domingo, 24 de octubre de 2010

PowerPoint y la estupidez

Leo sobre la publicación en Francia de un libro titulado algo así como “PowerPoint, el programa que te vuelve estúpido”. Su autor, Franck Frommer, critica duramente el programa de Microsoft al que hace responsable de la baja calidad de los discursos y argumentaciones que se realizan utilizando este programa como soporte visual. Llega a decir que, por culpa de este programa, la forma toma mucha mas importancia que el fondo; y lo que importa no son las ideas que se intentan transmitir sino la estética de las pantallas que se proyectan.

Estoy en total desacuerdo con este ataque a PowerPoint, porque no es mas que una herramienta. Y como tantas otras herramientas, el resultado de su uso no depende de la herramienta sino de quién la maneja. Un bisturí puede servir para salvar una vida o para asesinar a una persona. Pero en ambos casos el responsable del resultado es la persona que ha manejado el bisturí.

Tampoco cabe duda que el apoyo con esquemas, diagramas, imágenes de una disertación mejora el entendimiento de la misma por parte de la audiencia. ¿Para que estaban si no las pizarras en las escuelas? Recuerdo, por ejemplo, al profesor de filosofía de 6º de Bachiller haciendo esquemas con la tiza de los distintos modos válidos de silogismos. También me acuerdo cuando, una vez terminada la carrera, teníamos que presentar los trabajos de investigación en reuniones o congresos. Entonces todavía no había ordenadores personales y, por ello, nada similar a Powepoint. En su lugar utilizábamos retroproyectores de láminas de acetato sobre las que escribíamos/dibujábamos  a mano con rotuladores de colores. De vez en cuando había que fotocopiar sobre los acetatos fotos o esquemas tomados de algún libro usado como referencia.

Los que estábamos acostumbrados a esta forma de trabajo en el ámbito académico, incluimos de forma natural esta práctica en el entorno profesional. Porque es evidente que, como asegura el dicho popular, una imagen vale por mil palabras. Y un esquema de tus ideas proyectado como apoyo a una presentación complementa y ayuda a fijar las ideas que se intentan transmitir a una audiencia.

Con la llegada de los ordenadores personales la confección de apoyos visuales a las presentaciones, al igual que muchas otras tareas, se simplificaron enormemente. Recuerdo el entusiasmo al empezar a usar programas como Harvard Graphics, que fue pionero en este aspecto, porque se podían hacer “acetatos” de mucha mayor calidad técnica y en mucho menos tiempo que con el procedimiento manual de los rotuladores. Luego Microsoft, apoyándose en la ubicuidad de su Windows, monopolizó con sus propuestas las principales herramientas ofimáticas de productividad, incluyendo PowerPoint.

Pero PowerPoint no hace entupidos. Cuando alguien tiene las ideas claras y conoce bien el mensaje que quiere transmitir esta herramienta le ayuda a que los receptores de su discurso lo entiendan mejor y mas fácilmente. PowerPoint no convierte en brillante a alguien que no sabe bien lo que dice. Y si la audiencia queda deslumbrada por unas imágenes muy estéticas pero sin contenido, el problema esta en la audiencia, no en el orador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario