lunes, 9 de mayo de 2011

El chantaje de Ryanair

A cualquiera que le preguntemos cúal es la primera línea aérea española por número de pasajeros transportados contestará que Iberia. Y se equivocará. De acuerdo con el criterio mencionado, la respuesta correcta es Ryanair. Claro que posiblemente estamos comparando manzanas con peras. Y si las peras representan a Ryanair, sería mas preciso hablar de peras podridas.

Ryanair es la primera línea aérea europea de bajo coste. A ello ha llegado a través de ofertas muy atractivas aunque, en la mayoría de los casos, engañosas. Son miles las reclamaciones que sus  clientes han presentado contra esta compañía por sus políticas abusivas. Son cientos los blogs y foros en los que los cabreados usuarios de Ryanair se despachan a gusto contra los atropellos de los que han sido objeto por parte de esta aerolínea irlandesa.

Sin embargo, aun siendo muy negativa la imagen de esta compañía, lo publicado hoy sobre ella en el diario Expansión supera con creces todas sus tropelías antes citadas. Dice la noticia: “La aerolínea de bajo coste irlandesa Ryanair ha amenazado a Miguel Sebastián, ministro de Industria, Turismo y Comercio, con cerrar de forma generalizada rutas y recortar tráfico y puestos de trabajo, si no se le retiran 65 multas impuestas que superan los 1,23 millones de euros”.

Es decir estos “empresarios” no solo tratan como basura a sus clientes, no solo incumplen las normas de la competencia, no solo se aprovechan de jugosas subvenciones para dar vida a aeropuertos que deberían estar cerrados hace muchos años, sino que se permiten el lujo de chantajear al gobierno español como si el futuro de la economía nacional dependiera de sus chapuceros vuelos.

Muy mal le deben ir las cosas a Ryanair para tener que recurrir a estas prácticas cuasi-mafiosas. Y si es así,  que quiebre. Que aun quedan muchas compañías que, aun siendo de bajo coste, tratan a sus pasajeros y empleados con una cierta dignidad. Sería desastroso que el Gobierno español cediera al chantaje de estos indeseables. Deben pagar todas las multas que se han ganado a pulso. Y las autoridades de navegación aérea, de comercio y de la competencia extremar la vigilancia de los que demuestran que no les importan nada las normas. 

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