sábado, 21 de mayo de 2011

Tesoros al alcance de la mano

La Universidad de Yale anunció la semana pasada su nueva política de “acceso abierto”. Como consecuencia de ella los estudiosos, artistas y cualquier otra persona que lo desee podrá acceder libremente a través de Internet a las imágenes de millones de objetos que forman parte de los museos, archivos y bibliotecas dependientes de esta prestigiosa universidad norteamericana.  Desde ya mismo más de 250.000 imágenes están disponibles a través de lo que denominan catálogo colectivo. El objetivo es situar en el dominio público de forma gratuita esta enorme colección de imágenes de alta calidad de los tesoros del patrimonio cultural que la Universidad de Yale atesora.

Con el paso del tiempo más y más colecciones serán digitalizadas e incorporadas al catálogo. No se requerirá la adquisición de ninguna licencia para el acceso, transmisión y uso de estos recursos. El resultado esperado es que los académicos, estudiantes, artistas y ciudadanos del mundo en general podrán hacer uso de estas magníficas colecciones para su estudio, publicación, enseñanza y disfrute.

Los tesoros de Yale que ya son accesibles bajo este nuevo régimen abarcan aspectos tan amplios como las colecciones de las que forman parte. Se encuentra por ejemplo la imagen de una estela de piedra caliza con inscripciones jeroglíficas perteneciente al Museo Peabody de Historia Natural. O la partitura escrita del puño y letra de Mozart de una sonata perteneciente a la Biblioteca Beinecke de Libros antiguos y manuscritos. También hay objetos de oro  de la isla de Java del siglo XV que forman parte de la colección de la galería de arte de la Universidad y acuarelas de William Blake incluidas en la colección de grabados y dibujos del Centro de Arte Británico de Yale.

De esta manera se produce un salto cualitativo en el acceso del público a contenidos culturales de muy alta calidad. Este vasto esfuerzo de digitalización de las amplísimas colecciones de la Universidad necesitará de muchos años hasta su finalización, pero las ventajas ya son apreciables de forma inmediata. Yale se pone a la cabeza de las iniciativas tomadas ya por muchos museos y colecciones institucionales, que han renunciado a los derechos de propiedad de las obras que poseen,  por la amplitud de su decisón que abarca a todas las instituciones culturales incluidas en el ámbito Universitario.

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