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lunes, 22 de diciembre de 2014

Colección Abelló


Continuando la serie de exposiciones del CentroCentro Cibeles, bajo el título general “Mecenazgo al servicio del arte”, en la que se presentan grandes colecciones privadas, le toca el turno en esta ocasión a la reunida durante las últimas décadas del pasado siglo por el matrimonio Juan Abelló y Anna Gamazo. 

Se han elegido para esta muestra más de 160 piezas que ofrecen, en un único espacio expositivo,  un recorrido por cinco siglos de arte, del siglo XV hasta mediados del siglo XX, con piezas de pintura, escultura y dibujo. Su presentación pública, primera de su conjunto, permite compartir con el visitante el entusiasmo del coleccionista a la vez que pon en valor el papel que el coleccionismo privado ha tenido, y tiene, en España. La colección no se limita a periodos históricos, escuelas o géneros concretos sino que, aún siendo los testimonios españoles los más abundantes, son significativos los ejemplos de talleres flamencos, italianos, franceses o germánicos.

Edgar Degas. Después del baño
Resulta fundamental subrayar el esfuerzo que Abelló ha llevado a cabo desde el inicio de su colección para recuperar obras artísticas singulares del patrimonio histórico artístico español que, por razones diversas, habían  salido de nuestro país. Como ejemplo, mencionemos el Salvator mundi entre San Pedro y San Juan de Fernando Yáñez de la Almedina o el Joven gallero de Bartolomé Esteban Murillo. Abelló ha llevado a cabo una importante labor de recuperación de obras para el patrimonio español. También debe destacarse la inclusión de artistas con muy pocas obras en nuestro país, desde los vedutistas Canaletto o Guardi, a Francis Bacon u otros pintores clave de las vanguardias históricas. Finalmente hay que mencionar la importante presencia de la obra sobre papel, considerada en España hasta fechas recientes como menor. Como explica el comisario de esta muestra, Felipe Garín, ex director del Museo del Prado, “desde Francisco Pacheco, Pedro de Campaña o Bartolomé Murillo, con la adquisición del llamado Álbum Alcubierre, hasta el importante conjunto de Picasso, Van Gogh, Schiele o Bacon, entre otros, la exposición permite un recorrido singular de los dibujos paralelo al de las pinturas”. Se trata, en suma,  de una colección en la que siempre  ha primado el entusiasmo, el buen gusto y el acierto en el incremento de sus fondos, que continúa. A esto hay que añadir la permanente preocupación por su conservación y estudio, así como la generosidad en el préstamo temporal de obras para exposiciones cuando así se ha requerido.

La muestra comienza con un homenaje a El Greco, en el cuarto centenario de su fallecimiento, con la obra Estigmatización de San Francisco. Luego discurre a través de los siglos y los autores agrupando las obras en varios espacios temáticos.

Madrid, Villa y Corte 

Incluye lienzos, en su mayoría de gran tamaño, que reflejan escenas de la capital desde el siglo XVII hasta el XIX. En esta introducción a la exposición se pueden ver obras de escuela madrileña del siglo XVII, así como obras de  Giuseppe Canella (Vista de la Carrera de San Jerónimo y Vista del Paseo del Prado, entre otras),o La Fuente de la Cibeles, de David Roberts, con las que se produce un guiño realidad-ficción, al encontrarse los lugares y monumentos reales a escasos metros de la propia sala.

Del gótico al humanismo 


Recorre los siglos XV y XVI y presenta obras de, entre otros, Bernardo Serra, Jaume Baço Jacomart, Juan de Flandes, el Maestro de Artés, Pedro Berruguete y Lucas Cranach, autor particularmente querido por los Abelló. Además, esta sala alberga, según el comisario, “uno de los mayores placeres visuales de la exposición”, el Salvator Mundi entre san Pedro y san Juan, de Fernando Yáñez de la Almedina, considerada una obra maestra.









Cuando el hombre convierte la naturaleza en arte 

Zurbarán. La familia de la Virgen

Cuenta con obras del siglo XVII, tanto óleos como dibujos, de José de Ribera, Bartolomé Esteban Murillo, Francisco Pacheco o  Francisco de Zurbarán. Asimismo, conformando lo que el comisario califica “un espacio casi mágico”, presenta una completa serie de bodegones y floreros, muy apreciada por sus propietarios, de los artistas más representativos y reconocidos del siglo XVII: Miguel de Pret, con una de sus escasas obras firmadas, Bernardo Polo, Juan de Arellano, Pedro Camprobín o Antonio Ponce y su obra maestra Bodegón con jarrón de Talavera con flores, alcachofas y frutas.






Las vedute, Goya y su mundo 

Canaletto. El muelle de Venecia próximo a la plaza de San Marcos

Se adentra en el siglo XVIII. Esta sala alberga, entre otras, piezas magistrales de Canaletto y Guardi, y lienzos de Antonio Joli, que muestran cómo se traslada a Madrid y su entorno el estilo italiano de mediados del setecientos. En palabras del comisario: “un conjunto insólito en el coleccionismo español”. Incluye, además, dos retratos particularmente importantes de Goya, de don Martín Miguel de Goicoechea y doña Juana Galarza, sus consuegros, y un dibujo de la esposa del pintor, doña Josefa Bayeu que, como explica el comisario citando a Carducho, refleja como “el Dibujo es la perfección del Arte”.

Naturalismo europeo 

Amedeo Modigliani. El violonchelista. 1909
Cubre un espacio que va desde mediados del siglo XIX hasta los años veinte del siglo pasado, con un conjunto ecléctico que cuenta con obras de autores españoles como Mariano Fortuny, Ramón Casas, Hermen Anglada Camarasa, Aureliano de Beruete, Santiago Rusiñol, Joaquín Mir o Joaquín Sorolla, que comparten espacio en absoluta contemporaneidad con Pierre Bonnard, Toulouse-Lautrec, Van Gogh y Amedeo Modigliani.










Picasso y sus contemporáneos 


Juan Gris. El cazo

Alberga 14 piezas del genio español, entre óleos, aguadas, tintas y lápices, presididos por el excepcional  Desnudo sentado. Dialogan con él obras de Braque, Léger, Juan Gris y Matisse, junto con dos obras de su contemporáneo Salvador Dalí, Rostro invisible/Ruinas con cabeza de medusa y paisaje y el dibujo Retrato del padre del artista y su hermana.

De Miró a Francis Bacon. Historia y modernidad. 

En ella comparten sus dos amplios muros, por un lado, obras del siglo XX de artistas norte-europeos, que ponen de manifiesto el internacionalismo de la colección: Edvard Munch, Gustav Klimt, Vasily Kandinsky, Paul Klee, Kees van Dongen, Egon Schiele y George Grosz. Frente a ellos, una síntesis de la muy extensa nómina de maestros españoles de la abstracción de la segunda mitad del siglo XX, tales como Antoni Tàpies, Pablo Palazuelo o Manolo Millares, sin incluir los artistas vivos.

Finalmente, en los muros restantes, las obras de Joan Miró, referente obligado en el arte español del siglo XX, y, frente a ellas, Mark Rothko (Negro, rojo, negro). Como cierre, Francis Bacon (1909-1992): una temprana Composición de 1933, el Estudio de un retrato, el tríptico con los Tres estudios de retrato de Peter Beard y el espectacular Tríptico de 1983.

jueves, 23 de enero de 2014

Imagen y materia: La Colección Masaveu en Madrid


Dentro de la serie de muestras que ha emprendido CentroCentro Cibeles, titulada “Mecenazgo al servicio del arte”, la exposición de la Colección Masaveu resultaba inexcusable. Representa un caso paradigmático de un modo de coleccionar del empresario español en los siglos XIX y XX, alternativo al coleccionismo nobiliario desde el Renacimiento. La calidad, número y heterogeneidad de sus fondos sitúan a la Colección Masaveu por derecho propio entre las mejores de España. La componen alrededor de 1500 piezas de excepcional categoría, que abarcan desde el siglo XII hasta la actualidad. 

Francisco de Zurbarán. Santa Catalina.
Ca. 1640 óleo sobre lienzo
Con esta exposición la Fundación Mª Cristina Masaveu Peterson trae a Madrid siete siglos de arte cuya esencia es la pintura, pero también destacan esculturas, muebles, tapices y un sinnúmero de piezas de artes decorativas y suntuarias en la Colección. Nacida y ampliada a lo largo de tres generaciones por la familia Masaveu, refleja el gusto de sus propietarios por el arte. Inicialmente centrada en la pintura y artes decorativas medievales y renacentistas, los intereses se fueron extendiendo hacia las manifestaciones artísticas de los siglos posteriores hasta culminar en el siglo XX, con los grandes nombres del arte contemporáneo. 

La muestra reúne pinturas y esculturas que por su variedad de formatos, heterogeneidad de procedencias y extraordinaria calidad, permite crear un auténtico museo temporal de la imagen entre el Románico y la Ilustración, hasta ahora nunca expuesto. Algunas de las obras no han sido exhibidas desde hace más de una generación y aunque muchas han concurrido a exposiciones temporales, esta es la primera oportunidad de contemplar reunidas tantas obras y de tal calidad de los fondos de la Colección.

El Greco. El Expolio de Cristo.
Ca 1577-1579 óleo sobre tabla
El Comisario de la exposición, Angel Aterido,  explica los criterios seguidos para su realizacion: “Se presenta una selección de las piezas más importantes del núcleo inicial de la colección, enfocado a las artes figurativas desde la Edad Media hasta el inicio de la Edad Contemporánea. Fundamentalmente se trata de obras españolas aunque incluye también excepcionales muestras de procedencia italiana y flamenca. Siguiendo una disposición cronológica la muestra ofrece un recorrido por el tiempo y el arte a través de piezas de gran valor, tanto por su impacto visual como por su significación histórica. Debido al ambiente cultural e ideológico en el que fueron creadas se trata en su mayoría de pinturas y sculturas de tema religioso. Esto permite apreciar la evolución en la forma de presentar estos contenidos, su diversa plasmación artística y la adaptación de su mensaje a lo largo de los siglos. Por ello se ha escogido como argumento para su presentación la materia en la que están hechas las imágenes. Al tiempo que las formas de expresión cambian, así los diversos materiales fueron determinando la apariencia y las características físicas de estos magníficos artefactos visuales. Su presentación conjunta invita a establecer diálogos y nuevas relaciones entre los testigos de un tiempo detenido. Se trata de obras que también son reflejo del gusto y el afán coleccionista de quienes las reunieron”. 

El recorrido propuesto sigue como hilo conductor los cambios en los materiales y procedimientos artísticos en el transcurrir de siete siglos. Mostrado con excelentes piezas tanto de maestros anónimos como de consagrados artistas conocidos del gran público. A lo largo de tres secciones se exhiben obras, algunas nunca presentadas en público, de pintores fundamentales del arte en España como El Greco, Zurbarán, Ribera, Murillo o Alonso Cano. Pero también de obras de artistas europeos como Matthis Gerung, El Bosco o Joos van Cleve el Viejo.

Anónimo Leonés. Descendimiento. Ca 1115-1120.
Relieve en marfil. 
La primera sección, "De madera y oro" se refiere a los periodos Románico y Gótico. Entre la Edad Media y los albores del Renacimiento, la madera servía de soporte preferente a las imágenes. En tablas y tallas los artistas transformaron la leñosa consistencia vegetal en la apariencia de Cristo, la Virgen o los santos. En un tiempo en el que las representaciones se reservaban para el culto, el oro dotaba de una luz sobrenatural a muchas imágenes de la divinidad. Fue incorporado como elemento de fuerte significado simbólico. En esta sección ambos materiales son los predominantes, con la única excepción de la pieza más antigua, con la que arranca el recorrido: una pequeña plaza de marfil del taller real de San Isidoro de León.

En la segunda sección, titulada "Entre el Gótico y el Renacimiento" se ilustra la convivencia, que se produjo en la frontera de los siglos XV y XVI, de las formas y materiales medievales con una nueva estética inspirada en la antigüedad clásica. Mientras que la madera se mantuvo como soporte preferente de la pintura, hasta bien entrado el Renacimiento, el oro fue cediendo paso paulatinamente. En el caso español, los elementos góticos perviven más allá de la cronología tradicional determinada por el modelo italiano. Esto provocó la coexistencia de ambas líneas en paralelo, pero también la creación de interesantes fusiones según el origen y la trayectoria de los artistas. En la Colección Masaveu se conservan ejemplos muy significativos de importantes maestros de ese momento de la pintura, en torno a 1500, en Castilla y la Corona de Aragón. Como contrapunto, facilitando la comparación con el modelo de Renacimiento del norte de Europa, se presenta una exquisita selección de pinturas flamencas y alemanas.
Mathias Gerung. El campamento de Holofernes. 1538. Oleo sobre tabla.

Finalmente, la sección "El triunfo del lienzo"  pone de manifiesto como la pintura de caballete, utilizando el lienzo como soporte, triunfa durante los siglos del Barroco.  En ese momento el auge del coleccionismo acabó por desbordar el inicial sentido de muchas imágenes religiosas estimándose en ellas sus valores artísticos. La Colección Masaveu reúne obras de ambos tipos, seleccionándose para esta sección un conjunto concentrado en la pintura del siglo XVII, con piezas de los siglos XVIII y XIX que comparten el mismo espíritu. Especialmente intenso es el arranque, con obras naturalistas italianas y españolas que son testimonios de diferentes vías por las que se llegó a esta visión tan  cercana de la realidad. Orrente, Cavarozzi, Vicente Carducho y José de Ribera abren paso a la personal obra de Francisco de Zurbarán, quien recoge el violento contraste de luces de los seguidores de Caravaggio.
Bartolomé Esteban Murillo.Virgen con el Niño.
Ca. 1660-1665 óleo sobre lienzo




miércoles, 30 de octubre de 2013

Colección Helga de Alvear en Madrid

Con el título "El Arte del presente" se exponen en el CentroCentro de la plaza de Cibeles un centenar de obras de más de 70 artistas pertenecientes a la Colección Helga de Alvear que se presenta por primera vez en Madrid. Helga de Alvear constituye unas de las referencias más notables en el ámbito del mercado del arte en España. Su labor ha supuesto un hito en el contexto de las galerías en nuestro país, introduciendo en España a algunos de los artistas más significados del mundo y apoyando a un buen número de artistas emergentes que han terminado constituyendo, en los últimos años, lo mejor del panorama creativo español.

Helga de Alvear nace en 1936 en la ciudad de Kirn/Nahe (Renania-Palatinado) en Alemania. En 1957 viaja a España para aprender español y conoce al arquitecto Jaime de Alvear con el que contrae matrimonio en 1959 y fija su residencia en Madrid. En 1967 Helga de Alvear conoce a Juana Mordó y comienza lo que con el tiempo se convertirá en su colección de arte. Entra en contacto con los artistas del grupo de Cuenca y de El Paso y se va interesando cada vez más por la escena artística española. En enero de 1980 entra a trabajar en la galería Juana Mordó: son años de aprendizaje, tanto en cuestiones de gestión como en un mayor conocimiento del mundo artístico internacional, especialmente a través de ferias como Art Basel, la Fiac en Paris o la Feria de Colonia. Así es de las galeristas que en 1982 apuestan por innovar la escena española con la creación de la feria ARCO. Con el paso del tiempo la implicación de Helga de Alvear en la galería de Juana Mordó se hace cada vez más importante hasta que, con la muerte de Juana en 1984, toma las riendas, continuando la labor de su mentora.

Jason Rhoades. My Madinah: Pupp Tent/Puss Tent.

En 1995 decide dar un giro a su carrera abriendo una nueva galería bajo su propio nombre en un espacio de más de 900 metros cuadrados junto al Museo Reina Sofía. En este nuevo proyecto apuesta por el arte contemporáneo más internacional con un especial interés por la fotografía, el vídeo y la instalación que en el momento son casi desconocidas en España.

Actualmente la de Helga de Alvear es una de las galerías más solidas y de mayor trayectoria del panorama español con un innegable reconocimiento internacional. Entre otros, Helga de Alvear ha recibido la Medalla de Extremadura en 2007,  la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes concedida por el Ministerio de Cultura en 2008, la Medalla de Cáceres en 2011 y el Premio de la Fundación Arte y Mecenazgo en la categoría Coleccionista en 2012.


Ugo Rondinone.
A day Like This. Made of Nothing and Nothing Else.
En paralelo a su trabajo como galerista, Helga de Alvear ha constituido, con sede en Cáceres,  una de las colecciones privadas de arte contemporáneo más importantes del país, comparable a algunas de las mejores que existen en Europa. La suma de su amplia experiencia y su preclara intuición le han permitido construir un compendio de la historia del arte más reciente y actual, ofreciendo un panorama personal de la misma que, a su vez, constituye una lectura de primer orden acerca de los modos en que se ha ido construyendo la práctica artística mundial. Con plena conciencia de las tendencias predominantes en el panorama actual del arte, Helga de Alvear colecciona fotografía, pintura, vídeo, instalaciones, escultura y dibujo, demostrando interés antes por la calidad y significación de la obra que por disciplinas concretas. Su idea de adquirir obra no es la de crear un discurso cerrado sobre el arte de su momento vital, sino que lo ve como un proceso definido en términos de relaciones entre formas, ideas, espacios e intenciones diversas que generan tensión, emoción y reflexión. Sabe que una colección de arte es una incesante escritura, lectura y relectura de una historia llena de caminos experimentales, de intentos y aciertos, de propuestas diversas tanto en sus lenguajes como en sus contenidos. En su colección conviven obras emocionantes cargadas de tensión artística, junto a otras cuyo valor consistirá en haber sido testigos de un tiempo para el arte.

 Ernesto Neto. Sin título (1999)

La exposición sobre la Colección Helga de Alvear, cuya comisaria ha sido Maria Corral, muestra todas las disciplinas artísticas del arte del presente, haciendo hincapié en aquellos artistas sobre los que ha apostado y de los que ha adquirido un número elevado de sus creaciones. El recorrido comienza con una especie de introducción, con obras de artistas de diferentes países. La pintura que trata sobre sí misma, en la que el color forma movimiento, gesto, se aprecia en obras de Juan Uslé, Felicidad Moreno, Mitsuo Miura, Heimo Zoberning, Pedro Cabrita Reis o Franz West. También se exhibe "una de las obras más conocidas de Vik Muniz, una gran fotografía en la que el artista habla de pintura".

Entre las obras reunidas en torno al paisaje, "siempre relacionado con la personalidad de sus creadores", figura un montaje fotográfico de Olafur Eliasson, mientras que en el tratamiento del cuerpo "no como tal, sino en cuanto a las relaciones que establecen con los demás", se han seleccionado obras de Louise Bourgeois o Juan Muñoz.

Jane & Louise Wilson. Oddments Room II 
Otro capitulo destacado del recorrido es el que trata de la arquitectura, "pero en cuanto a cómo se construyen las ciudades y cómo se destruyen", advirtió María Corral, que ha incluido también en el recorrido una gran instalación en la que Isaac Julien "habla de las discriminaciones, tanto de género como de raza". Destaca también la gran instalación de Jason Rhoades, la de Barthélémy Toguo, el árbol del olor de Ernesto Neto o las grandes fotografías de Jane & Louise Wilson. En los últimos espacios se exhibe la vídeo-instalación formada por 12 pantallas de Ai Wei-Wei. En la selección, que también incluye nombres como los de Helena Almeida, Francis Alys, Andreas Gursky, Isaac Julien, Pipilotti Rist, Thomas Ruff, Thomas Schütte o Santiago Sierra, María Corral ha querido mostrar "cómo colecciona Helga de Alvear y cómo se compromete con los artistas".