lunes, 7 de febrero de 2011

La madre exigente

Todo empezó el pasado 8 de enero cuando el Wall Street Journal publicó un artículo titulado ¿Por qué las madres chinas son superiores? Su autora, Amy Chua aunque nacida en Estados Unidos es hija de inmigrantes chinos. También es profesora de Derecho en la Universidad de Yale.  En este artículo a defendía la tesis de la superioridad de los métodos educativos de las familias chinas sobre los de las familias occidentales. Ponía como ejemplo su propio caso. Amy impuso a sus dos hijas, durante su niñez y adolescencia,  muchas restricciones como por ejemplo: No asistir a fiestas ni dormir en casa de sus compañeros, no ver la televisión o jugar con videojuegos,  sacar siempre notas superiores a notable,  solo tocar instrumentos musicales de gran dificultad como el piano o el violín.

En términos generales los padres chinos demandan mucho más de sus hijos que los occidentales. Los padres chinos exigen a sus hijos que obtengan las máximas calificaciones en el colegio porque piensan que pueden conseguirlas y, si no las logran es porque no se han esforzado lo suficiente. Estas actitudes están basadas en principios básicos de la cultura china: Los padres chinos creen que sus hijos les deben todo y por ello deben dedicar sus vidas a recompensarles obedeciéndoles y haciendo que se sientan orgullosos de ellos. Los padres chinos piensan que solo ellos saben lo que es mejor para sus hijos y por ello ignoran sus deseos o preferencias.

El mencionado artículo en el WSJ tan solo era una especie de calentamiento de motores para el lanzamiento, el 11 de enero, de un libro de la misma autora titulado La canción de batalla de una madre tigre  ("Battle Hymn of the Tiger Mother"). Tanto el artículo como el libro han levantado una enorme reacción contraria, primero en los Estados Unidos y posteriormente en Europa y se ha abierto una importante polémica sobre las bondades y desventajas de los distintos sistemas educativos.

El 17 de enero, David Brooks, uno de los más reputados columnistas del New York Times publicó en este periódico un artículo sobre el revuelo organizado por la señora Chua. Opina que en realidad esta sobreprotegiendo a sus hijas porque al exigirles una dedicación exagerada a las cuestiones académicas las mantiene alejadas de los retos realmente difíciles. Según Brooks practicar una pieza musical durante muchas horas todos los días es duro pero mucho menos que enfrentarse a una fiesta de pijamas de chicas de 14 años. La gestión de las distintas ambiciones, la negociación de las dinámicas de grupo, el buen uso de las normas establecidas, entre otras pruebas sociales, requieren esfuerzos mucho mas intensos que una sesión de tutoría de Yale. Y siendo importante adquirir los conocimientos y habilidades que forman parte de una carrera académica, lo son aun más los conocimientos adquiridos por la experiencia de la interacción con los demás. Acaba concluyendo que si Amy Chua hubiera cultivado estas habilidades habría sido capaz de anticipar las consecuencias de la publicación de sus ideas.

En cualquier caso la notoriedad alcanzada por esta profesora de Yale ha sido tal que la gran polémica suscitada ha sido tema de portada de la edición USA de la revista TIME en su número del 31 de enero. Entre muchos otros comentarios se mencionaba que al menos el debate ha puesto de manifiesto la excesiva permisividad de algunos padres norteamericanos que permiten que sus hijos desperdicien la mayor parte de su tiempo en Facebook o jugando con videojuegos en lugar de aprovecharlo para prepararse para el mundo futuro que les tocará vivir. El esfuerzo y la capacidad de adaptación serán vitales para sobrevivir en una economía global.

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