El pasado 6 de agosto, a las 7:32 ,
hora española, El vehículo robotizado Curiosity aterrizó en la superficie de
Marte. Se coronaba así, con éxito, la odisea de esta maravilla tecnológica que
fue lanzada al espacio el 26 de
noviembre de 2011 mediante un cohete Atlas V 541. “Bienvenidos a Marte”, ha
sido el saludo del director del centro responsable de la misión del Curiosity,
Charles Elachi. Pocos minutos después han llegado las primeras imágenes al
centro de control en California. Son en blanco y negro y de escasa calidad,
pero demuestran que los equipos han llegado en estado correcto para realizar
sus cometidos. Para celebrarlo, los ingenieros y científicos de la misión han
estallado en aplausos, vítores, lágrimas, abrazos y euforia generalizada.
Toda esta tensión tiene su origen en
el suspense creado en la última fase del viaje conocida como “Los siete minutos
de terror”. Se trata de una seria de
complicadas maniobras con ingeniosos procedimientos y dispositivos, que tienen
como objetivo situar suavemente el robot sobre la superficie de Marte partiendo
de un estado de entrada en la atmosfera del planeta a una velocidad de 20.000 Km . Por hora. En
este video se explica con todo detalle el proceso del descenso. “Los siete
minutos del terror se han convertido en los siete minutos de triunfo”,
manifestó el director científico de la NASA, John Grundsfeld. A través de
Tweeter, cientos de miles de seguidores han sido informados de cada
eventualidad de la maniobra del descenso hasta que, finalmente, este mensaje ha
confirmado la llegada exitosa a la superficie de Marte.
En las primeras imágenes que ha
enviado el Curiosity tomadas con una
cámara gran angular se aprecia el horizonte de Marte en el cráter Gale, en un
entorno rocoso, lugar donde ha aterrizado el robot. El vehículo tiene que
desplegar sus equipos antes de enviar buenas fotografías en color, lo que puede
tardar varios días. Además, los técnicos ya han avisado de que, al ser una nave
muy compleja, pasarán semanas antes de que empiece la misión propiamente dicha,
tras comprobar exhaustivamente el funcionamiento de todos sus instrumentos.
El Curiosity es el vehiculo más complejo que haya llegado jamás al suelo
de Marte en el que se han volcado la mayor capacidad tecnológica disponible actualmente.
Nunca se había hecho algo tan arriesgado y difícil en Marte como esta maniobra
de aterrizaje. La transmisión de las señales enviadas, que tardan 13,8 minutos
en llegar a la Tierra a la velocidad de la luz, supone otro alarde de la
ciencia y la tecnología. Para lograrlo ha sido necesario sincronizar las
orbitas y antenas de dos satélites de la NASA (Odyssey y MRO), situados desde
hace varios años en la órbita de Marte. Todo el esfuerzo y los recursos
implicados en esta misión tienen cuatro objetivos fundamentales que deben ser
cumplidos en los próximos 23 meses: Determinar si existió vida alguna vez en
Marte, caracterizar el clima de Marte, determinar su geología y prepararse para
la exploración humana de Marte.
Aunque se trata de un logro básicamente
norteamericano, los directivos de la misión Curiosity de la NASA han elogiado
la cooperación internacional demostrada en el proyecto y concretamente la
participación española, que se ha reflejado en la aportación de la estación
meteorológica de que va dotado el robot. Este componente ha sido desarrollado
por el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA). Además, la antena de alta ganancia
del Curiosity, todavía sin desplegar, es obra de las empresas EADS CASA y Sener
y en la maniobra de aterrizaje ha participado la Estación de Robledo de Chavela
(Madrid), operada por INTA, que forma parte de la Red de Espacio Profundo de la
NASA.
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