jueves, 31 de mayo de 2012

Un país condenado a la pobreza



Europa, la vieja Europa se convulsiona. La Europa de los filósofos, de los artistas, la cuna del Renacimiento, la de los grandes pensadores y escritores parece ahora únicamente la Europa de los mercaderes. Tenemos ante nuestras narices un proyecto de unión entre los pueblos europeos en riesgo de fracaso absoluto porque los únicos valores que se reconocen y se respetan son los económicos. ¿Adónde nos llevan los líderes de las naciones poderosas de Europa? ¿Dónde están los pensadores del auténtico ideal europeo?

Por extraño que parezca, en este momento convulso de la historia, todavía quedan pensadores. Todavía existen personas que se elevan sobre las miserias del dinero y otean el futuro de la sociedad. He aquí un ejemplo notable. Günter Grass, Premio Nobel de Literatura y Premio Principe de Asturias de las Letras en 1999, publicó el pasado sábado un poema titulado “Europas Schande” ("La vergüenza de Europa") en el periódico Süddeutsche Zeitung. En doce estrofas pareadas el gran escritor, de 84 años, arremete contra la política europea, encabezada por Angela Merkel, aplicada en Grecia. El autor de “El tambor de hojalata” critica duramente las estrictas medidas de ahorro impuestas al país heleno y  acusa a Europa de dar a Grecia la copa de cicuta, en alusión al destino del gran filósofo Sócrates, y de abandonar al país que sirvió de cuna a la civilización europea.

Günter Grass destaca la importancia cultural e histórica de Grecia, muchos de cuyos tesoros culturales ya le han sido arrebatados y se encuentran hoy en manos de sus jueces: "País condenado a ser pobre, cuya riqueza adorna cuidados museos: botín por ti vigilado", dice en sus versos. Además, recuerda el pasado intervencionista alemán en tierras griegas: "Los que invadieron con armas esa tierra bendita de islas llevaban, con su uniforme, a Hölderlin en la mochila".

Ojala esta llamada de atención de un alemán, un europeo prestigioso, aclamado por su prodigiosa producción literaria llegue a tiempo de detener lo que puede significar el inicio de la caída de Europa. No esta el mundo para enfrentarse al futuro sin unidad. Si queremos mantener, y desarrollar, los valores que Europa ha construido durante siglos difícilmente lo conseguiremos debilitándonos a nosotros mismos. Al documentarme para este texto he encontrado una muy interesante aportación de Jordi Ortega, casualmente también filósofo, que en su blog publica un artículo titulado  Los deudores retan a los acreedores en el que, partiendo del poema de Grass, realiza un análisis de gran calado. Para mí está muy claro. No es la hora de los economistas. Es la hora de los pensadores. Sin ellos estamos perdidos.  

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