En Bruselas radica una entidad dedicada a la custodia y estudio de las colecciones de Ciencias Naturales de la nación belga. En su museo hay 30 millones de items. Entre
los muchos objetos expuestos en el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales se encuentra un largo hueso marrón. Es el peroné de un
babuino con un pedazo punzante de cuarzo incrustado en uno de sus extremos que
probablemente fue utilizado para grabar o escribir. Lo encontró en 1960 Jean de Heinzelin de Braucourt mientras
exploraba lo que entonces era el Congo Belga, en el área africana
de Ishango, cerca del lugar donde nace el río Nilo. Recibe por ello el nombre
de hueso de Ishango. Se asocia con la presencia de humanos primitivos hace unos
20.000 años en esta zona de África. Otros
estudios afirman que esta sociedad tan sólo sobrevivió unos pocos
cientos de años antes de quedar sepultada por una erupción volcánica.
Lo
extraordinario de este objeto viene de la serie de muescas talladas, divididas
en tres columnas, que abarcan toda su longitud. Las tres columnas de muescas
están agrupadas asimétricamente. Los expertos deducen de este detalle que la
herramienta era más bien funcional que decorativa. El hueso de Ishango pudo ser
tallado para establecer un sistema de numeración. Por lo tanto la comunidad que
lo produjo pudo haber sido una de las primeras sociedades en realizar conteos.
Se
han realizado múltiples estudios intentando descifrar el significado de las
muescas del hueso de Ishango. Alexander Marshack, apoyándose en las cantidades
de muescas agrupadas y sus cadencias concluyó que esta antigua herramienta
puede representar un calendario lunar de seis meses. Claudia Zaslavsky ha
sugerido que esto puede indicar que el creador del instrumento fuera una mujer,
estableciendo una relación utilitaria entre las fases lunares con el ciclo
menstrual.
De
confirmarse tales teorías, estos calendarios lunares constituirían el uso más
antiguo de números conocido en la humanidad. John Kellermeier cree que es
evidente que existe una relación entre el pensamiento cuantitativo y el
reconocimiento de los ciclos de la Luna, los cuales están ejemplificados de
manera más directa en la menstruación, aunque también tiene aplicación en la
agricultura. Por esta razón es muy posible que sean las mujeres quienes hayan
desarrollado las matemáticas más primitivas del género humano.
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