jueves, 8 de marzo de 2012

Los ballets rusos de Diáguilev


Hay días que, sin un motivo claro, resultan muy pesados. Sobre todo desde un punto de vista profesional. Cuando llega la hora de comer parece que ya estas saturado. Cuando esto me pasa suelo escaparme un rato para desintoxicarme. A veces me voy a pasear a un parque. En otras ocasiones me acerco a ver una exposición. Esto me paso a principios de esta semana.

Sigo de cerca la programación del CaixaForum. Es un lugar especialmente atractivo por si mismo que, además, alberga una programación de muy buen nivel. Hace unas semanas se había inaugurado una exposición sobre los Ballets Rusos  fundados por  Serguéi Diáguilev. Así que me decidí a visitarla. La hora de la comida es especialmente propicia porque hay menos afluencia de gente y es más fácil y cómoda la contemplación de lo expuesto. He de confesar que esta visita ha sido muy instructiva.

Serge Diaghilev fue un catalizador en la vida cultural europea de principios del siglo XX consiguiendo que artistas de la talla de Matisse, Picasso, Braque o Chanel participaran en el diseño de sus vestuarios y escenografías, que servían de soporte a las obras de músicos renovadores como Ravel, Satie, Falla, Stravinsky, Prokofiev, Rimsky-Korsakov cuyas composiciones eran imterpretadas por bailarines míticos como Fokine, Nijinsky, Pávlova, Karsavina o Massine. Como consecuencia de todo ello, la compañía de danza de Diáguilev es pieza clave para entender la evolución de la danza desde comienzos del siglo XX. 

Los ballets rusos nacen en París en 1909, de una selección de los mejores bailarines del Ballet Imperial del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. En 1911 se independizan del Ballet Imperial y sobreviven por poco tiempo a la muerte de su fundador, en 1929. La muestra es un recorrido por los escenarios y los acontecimientos más importantes que protagonizó la compañía en sus veinte años de existencia que tiene su base fundamental en la colección del Victoria and Albert Museum, que conserva gran parte de los vestuarios de los Ballets, así como los decorados de seis ballets de Diaghilev, a los que ha ido sumando extensas colecciones de diseños, dibujos, grabados, objetos varios y archivos. 

Hay una parte sustancial de la muestra dedicada a documentar la relación de los Ballets Rusos con España, que en mi caso me causo una gran impresión y agradable sorpresa porque constituye una prueba más de la aportación española a la cultura europea y universal. Los ballets rusos se refugiaron en España entre 1914 y 1918, los años de la Primera Guerra Mundial. Tras pasar seis meses de 1915 en Suiza, donde se reformó la compañía, y hacer una primera gira por Estados Unidos, los ballets rusos se instalaron en España y artistas rusos, franceses y españoles se agruparon alrededor de Diaghilev y su energía creativa. Alfonso XIII respaldó a la compañía permitiendo que actuaran en Madrid y Barcelona y fueran de gira por el país. También los ayudó a regresar a Londres, a unos escenarios donde cosecharon grandes éxitos en 1918 y 1919.

Una vez firmada la paz, la compañía de Diaghilev siguió volviendo a España a actuar, y Barcelona resultó ser un punto de partida idóneo durante la década de 1920 para iniciar las giras después de cerrar las temporadas invernales en Montecarlo. Los artistas españoles fueron cobrando importancia, siguiendo la estela de Josep Maria Sert, el primer no ruso en diseñar un ballet para Diaghilev. Destacan nombres como Juan Gris, Joan Miró, Pedro Pruna y, sobre todo, Pablo Picasso. Todos ellos diseñaron decorados y vestuario y, además, ilustraron la compañía y participaron en programas especiales producidos por los ballets rusos. Compositores (el más destacado fue Manuel de Falla), directores de orquesta y bailarines españoles se incorporaron a la compañía de Diaghilev, y en 1921, por recomendación del empresario británico C. B. Cochran, una troupe de bailarines españoles presentó Cuadro Flamenco en París y Londres.

Gracias a esta exposición se rinde tributo a todos estos artistas y es posible, como ha sido en mi caso, conocer una interesante parte del legado artístico del pasado siglo. Desde luego recomiendo a todo el que tenga la oportunidad de visitar la exposición que aproveche hasta el 3 de junio para visitarla. No se sentirá defraudado. De no ser posible se puede tener una idea aproximada gracias a esta visita virtual de la misma.

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