacerlo"

En un gesto teatral, Muti se dio la vuelta, miró al público y a Berlusconi a la vez, y se oyó que alguien entre el público gritó: "Larga vida a Italia!". Muti dijo entonces:

"Sí, estoy de acuerdo: "Larga vida a Italia", pero yo ya no tengo 30 años, he vivido ya mi vida como italiano y he recorrido mucho mundo. Hoy siento vergüenza de lo que sucede en mi país. Accedo, pues, a vuestra petición de un bis del ‘Va Pensiero’.  No es sólo por la dicha patriótica que siento, sino porque esta noche, cuando dirigía al Coro, mientras cantaba ‘Ay mi país, bello y perdido’, pensé que si seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia de Italia. En tal caso, nuestra patria, estaría de verdad "bella y perdida". Muchos aplausos, incluidos los de los artistas en escena.  Muti prosiguió. "Yo he callado durante muchos años. Ahora deberíamos darle sentido a este canto. Les propongo que se unan al coro y que cantemos todos el ‘Va Pensiero’"

Toda la ópera de Roma se levantó. Y el coro también. Fue un momento mágico. Esa noche no fue solamente una representación de Nabucco, sino también una declaración estruendosa del pueblo de Roma, reunido en el teatro de la capital, para llamar la atención a los políticos sobre la defensa de los valores culturales. 

Gracias a la televisión, y a Internet, ese momento mágico puede ser compartido  por todos en este enlace. También son reveladores los comentarios recogidos. Uno de ellos me ha parecido especialmente significativo. Dice: “Gracias Italia por este inspirador mensaje para todos los países europeos. No deberíamos renunciar a nuestro rico patrimonio cultural. Debemos defender nuestro derecho a una sociedad humanista al mismo tiempo que luchamos para eliminar de nuestra sociedad el cáncer creado por los especuladores.  

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