jueves, 29 de diciembre de 2011

El Hermitage en el Prado


Solo he estado una vez en mi vida en el Palacio/Museo del Hermitage. De eso ya hace muchos años. Tantos que entonces San Petersburgo, la ciudad que lo alberga,  se llamaba Leningrado. Eran los últimos años de la Unión Soviética, la época de la Perestroika y el Glasnost. El mandamás de Moscu era Mijail Gorbachov. Ahora, varias décadas más tarde he tenido la oportunidad de recordar las maravillosas colecciones de arte que atesora el Hermitage sin tener que salir de  Madrid.

Durante 2011 se ha celebrado el año dual España-Rusia. Con este motivo se han traído al Museo del Prado una selección de más de 170 obras del mayor tesoro artístico de Rusia  conservado en el Museo del Hermitage. Hay piezas arquitectónicas como el oro de Siberia, joyas creadas por Fabergé, esculturas de Rodin, Bernini o Canova y magníficas pinturas de Tiziano, Rembrandt, Renoir, Picasso, Matisse o Kandinsky.

Los fondos del Hermitage provienen en su mayoría de las colecciones de algunos de los mas destacados zares de Rusia: Pedro I el Grande,  fundador de San Petersburgo; de su nieta política, Catalina la Grande y del nieto de esta, Nicolás I. Pedro I el Grande consolidó el poder autocrático de los zares, modernizó Rusia y la transformó en una potencia europea. Fundó la Kunstkámera, o 'cámara de maravillas', el primer museo de la nueva capital, alguna de cuyas colecciones se encuentra hoy en el Hermitage. 

Catalina II fue una princesa alemana que contrajo matrimonio con el zar Pedro III y se convirtió en emperatriz tras un golpe de estado en 1762. Era ingeniosa, inteligente y ávida lectora de Voltaire y de otros filósofos franceses de la Ilustración. Catalina amaba la música, el teatro y el arte, y sentó las bases de la magnífica galería de pinturas del Hermitage comprando colecciones completas en Rusia y Europa occidental.

Uno de los aspectos que hacen del Hermitage un museo único es su colección de piezas antiguas de oro obtenidas en excavaciones arqueológicas. En la exposición del Prado se presentan armas y adornos de oro de los nómadas escitas de Eurasia (siglo –V a –III) de la colección siberiana de Pedro I, como por ejemplo este peine con escena de batalla de principios del siglo –IV, y por joyas escitas realizadas por orfebres griegos que se hallaron en cámaras funerarias de la costa del mar Negro.

La exposición muestra una importante selección de pinturas, dibujos y esculturas de los siglos XVI al XX. El Hermitage cuenta con la mejor colección de pintura flamenca del siglo XVII fuera de los Países Bajos, creada gracias a la pasión de Pedro el Grande por el arte de los holandeses. Sus sucesores, especialmente Catalina la Grande y Alejandro I encargaron obras a artistas concretos y compraron importantes colecciones. Consiguieron de esta forma impresionantes obras de pintura italiana, como El tañedor de laúd de Caravaggio presente en la exposición del Prado; española (Velazquez, El Greco, Ribera) y francesa (Poussin, Lorena, Watteau).

Los zares coleccionaban todo tipo de objetos incluyendo además, para la lujosa etiqueta cortesana, joyas y valiosas, en algunos casos escandalosamente ostentosas, piezas de orfebrería tanto de estilo occidental como oriental. Entre la colección mostrada en la exposición de Madrid destaca el Ramo de acianos realizado de forma exquisita por la afamada casa Fabergé

También esta presente en esta importantisima colección de arte suntuario la orfebrería india y centroasiática de los siglos XVII a XIX. Son piezas adornadas con piedras preciosas y esmaltes de colores, consecuencia de la fascinación por Oriente en este periodo. Algunas ingresaron en las colecciones como regalos diplomáticos y otras tras la integración definitiva de una parte importante de Asia Central en el Imperio Ruso en 1885.

Asimismo se encuentra en la magnífica exposición de El Prado una destacada representación de la colección de arte del siglo XIX y de las vanguardias europeas adquiridas por el Hermitage ya en el siglo XX. Al comenzar este siglo, la ausencia de obras representativas de los siglos XIX y XX en los fondos del Hermitage era muy notoria. Para resolver este problema, tras la revolución de 1917 se nacionalizaron las grandes colecciones de arte imperiales, aristocráticas  y privadas de Rusia. 

El Hermitage, como museo estatal, seleccionó cuidadosamente las mejores obras de los artistas más relevantes para cubrir los vacíos existentes en sus colecciones. La carencia de obras de impresionistas (Monet, Renoir) y de representantes de las vanguardias europeas (Picasso, Matisse) se subsanó en 1948 tras la disolución del Museo Estatal de Arte Occidental de Moscú.

Ea una exposición altamente recomendable para todo el que pueda acercarse al Prado. En este sitio web hay abundante información de la misma incluyendo este magnífico video interactivo.

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