La coincidencia de
fiestas del 1 y 2 de Mayo en Madrid ofrece la oportunidad de múltiples
actividades. Este año la inestabilidad atmosférica nos ha condicionado a los
temerosos de vernos sorprendidos por una “terrible tormenta” en el campo. Pero
aún quedaban muchas otras cosas que hacer en Madrid. Ya hacía tiempo que estaba preocupando con perder la ocasión de visitar la exposición de MarcChagall en el Thyssen, aunque aun permanecerá allí hasta el 20 de mayo. Así que
decidí acabar con la comezón durante el puente.
La verdad es que
trata de una gran exposición, la primera retrospectiva que se hace en España de
este artista con obras procedentes de colecciones del todo mundo, como El MoMA y el Guggenheim de Nueva York, la
Kunsthaus de Zürich, el Kunstmuseum de Berna, el Stedelijk Museum de Amsterdam,
el Tel Aviv Museum of Art y la Tate Modern de Londres.
Marc Chagall, de
origen judío, nació en 1887 en Vitebsk, una pequeña localidad de Bielorrusia.
En la exposición se contemplan muchos cuadros ambientados su ciudad natal.
Posteriormente vivió en París donde entró en contacto con artistas de la
vanguardia de la pintura europea, pertenecientes a los movimientos cubistas,
fauvistas, constructivistas y suprematistas, sin llegar a vincularse estrictamente a
ninguno de ellos. Después pasó por
Berlín, y Moscú recalando finalmente en
Saint-Paul de Vence, un pueblo de la Provenza francesa donde murió en 1985. En la exposición,
dividida entre las sedes del Museo
Thyssen- Bornemisza y la Fundación Caja Madrid, encontramos, siguiendo un orden
cronológico, un buen puñado de obras
reunidas para repasar toda la trayectoria vital de Chagall. Considerado
como un creador singular, de los más
importantes del siglo XX, con un estilo personal e inconfundible, ocupa un
papel protagonista en la historia reciente del arte. Su peculiar e impensable
mezcla de colores, así como el universo de los temas y personajes que
protagonizan sus cuadros, lo convirtieron en un claro precursor del
surrealismo.
Personalmente, la
exposición me ha parecido excelente. Hacía mucho tiempo que no veía juntas
tantas obras de este autor. He tenido que hacer memoria para recordar la visita
realizada a la Fundación Maeght a principios de los años 80 del pasado siglo.
He de reconocer que ya entonces quedé impresionado por el personalísimo uso que
Chagall hace del color y que, al volver a percibirlo ahora en sus cuadros, me ha
provocado la misma sensación de desasosiego que entonces. Desde luego es una
exposición muy recomendable. El que tenga imposibilidad total de visitarla
aún cuenta con el consuelo de la visita virtual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario