miércoles, 8 de junio de 2011

El petróleo del siglo XXI

Todos estamos de acuerdo sobre la importancia de la calidad del aire que respiramos. Es seguro que tampoco será difícil llegar a la misma conclusión sobre el agua que bebemos. Prueba de ello es el auge espectacular en el consumo de agua embotellada. En 1970 el consumo mundial fue de 1.000 millones de litros. 40 años más tarde ese consumo se  ha multiplicado por 600. Las empresas que se dedican a este negocio tienen en la actualidad un beneficio superior al de las empresas farmacéuticas.


El agua potable es un recurso indispensable para los seres humanos y los ecosistemas naturales. La dependencia del ser humano del agua potable determina una enorme lucha por poseer este preciado recurso allá donde escasea, lo que ya ocurre en varias zonas de la tierra y la tendencia es a que esta situación se extienda progresivamente. El desarrollo de la agricultura en muchas zonas del planeta y el incremento de la demanda por los procesos de industrialización de los países emergentes son determinantes a la hora de desequilibrar el balance entre oferta y demanda del agua que se convierte en un bien cada vez mas escaso.

Ya en el año 2004 se empezó a trabajar con conceptos como la huella hídrica de un país (volumen de agua necesaria para la producción de los bienes y servicios consumidos por sus habitantes) o el agua virtual (volumen de agua necesaria para producir un bien o un servicio). A partir de estos conceptos se han elaborado estudios, algunos publicados recientemente, extendiendo y actualizando estas materias.

Estos impactos no solo tienen repercusión a nivel de organizaciones dedicadas a temas medioambientales sino también en el ámbito de los negocios. Ya son muchas las empresas que reconocen los riesgos que para ellas supone la gestión del agua. En ellos no solo se incluye la escasez de la misma para sus operaciones (pensemos en CocaCola por ejemplo) sino también los riesgos causados por la contaminación (incluyendo el daño a su imagen corporativa) así como las contingencias derivadas de aplicación de una cada vez mas completa legislación sobre el uso del agua. Sobre estos aspectos hay un detallado informe, publicado en 2008, por el Instituto para la Educación sobre el Agua de la UNESCO.

Todo esto no es nada nuevo. Ahora mismo podríamos suscribir sin dudarlo demasiado esta frase: “El agua podía llegar a ser en el siglo XXI lo que ha sido el petróleo en el siglo XX”. Sin embargo la frase no es reciente. Es fácil de comprobar en este enlace que así apareció escrita en el numero de mayo de 2000 de la revista Fortune. La cuestión fundamental será como establecer en el futuro una adecuada política de distribución del agua. Hay quienes consideran el agua como un bien económico, equivalente al trigo o al café, y otros que piensan que el agua es un bien social asociado íntimamente al derecho a la vida y que como tal debe ser considerado.  

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