sábado, 17 de diciembre de 2011

¿Hablamos en castellano?


Cada vez mas, y sobre todo en entornos profesionales relacionados con las finanzas o la tecnología,  nos encontramos con palabras inexistentes en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. Podría entenderse que la velocidad endiablada de la innovación genera productos, procedimientos o situaciones tan novedosos, que además provienen de otros países, nos obligase a utilizar las palabras originales inglesas para denominarlos. Pero no es el caso. Y en muchas ocasiones el uso de estos barbarismos es absolutamente injustificado y gratuito porque existen en castellano palabras y expresiones mas que suficientes para nombrar los conceptos que se pretenden transmitir en el discurso.
¿A que se deben estos comportamientos contrarios al correcto uso de nuestra lengua? Puede que haya varias razones, pero estoy seguro que en la mayoría de los casos se trata simplemente de aparentar que se es mas conocedor, que se esta mas “en la onda” o, simplemente que se es mas pijo y/u hortera. Hace unos pocos días recibí de un amigo esta “noticia/ficción” que refleja perfectamente el problema antes descrito con fino humor e ironía. Desconozco el autor de esta diatriba pero merece todos mis respetos.

Juan Gómez Pérez, consultor de "Prais Guaterjáus an Cúper"(PGAC.), fue detenido ayer en las oficinas de esta empresa por «desafiar a los directivos, al utilizar en repetidas ocasiones un correctísimo español en su labor profesional», según consta en la denuncia presentada en la comisaría madrileña de la calle de la Luna.

El detenido, según los testigos, habría provocado diversas escenas de terror lingüístico entre sus compañeros. Los problemas comenzaron en abril, cuando Gómez Pérez llegó a la empresa e insistió en poner Jefe de producto en su tarjeta de visita, en lugar del 'Product Manager' que aparecía en las de sus compañeros.

«Desde el primer día nos extrañó su actitud», comentó Francisco de Borja Acebo-Guindaleda y Álvarez de Las Asturias, Account Manager (director de cuentas) de PGAC, pero nunca creímos que fuera a reaccionar con la violencia verbal con que se despachó después».

Un mes más tarde, durante la presentación del catálogo comercial, Gómez Pérez proyectó sobre una pantalla varias láminas que mostraban rótulos escritos en un perfecto castellano, mientras comentaba en voz alta los gráficos y cifras de la empresa en un discurso totalmente desprovisto de anglicismos.

Ante los ojos de sus compañeros -«horrorizados», según su propio testimonio- desfilaron varias decenas de frases escritas en la lengua de Cervantes sin que el consultor mostrara ningún pudor o vergüenza por lo que estaba haciendo. «El catálogo de la empresa había sido traducido y, por lo tanto, manipulado», aseguró el Managing Director (director general), Juan Jacobo O´Callaghan García-Carrizosa de Fontejudo: «Este sujeto había sustituido todos los 'markets', 'targets', 'inputs', 'slides' y 'sponsors'... por mercados, objetivos, entradas, diapositivas y patrocinadores y otros varios que fueron apareciendo.

«El resultado fue que no entendíamos nada de la presentación, provocando el desconcierto general». Además, y según consta en la denuncia, el detenido habría cambiado las palabras 'outsourcing', 'finances' y 'transactions' por subcontratas, finanzas y transacciones. «Y se había quedado tan ancho; hasta ahí podríamos llegar», comentó indignado el responsable de PGAC.

Gómez Pérez no pudo terminar su presentación, pues fue reducido por dos compañeros de la empresa -el Phone&Door Manager (recepcionista) y el Security Surveillance Officer (vigilante jurado)- y maniatado hasta la llegada de la policía municipal, que puso al consultor a disposición judicial. «Lo ha hecho para provocar»,   comentaba ayer Ramón María Antúnez de Biedma y Fernández-Malvarrosa, consultor de PGAC, refiriéndose a la actitud de Gómez Pérez.

« ¿Quién se cree que es?, ¿un Vicepresident (subdirector)? No se puede ser tan hortera.», concluyó el Manager's Ball (pelota del director). Debe tratarse de un morning-singer de three to the quarter  (cantamañanas de tres al cuarto). 

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