lunes, 4 de octubre de 2010

Perelman

Entro en la edición digital de El País para echar un vistazo. Casi siempre tengo la costumbre de mirar la lista de los artículos mas vistos. En la mayoría de los casos son noticias que ya conozco pero esta vez el título no me dice nada. Se titula: “El genio, el hombre, el enigma”. Lo pincho y empiezo a leerlo. Gran sorpresa, es un reportaje sobre Grigori Perelman.

Perelman es un gran personaje que  ha llamado la atención del mundo desde hace unos cuantos años. Pero normalmente en círculos mas o menos especializados. Es un matemático ruso muy brillante que logró en 2002 resolver uno de los problemas que han traído en jaque a todos los matemáticos mundiales durante muchos años: la famosa conjetura de Poincaré. Luego se ha hecho célebre por haberse negado a recibir cuantos premios y honores le han concedido como reconocimiento a sus innegables aportaciones a la ciencia.

¿Qué es lo que hace que un reportaje, elaborado en Moscu, sobre un personaje tan singular, perteneciente a un circulo muy minoritario, levante tal interés como para que figure entre los mas vistos? No me cabe en la cabeza. Así que me lo leo de cabo a rabo. Solo hay una explicación. La calidad del relato. Su autor, un periodista llamado Rodrigo Fernández va situando poco a poco al personaje en el horizonte del lector, primero desde un punto de vista geográfico, luego humano, profesional, sicológico…

El resultado es que el lector queda atrapado por la historia. La singularidad del personaje lo hace muy atractivo. Hay como un gran misterio en el ser descrito. Tan humano, tan cercano al lector en algunos aspectos, y tal lejano, tan sobrenatural, tan genio en otros. Es la combinación de ambas cosas lo que mantiene el deseo de saber más y seguir leyendo.

Cuando escribo esto,  el artículo ya cuenta con mas de 400 comentarios. Algunos se ven que  proviene de gente con cierto conocimiento de matemáticas. La mayoría, sin embargo, obvian las complejidades de la genialidad de Perelman y se concentran en alabar, o criticar, su actitud vital. Su rechazo a los convencionalismos y homenajes. Lo que llama la atención de esta historia no es el matemático sino el ser humano.

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