En nuestra cultura popular encontramos fácilmente referencias a las experiencias vividas en situaciones límite en las que la finalización de la vida de una persona parece inminente. Es muy común oír en tales situaciones frases como “toda mi vida paso por delante de mí en unos segundos” o “vi una luz muy brillante al final de un túnel”. Estas vivencias se corresponden por tanto con percepciones narradas por personas que han estado muy cerca de la muerte, bien como consecuencia de un accidente o de lo que los médicos definen como “muerte clínica” pero que finalmente han sobrevivido. A partir del desarrollo de las técnicas de “resucitación cardíaca” se han incrementado los casos y, según algunas estadísticas, estos episodios se darían en un 20% de las ocasiones en que se supera una “muerte clínica”.
Aunque las autoridades religiosas no se han pronunciado oficialmente sobre estos hechos, muchos creyentes interpretan estas experiencias como, al menos, indicios sino confirmación, de sus creencias sobre la existencia de un componente espiritual del ser humano, el alma, que en el momento de la muerte abandona el cuerpo físico que ha sido su soporte durante la vida humana para encaminarse a una nueva existencia espiritual en el más allá.
Hace unos cuantos días leí en Scientific American un artículo de Charles Q. Choi titulado “Peace of Mind: Near-Death Experiences Now Found to Have Scientific Explanations” en el que se relataban un conjunto de estudios científicos que se orientaban a la explicación de estas experiencias cercanas a la muerte sin recurrir a los argumentos religiosos antes mencionados.
Según se indica en el artículo, una encuesta de Gallup indica que el 3% de los ciudadanos de Estados Unidos manifiestan haber tenido una experiencia cercana a la muerte. Estas circunstancias no son únicas en USA., sino que se encuentran en todas las culturas y hay testimonios equivalentes relatados en tiempos de la Grecia clásica. Tampoco tienen que estar ligados absolutamente a una situación real de peligro de muerte inminente. Se cita otro estudio sobre 58 pacientes que aseguraban haber vivo este tipo de experiencia de los que 30 nunca habían estado en peligro de muerte aunque si habían creído estarlo.
Según Dean Mobbs, neurólogo que trabaja en uno de los institutos de investigación de la Universidad de Cambridge “muchos de los fenómenos asociados con experiencias cercanas a la muerte pueden ser explicados utilizando argumentos meramente biológicos”. A estas conclusiones llega tras un trabajo de investigación, publicado en agosto de este año en Trends in Cognitive Sciences, realizado en colaboración con Caroline Watt del Departamento de Psicología de la Universidad de Edimburgo.
Estos estudios son continuación de muchos otros que desde distintos ángulos han propuesto hipótesis para explicar las experiencias vividas por las personas en circunstancias extremas de peligro de muerte. En este artículo se comentan algunas aproximaciones realizadas desde argumentos fisiológicos y psicoanalíticos.
A través de estos enlaces se puede llegar, si se desea profundizar en este asunto, a una abundante bibliografía que en algunos casos está disponible on-line, como en estos dos ejemplos de trabajos realizados en la Universidad de Chile o en la Universidad de Virginia.
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