sábado, 5 de mayo de 2012

Haz el amor y no la guerra


Lisístrata es una conocida comedia de Aristófanes escrita hace ya 25 siglos. Su argumento es muy original. Lisístrata, es una mujer ateniense que, harta ya de no ver a su marido, pues está siempre en batalla, decide reunir a las mujeres de toda Grecia para plantearles una solución con el fin de acabar con la guerra del Peloponeso. Su idea consite en llevar a cabo una huelga de sexo. En un primer momento las mujeres se escandalizan pero, posteriormente, aceptan y pactan un juramento por el que se comprometen a excitar a sus maridos pero no practicar el sexo con ellos. Cada mujer se encarga de propagar el juramento por todas las ciudades de forma que ningún hombre podrá satisfacer sus deseos sexuales. Tras muchos avatares, finalmente, desde Esparta acuden unos embajadores para firmar la paz con Atenas, pues el deseo sexual de los combatientes es tan grande, que supera su ardor guerrero. Así cada hombre se va con su mujer resultando ellas felices por  acabar con la guerra, y ellos felices por satisfacer sus apetitos.

Esta historia tan lejana en el tiempo ha tenido una repetición recientemente en Filipinas. En la isla de Mindanao,  la rebelión separatista ha estado presente desde los años 70. Las familias de la localidad de Dado, desplazadas como consecuencia de la violencia desatada, trabajan desde 2008 para reconstruir su comunidad con la ayuda del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas. Dentro de este programa, ACNUR creó una cooperativa de costura en la que participaban muchas mujeres. Pero una serie de acciones violentas cortaron las vías de comunicación de la zona, lo que impedía que pudieran entregar sus productos. Entonces las mujeres de la cooperativa decidieron usar sus mejores armas para poner fin a la violencia. Se negaron a mantener relaciones sexuales con sus maridos hasta que se comprometieran a dejar de luchar. 

Pocas semanas después del comienzo de la huelga de sexo, los informes del ACNUR señalaron que la carretera principal del pueblo se había vuelto a abrir tras el cese de los combates. Gracias a ello, las mujeres de la cooperativa de costura, junto con otros aldeanos, fueron capaces nuevamente de distribuir sus productos y retomar la tarea de reconstrucción de  la economía local. Así se manifiesta en este video. Parece difícil que estas mujeres se inspiraran en la obra de Aristófanes por lo que debemos concluir que descubrieron la misma solución que Lisístrata de forma independiente 25 siglos mas tarde.

Me he encontrado algunos ejemplos, relativamente recientes, de iniciativas similares. En 2006 en la ciudad colombiana de Pereira, famosa  la violencia que allí se da relacionada con el tráfico de drogas, las esposas y novias de los miembros de las bandas llevaron a cabo una huelga de sexo para lograr que sus parejas entregaran las armas y cambiaran su forma de vida. Otro caso similar ocurrió en Kenia cuando en 2009 miles de mujeres se comprometieron a iniciar una huelga de sexo en protesta contra los líderes del país cuya actitud amenazaba con revivir el sangriento caos que convulsionó el país africano en 2008.

No tengo referencia de ningún caso semejante ocurrido en España pero no cabe duda que sentimientos parecidos existen entre las mujeres españolas. Una muestra clara se da en una de nuestras más hermosas zarzuelas. En Gigantes y Cabezudos, escrita por Miguel Echegaray y Eizaguirre y musicalmente compuesta por el maestro Manuel Fernández Caballero, hay un coro de mujeres mañas que cantan:
Si las mujeres mandasen
Si las mujeres mandasen
En vez de mandar los hombres
Serian balsas de aceite
Los pueblos y las naciones
Los pueblos y las naciones
Si las mujeres mandasen

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