martes, 5 de octubre de 2010

El joven Alejandro

Leo un artículo en la revista Historia sobre Alejandro Magno. No trata de las clásicas e increíbles campañas del gran Alejandro adentrándose en Asia sino de una etapa anterior. Relata los años jóvenes del gran personaje cuando el destino le obliga a suceder, prematuramente a su padre Filipo II.

Esta capitulo de la historia comienza con la batalla de Queronea en el 338 a.C. Por aquel entonces Alejandro, que sólo tenía 18 años, ya participó en la batalla al frente de 1800 jinetes. Al mando estaba su padre, Filipo II de Macedonia. Contra ellos un ejercito coaligado de Atenas y Tebas. Filipo no deseaba destruir a los griegos, pues admiraba su cultura, pero deseaba el dominio de todas las tierras griegas. Puso de manifiesto sus dotes de estratega ganando esta batalla, que inicialmente parecía perdida. Evidenció también una gran sabiduría administrando la victoria. No humilló a los atenienses por su derrota. Al contrario, envió a Alejandro a Atenas al frente de un cortejo fúnebre para entregar a la ciudad sus hijos caídos en la batalla.

Este gesto fue seguido por un llamamiento a todas las ciudades griegas para que se unieran en torno a Filipo con el fin de crear una confederación helénica capaz de enfrentarse al imperio persa. Nació así la Liga de Corinto. El proyecto se frustró cuando, dos años mas tarde, Filipo fue asesinado por uno de sus guardaespaldas.

La noticia de la muerte de Filipo fue acogida con entusiasmo en las ciudades “cultas” que se habían resignado a ser sometidas por el macedonio. El gran Demóstenes aleccionó con su brillante dialéctica la rebelión. Pensaba que el joven príncipe Alejandro, reconocido como nuevo rey de Macedonia ante el cadáver de su padre, no sería capaz de continuar el proyecto de su padre. Se equivocó gravemente. Equilibrando sabiamente la diplomacia y la amenaza de la fuerza de sus eficaces y rápidas tropas, Alejandro pudo recomponer la situación sin necesidad de entrar en batalla. Esta demostración de energía y prudencia combinadas convenció a los griegos parea unirse de nuevo bajo el liderazgo del joven rey.

Pero aun quedaba otra sorpresa de la historia. En las fronteras de Macedonia los tracios e ilirios comenzaron una serie de saqueos. Era un problema menor pero Alejandro lo enfrentó personalmente. Corrió entonces el rumor de que había sido herido y estaba en peligro de muerte. Hay quien dice que nuevamente Demóstenes estuvo detrás de este bulo. Fue suficiente para que de nuevo estallara la rebelión. La guarnición macedonia de Tebas fue atacada y algunos soldados muertos. Esto acabó con la paciencia de Alejandro. En menos de una semana recorrió 400 kilómetros con su ejército y se plantó en Tebas. Posiblemente si la ciudad se hubiera rendido Alejandro un hubiera ido mas lejos. Pero al sentirse desapreciado por los tebanos arrasó la ciudad por completo, mató a todos sus hombres y vendió como esclavos a las mujeres y los niños.

El mensaje fue claro y definitivo. Ya no habría más levantamientos. Grecia estaba totalmente bajo el control de Alejandro. Esta situación fue la que posibilito sus campañas en Asia, seguro de que no debía preocuparse de problemas domésticos en Grecia. Alejandro Magno demostró la importancia de la unidad para ganar la fuerza. Y una magistral combinación de fuerza, ingenio y diplomacia para lograr la unidad.

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