sábado, 19 de febrero de 2011

La singularidad que viene

La portada del ultimo número de la revista TIME me ha resultado de lo mas inquietante. Un gran titulo anuncia 2045: El año que el hombre se hace inmortal. Esta historia de portada se desarrolla en el interior en un extenso artículo en el que se explican las razones y consecuencias de lo que se ha dado en llamar singularidad tecnológica.

El articulo de TIME comienza exponiendo la evidente aceleración del cambio tecnológico habido en la historia de la humanidad. Desde que se produjo la revolución agrícola fueron necesarios 8.000 años para alcanzar la revolución industrial. 120 años más tarde se inventó la bombilla eléctrica. Desde entonces transcurrieron 90 años hasta la llegada del hombre a la Luna. Internet aparece tan solo 22 años mas tarde y en 9 años más se consigue la secuencia del genoma humano. 

También se repasa el crecimiento de la potencia de cálculo de los ordenadores que, como consecuencia del cumplimiento observado de la Ley de Moore, determina la disponibilidad de elementos tecnológicos que propician el acercamiento de forma exponencial hacia una singularidad cada vez mas próxima. 

El término singularidad tiene un claro significado matemático. En este ámbito, prescindiendo de definiciones formales precisas, se entiende que una función presenta una singularidad cuando al asignar unos determinados valores a las variables independientes aparecen en la función comportamientos inesperados.  En el campo de la física se dan fenómenos descritos como singularidades. Quizá entre los mas conocidos se encuentra el fenómeno de los agujeros negros en los que se producen singularidades en el espacio-tiempo que determinan valores extraordinarios de parámetros gravitatorios.

La singularidad tecnológica es un concepto reciente. Se basa en la idea desarrollada en 1965 por el matemático británico Irving John Good en los siguientes términos: Supongamos que existe una máquina ultra-inteligente. Se define una máquina ultra-inteligente como aquella que supera sobradamente todas las actividades intelectuales del cerebro humano. Dado que el diseño de máquinas es una de estas actividades intelectuales, una máquina ultra-inteligente podría diseñar maquinas aun mas inteligentes que ella misma lo que conduciría a un proceso de explosión de la inteligencia que dejaría muy atrás a la inteligencia humana. Esto implicaría que la invención de la primera máquina inteligente sería la última invención realizada por la especie humana.

Vernor Vinge en 1982 acuñó el término singularidad tecnológica asociándolo a la aparición de sistemas de inteligencia artificial que superarían en capacidad a la inteligencia humana. Serian capaces de producir inteligencias aun superiores que de forma exponencial generarían la singularidad en el crecimiento tecnológico.

Entre los teóricos de la singularidad tecnológica destaca Raymon Kurzweil que en sucesivos libros ha desarrollado progresivamente sus avanzadas ideas. En 1990 publicó The Age of intelligent Machines, que fue seguido en 1999 por The Age of Spiritual Machines. Finalmente, en 2005 publicó The Sigularity is Near: When Humans Transcend Biology. En ellos se describe la singularidad como el resultado del desarrollo de tres importantes tecnologías: la genética, la nanotecnología y la róbotica basada en la inteligencia artificial. Los postulados centrales de su último libro son
1.     La singularidad como punto límite de la evolución tecnológica existe y es alcanzable en el próximo futuro por la humanidad.
2.     Se esta cumpliendo la ley de avance acelerado por lo que la tecnología avanza hacia la singularidad de manera exponencial
3.     La funcionalidad del cerebro humano es medible respecto a la tecnología que puede ser desarrollada en el futuro cercano.
4.     Los avances médicos harán posible que un número significativo de los humanos de esta generación asistan al momento en el que se produzca la singularidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario