miércoles, 29 de febrero de 2012

La importancia de la minifalda


No es que yo sea un gran aficionado a la moda ni siga las tendencias marcadas por ella. Pero desde que me he encontrado noticias como las que en esta ocasión voy a comentar estoy reconsiderando dedicar mas tiempo al seguimiento de estos temas. Hace unos pocos días finalizaba la semana de la moda de Nueva York. Y algunas sesudas publicaciones económicas se referían a ella, no solo por la importancia de la industria de la moda en el ámbito económico sino por otra razón que a primera vista parece un tanto esotérica. Se ponía el acento en el hecho de la tendencia observada hacia la reducción de la longitud de las faldas de las chicas. ¿A qué viene este gran alboroto?   

Todos sabemos la importancia de los mercados bursátiles y la gran cantidad de dinero que se puede ganar, o perder, si somos capaces de anticipar la evolución de los valores de las Bolsas. Debido a ello, durante muchas décadas se han intentado establecer factores de correlación entre la evolución de los mercados y otros muchos indicadores. Uno de los más curiosos entre éstos es el llamado índice del dobladillo (en inglés Hemline Index). Descubierto por el economista George Taylor en la década de 1920, el Índice de dobladillo parece predecir la evolución del mercado de valores basándose en la longitud de las faldas y los vestidos de las mujeres. Cuanto menor la longitud, mejor parece ser la perspectiva económica. A este respecto hay un gráfico clásico sobre datos de 1897 a 1990 desarrollado por Alan Shaw, un reputado analista técnico de Smith Barney.

Podemos destacar, a partir del gráfico, algunos detalles que parecen confirmar la curiosa teoría:

  1. Durante los alegres años veinte, caracterizados en el cine de la época por las películas sobre la ley seca y el charlestón, eran comunes los trajes rectos que mostraban las rodillas. 
  2. Con la gran depresión de 1929 se pusieron de moda las largas faldas muy por debajo de la rodilla que permanecieron hasta la segunda guerra mundial.
  3. La bonanza de los años 60 coincidió con la invención de la minifalda de Mary Quant llegando la longitud de las faldas y minivestidos a límites insospechados para delicia de los observadores y economistas.
  4. La crisis del petróleo en los años 70, nos trajo de nuevo los trajes largos y las discretas faldas estampadas llenaron los vestuarios femeninos. Fue el momento de los horrendos pantalones campana, de tan triste recuerdo
  5. En los últimos años del siglo XX hemos sido testigos de un nuevo renacer de las prendas cortas coincidiendo con otra etapa de importante desarrollo económico.

Los mismos argumentos se encuentran, ilustrados con las imágenes correspondientes, en este vídeo creado sobre el mismo tema. Estas son las razones que sustentan el optimismo desatado tras la semana de la moda de Nueva York. Ojalá el famoso índice del dobladillo se cumpla una vez más y asistamos a una gloriosa recuperación económica acompañada de muchas temporadas en las que los desfiles de moda se llenen de prendas ultracortas. Todos saldríamos ganando. 

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