lunes, 28 de noviembre de 2011

Paris bien vale una misa.


Es una de las mas célebres frases acuñadas a lo largo de la historia. Se le atribuye a Enrique IV de Francia, posiblemente uno de los monarcas franceses más populares. Fue el instaurador de la dinastía de los Borbones tras suceder a Enrique III, último monarca de la casa Valois. Su popularidad le vino al acabar con la serie de guerras de carácter religioso que asolaron Francia durante buena parte del siglo XVI. Enrique participó en las mismas del lado protestante (hugonotes).  Era de educación calvinista, religión que nunca abandonó a pesar de las muchas concesiones que hizo para lograr la paz… y el trono de Francia.

La paz de Saint Germain, que en 1570 acabó con la tercera guerra de religión en Francia, fue sellada con el matrimonio de Enrique con Margarita de Valois, hermana de CarlosIX, como prueba de reconciliación entre católicos y protestantes.  Este matrimonio dio origen a la famosa “Noche de San Bartolomé” en la que los extremistas  católicos organizaron una enorme matanza de hugonotes. Enrique tuvo que convertirse al catolicismo para salvar su vida. Cuatro años más tarde, logró evadirse de la corte y, declarándose nuevamente calvinista, se puso al frente de los ejércitos protestantes.

La muerte de Enrique III en 1589 hizo recaer la Corona sobre la cabeza de Enrique; pero sólo fue reconocido por los hugonotes, Finalmente su candidatura al trono fue asumida por todos pero con la condición de que abrazara la fe católica.  Enrique,  en un acto de realismo político, aceptó ese sacrificio personal, que daba paso a un periodo de paz. Fue en ese momento cuando pronunció la célebre frase “París bien vale una misa”, significando que el Trono de Francia bien valía aceptar un cambio de fe.

Para solucionar el problema religioso promulgó el edicto de Nantes por el que concedía libertad religiosa a los hugonotes, con limitadas restricciones. Desde ese momento, su objetivo fundamental será el desarrollo de la actividad agrícola, la industria y el comercio, produciéndose un espectacular crecimiento. Murió asesinado finalmente por un fanático religioso católico, que no le perdonaba su pasado hugonote ni los acuerdos de paz con esa confesión. Era el año 1610 y  comenzaba el gran siglo de oro de Francia.

Nadie puede negar que Paris es una ciudad maravillosa que, por si misma, hace aceptable el significado de la famosa expresión. En caso de duda se puede acceder a este enlace y contemplar Paris desde la vertical de la Torre Eiffel. Verdaderamente Paris bien vale una misa.

1 comentario:

  1. que genial seria vivir en paris menos mal que si viajo a estados unidos o a Paris no me enrredare porque se hablar frances y el ingles y tambien tengo acento españolete CONOCERE LA TORRE ISFFEL EN UNA SEMANA MUAKKKK!!!!!!!

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