sábado, 17 de diciembre de 2011

Algunas hormigas saben contar


En muchas ocasiones la naturaleza nos sorprende de manera radical. Parece increíble, por ejemplo la capacidad de adaptación de algunas formas de vida a entornos en los que se dan condiciones extremas que, al menos en principio, parecen incompatibles con las necesidades básicas de los seres vivos. Pensemos, por ejemplo, en el desierto de Sahara. Se trata de un lugar en el que se registran las temperaturas más altas del planeta. Allí, en verano, en mitad del día,  no es extraño superar los 60 grados centígrados.

En estas condiciones se desenvuelven sin mayores problemas las Cataglyphis fortis, unas hormigas que  se han adaptado perfectamente a estas particulares y extrañas condiciones de vida. Es por ello por lo que han sido objeto de estudio por los biólogos durante muchas décadas. Se sabe que esas hormigas salen a buscar alimento al mediodía, a esa hora el calor es abrasador  y los bichos que no se refugiaron a tiempo mueren. Las hormigas salen del hormiguero y corren en todas las direcciones posibles para aumentar la probabilidad de encontrar alimento. Una vez logran su objetivo, regresan a su origen de la forma más rápida posible, o sea en línea recta, porque  si no regresan a los pocos minutos a un lugar más fresco también mueren.

Todo lo ya dicho hasta ahora resulta sorprendente pero los resultados de otros trabajos de investigación, publicados en la revista Science, son aun más asombrosos. Harald Wolf, del departamento de Neurobiología de la Universidad alemana de Ulm, junto con otros investigadores de de la Universidad suiza  de Zurich, han logrado descubrir de qué manera las hormigas son capaces de calcular la posición de su hormiguero para volver a él de la forma mas rápida.

Este equipo de científicos llevó a cabo el siguiente experimento. Un grupo de esas hormigas se sitúan  en un tubo recto a diez metros de distancia del alimento. Tras realizar el camino de ida a unas cuantas se les recortan las patas, a otras se les instalan unos zancos diminutos que alargan sus extremidades, y las hormigas de un tercer conjunto, de control, no sufren alteración alguna. El resultado confirmó la capacidad de “contar los pasos” de estas extraordinarias hormigas. Aquellas cuyas patas no fueron manipuladas, recorrieron diez metros al regresar; aquellas cuyas patas fueron acortadas se detuvieron tras recorrer aproximadamente seis metros. Finalmente, las hormigas cuyas patas fueron alargadas, caminaron alrededor de quince metros.

Los investigadores consideran que un cerebro tan pequeño como el de las hormigas no es capaz de contar de la misma manera que lo hacen los seres humanos. Piensan que deben haber desarrollado una especie de podómetro biológico que funciona como una calculadora que puede memorizar el número de pasos efectuados hasta llegar al alimento.

La descripción completa del experimento comentado puede ser consultada en este enlace

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