sábado, 17 de diciembre de 2011

El caso islandés


Conozco muy poco de primera mano sobre Islandia. Solo la he visitado en una ocasión, hace ya diez años por lo menos. Me pareció un país muy peculiar. Europeo en cierta forma pero con evidencias de la distancia física al continente. Enormemente bello con características particulares, incluso exclusivas, de naturaleza prácticamente pura. Paisajes singulares, accidentes geográficos únicos.  Y una población pequeña, apenas 300.000 habitantes, acorde con este escenario natural. Concentrada en la capital pero con algunos osados que desarrollan su existencia en el aislamiento de un entorno natural muchas veces hostil pero al que están muy bien adaptados.

Islandia suele aparecer raramente en las noticias. Su aislamiento geográfico y su pequeño peso demográfico determinan que normalmente solo es mencionada en los medios de comunicación cuando se produce algún fenómeno volcánico en su territorio. Quizá por eso no se haya prestado demasiada atención al extraordinario desarrollo de acontecimientos que se desencadenaron en este país como consecuencia de la crisis económica iniciada allá por 2008 y que todavía padecemos.

En septiembre de 2008 el Banco Glitnir, uno de los tres grandes bancos del país, fue nacionalizado debido a su delicada situación. Pocos días después ocurrió lo mismo con el Landsbanki y a las pocas semanas el mayor banco islandés, el Kaupthing se declaró en suspensión de pagos. En términos relativos al volumen de su economía, el colapso de las entidades financieras islandesas es el mayor que jamás se haya producido en la historia conocida de cualquier país. Adicionalmente la quiebra de los bancos islandeses tuvo repercusiones internacionales porque una cantidad considerable de ciudadanos y empresas del Reino Unido y los Países Bajos habían invertido en los bancos islandeses atraídos por los altos tipos de interés ofrecidos.

La crisis financiera tuvo muy graves consecuencias para la economía de Islandia. La moneda se devaluó más del 35% frente al Euro. Las transacciones en moneda extranjera se suspendieron durante semanas, la capitalización de la Bolsa se redujo en más del 90%, la inflación llegó al 14% y el producto interior bruto disminuyó en casi el 15%. Aunque quizá de forma mas aguda, estas consecuencias de la crisis no son muy distintas, al menos cualitativamente de lo ocurrido en otros países europeos.

Sin embargo lo singular de Islandia respecto al  resto de los otros países europeos ha sido la respuesta popular. Hemos vista en los casos de Italia, pero sobre todo de Grecia, como el poder político ha sido traspasado siguiendo métodos no democráticos. En Islandia, quizá favorecido por lo reducido de su población, los mecanismos usados para la transición política como consecuencia de la crisis económica, han sido un ejemplo de participación popular, empezando por manifestaciones, referéndums, elecciones y utilización de procedimientos judiciales para encausar y juzgar a los responsables de la crisis.

Hay mucha documentación sobre el caso islandés en Internet. Desde datos generales sobre el país hasta detalladas descripciones de su crisis financiera y económica y de la respuesta popular ente estos hechos. Adicionalmente, he encontrado  un vídeo en dos partes (parte 1, parte 2) en el que una profesora, de origen español, de Derecho Europeo en la Universidad de Islandia, explica el proceso en castellano. Creo que es una fuente cercana y fiable.


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