sábado, 24 de marzo de 2012

Hoppé: El estudio y la calle



La Fundación Mapfre presenta en Madrid la exposición "Hoppé: El estudio y la calle"E. O. Hoppé (1878-1972) fue uno de los fotógrafos más importantes e influyentes de la primera mitad del siglo XX. Esta exposición, que ofrece obras suyas hasta ahora inéditas, explora su rica contribución a la historia de la fotografía con una selección de retratos y estudios de la vida callejera sorprendentemente modernos. Supone una relectura de su vida y su obra, que establece firmemente a Hoppé entre las grandes figuras del retrato fotográfico: el maestro como afirmó Cecil Beaton en 1945. la gran mayoría de las obras que se incluyen en la muestra proceden del E.O. Hoppé Estate Collection, Curatorial Assistance. Estas se agrupan en grandes apartados que se describirán más adelante.

Princesa “White Deer”, 1921 

Nacido en Múnich en 1878 y afincado en Gran Bretaña desde 1902, Emil Otto Hoppé inició su carrera fotográfica en 1907, y alcanzó la fama retratando a  las celebridades  de la literatura, la política y las artes. Menos conocidos son  los sensibles retratos de personas anónimas que hizo dentro y fuera de su estudio londinense. Los fotorreportajes de Hoppé a comienzos de los años treinta se publicaron en las nuevas revistas gráficas de la época. Cargadas de humor benévolo, esas observaciones magistrales ejercieron una gran influencia sobre fotógrafos posteriores y reflejan su larga amistad con el dramaturgo George Bernard Shaw. “Ningún hombre es un héroe para su mayordomo” escribió Hoppé en su autobiografía citando a Madame Courel, y apostilló  “ni para su fotógrafo”, haciendo con esta frase hincapié en la intimidad que se creaba a la hora de realizar un retrato. 



El estudio

Váslav Nijinsky en el papel titular de El espectro de la rosa, 1914 
Hoppé inició su carrera fotográfica en 1907, abriendo un estudio en el barrio londinense en Baron´s Court, y en muy poco tiempo ganó fama de ser un retratista magistral. Parte de la facilidad de Hoppé para captar la personalidad de sus modelos se basaba en la costumbre de documentarse sobre sus actividades creativas, de modo que la conversación les llevara a bajar la guardia y se dejaran sorprender en actitudes naturales. Hombre de ideas progresistas, se esforzaba por poner la misma atención en sus retratos de hombres y mujeres. Además de extraordinario fotógrafo fue un dibujante de talento, que hizo diseños textiles y escenografías para compañías de teatro y ballet. Hoppé, que a  menudo trabajaba con poca profundidad de campo sobre un fondo neutro, eliminaba información sobrante en sus fotografías para resaltar la individualidad del modelo. En una época que vio la transición del pictorialismo, de enfoque suave, al estilo moderno, de aristas duras, él equilibró la mirada penetrante de la cámara con una delicadeza humanizadora, buscando siempre lo que favoreciera a la persona retrata.

Las bellas

Belleza cubana, 1921 
Más que ningún otro de sus proyectos fue The Book of Fair Women. “El libro de las bellas”, lo que estableció la reputación de Hoppé como experto en belleza femenina. Publicado en 1922, era una colección de treinta y dos retratos de mujeres que impugnaba las ideas recibidas sobre la belleza en Occidente al presentar tipos de todo el mundo y de lo más diversos grupos étnicos y sociales. Algunos miembros de la prensa internacional acogieron con indignación su postulado de que las mujeres de otras culturas pudieran ser tan bellas como las europeas. Su presunto papel de árbitro de la belleza femenina multiplicó su fama, y el libro alcanzó una notoriedad que no guardaba proporción con el número de ejemplares vendidos. The Book of Fair Women coincidió en el tiempo con las campañas sufragistas británicas encaminadas a obtener el voto de las mujeres. En este contexto, la exaltación de la belleza física era algo que chocaba con el espíritu del movimiento sufragista. Sin embargo Hoppé, que fue un decidido partidario del voto de la mujer, consideraba que la belleza era algo que no entraba en contradicción con la consecución de los derechos civiles.

La calle

Durante la década de 1930, Hoppé salió cada vez más a la calle en busca de personas a las que fotografiar. A menudo el resultado fue un fotorreportaje publicado en revistas gráficas como el Weekly Illustrated. Hoppé, fascinado por la creciente diversidad cultural de Gran Bretaña, recorrió todos los rincones de Londres y otros lugares del país fotografiando a gente de distintos orígenes raciales y ocupaciones.

George Burchett tatuando la espalda de una mujer, Waterloo Road, Londres, 1931 
En el East End londinense hizo amistad con un comerciante chino llamado Wu Kang, que facilitó su acceso a las tabernas y los restaurantes de la zona. No obstante, a veces sitió la necesidad de emplear una cámara oculta, que solía ser una Kodak Brownie empaquetada en papel de envolver, al que practicaba un agujero para el objetivo. De esa forma pudo captar la vida cotidiana de los ingleses con notable espontaneidad, ya fuera en los transportes públicos o en el interior de un pub de barrio.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Día π


Hoy, 14 de marzo se celebra el Día π. Es por aquello de ser el día 14 del tercer mes  por lo que se juega con las primeras cifras del numero π. Tampoco queda mal el que coincida con la fecha del nacimiento de Albert Einstein que, aun no siendo estrictamente matemático, tiene mucho que ver con esta disciplina. Su famosa Teoría de la Relatividad requiere un muy complejo andamiaje matemático. Eso me recuerda lo que nos decía un profesor de la Facultad cuando estábamos empezando nuestra aventura universitaria: "Toda ciencia tiene de ciencia lo que tiene de matemáticas".

Volviendo al π, creo que no hace falta decir su gran singularidad al representar la relación constante entre toda circunferencia y su correspondiente diámetro y tratarse de un número irracional. No puede por tanto ser obtenido como cociente de dos enteros y su representación decimal es infinita en cuanto al número de dígitos necesarios. Constantemente se publica el valor de  π  con mayor número de cifras decimales. En este sitio, por ejemplo,  explican cómo han conseguido la mayor precisión alcanzada hasta la fecha,  lo que no deja de ser nada más que una muy buena aproximación al valor real.

Si abandonamos el rigor propio de las matemáticas, nos podemos encontrar con múltiples curiosidades alrededor del numero π. Hay por ejemplo una página llamada www. Π.com. En esta otra nos venden un poster realizado con los primeros 350.000 dígitos del número. He encontrado incluso una página con ideas para celebrar el 14 de marzo. Por supuesto la efemérides aparece perfectamente documentada en la wikipedia y en esta página intentan exprimir al máximo la referencia matemática con la venta de todo tipo de libros, objetos y artilugios. Es en definitiva un paraíso del merchandising  alrededor del nunca suficientemente bien ponderado número π.

Toda esta orgia comercial alrededor del número π contrasta con la epopeya de la ciencia que desde los periodos más antiguos de la civilización se ha enfrentado al enigma de las relaciones entre los parámetros básicos de las figuras geométricas más elementales. Estaría bien que para celebrar el 14 de marzo dedicáramos unos minutos a recordar la evolución histórica de las matemáticas alrededor del número π y su trascendencia en múltiples facetas de la ciencia. Es fácil hacerlo en este enlace

domingo, 11 de marzo de 2012

La música en el cine

No es la primera vez que trato este tema. En otras ocasiones he comentado la obra de algún destacado compositor que cuyas melodías han acompañado películas muy famosas. Hoy se me ocurre una reflexión sobre la importancia de la música en la magia del cine. Siempre he considerado como paradójico que el cine empezara siendo mudo. Parece más sencillo registrar la voz que la imagen. Pero la historia nos dice que al principio las películas no llevaban banda sonora. La tecnología utilizada entonces no lo soportaba. Bien, incluso entonces, el silencio era incompatible con la proyección de la película y se recurría a pianistas par que “acompañaran” la proyección con alguna melodía que no desentonara mucho con las imágenes visionadas.

Luego llegó el Cantor de Jazz en 1927 y todo cambió. La propia industria cinematográfica nos ilustró sobre la revolución que supuso la llegada del cine sonoro a través de Cantando bajo la lluvia, realizada en 1952 que, aparte de la circunstancia ya mencionada, tiene meritos suficientes para ser incluida entre las películas notables de todos los tiempos. Desde entonces el sonido ha permitido que oigamos a los actores y el sonido ambiente, creando una sensación de mayor realismo, pero también ha dado lugar al reforzamiento del mensaje cinematográfico gracias a la música. Una escena romántica, o épica, o de misterio lo es mucho menos si no cuenta con el acompañamiento musical adecuado.

Lo curioso del caso es que en mucha ocasiones, cuando somos espectadores de una película, ignoramos la música. Aunque sea responsable de buena parte de las emociones suscitadas no entramos a valorar el mérito de sus autores. Yo me he parado a hacer esta reflexión porque, por pura casualidad, acabo de ver la noticia de la muerte en Londres de Robert Sherman. Seguro que a pocas personas les dice algo este nombre. Hasta ayer yo me incluía entre ellas. Lo que me llamó la atención de la noticia no fue el nombre del autor sino el de su obra. Robert Sherman, junto con su hermano Richard, fueron los autores de la música de Mary Poppins.

No voy a extenderme en la lista de las obras de Sherman que aparece en los títulos de crédito de un montón de películas y comedias musicales. Aquí pueden encontrarse detalles de su vida, las obras realizadas y los premios obtenidos. Muchos de ellos están relacionados con el universo Disney. Quizá simplemente se me ocurre un pequeño homenaje a Robert Sherman mediante este enlace a una de sus composiciones, dedicada a la ambientación de los parques temáticos y que aun recuerdo de mi visita, ya hace bastantes años, a lo que entonces se llamaba Disneyland Paris. Descanse en paz.

sábado, 10 de marzo de 2012

Una nueva era de la fotografía


El New York Times publicaba hace unos pocos días el inicio de la comercialización de una nueva cámara digital. Se refería a ella como generadora de una revolución en el universo de la fotografía. La tecnología en la que se basa es conocida como de “campo de luz”.  A diferencia de las cámaras convencionales actuales que tan solo captan un plano de luz, los sensores de la nueva cámara captan el campo de luz completo dentro de su alcance, grabando cada rayo de luz, luminosidad y vector de dirección. De esta manera, la completa información recogida puede ser tratada posteriormente por distintos algoritmos que permiten enfocar la imagen a cualquier distancia deseada. Se puede “jugar” con la foto haciendo, por ejemplo,  que los objetos lejanos se enfoquen y los cercanos queden desenfocados o viceversa.

La base teórica de esta tecnología se encuentra en el trabajo de investigación Incluido en la tesis doctoral de Ren Ng presentada en Julio de 2006 en la Universidad de Stanford en California. Esta tesis mereció el premio anual correspondiente de la ACM. Desde entonces Ren Ng ha estado dedicado en cuerpo y alma a la aplicación práctica de sus trabajos a través de la empresa Lytro de la que es fundador y Director General. Entre otros reconocimientos, la revista TIME incluyó recientemente la cámara de Ng entre los mejores inventos de 2011.

Es posible hacerse una idea del funcionamiento y aplicaciones de este nuevo aparato a través de las páginas de demostración del sitio de Lytro donde ya se pueden comprar tres modelos de la cámara con precios entre 400 y 500$. En este mismo sitio es posible obtener información adicional sobre la cámara, la tecnología empleada y otros aspectos relacionados con ella. No es difícil imaginar que, partiendo de estos primeros modelos, se desarrollarán otros que mejoren las prestaciones. Posiblemente, nos encontramos al principio de una nueva era de la fotografía.

jueves, 8 de marzo de 2012

Los ballets rusos de Diáguilev


Hay días que, sin un motivo claro, resultan muy pesados. Sobre todo desde un punto de vista profesional. Cuando llega la hora de comer parece que ya estas saturado. Cuando esto me pasa suelo escaparme un rato para desintoxicarme. A veces me voy a pasear a un parque. En otras ocasiones me acerco a ver una exposición. Esto me paso a principios de esta semana.

Sigo de cerca la programación del CaixaForum. Es un lugar especialmente atractivo por si mismo que, además, alberga una programación de muy buen nivel. Hace unas semanas se había inaugurado una exposición sobre los Ballets Rusos  fundados por  Serguéi Diáguilev. Así que me decidí a visitarla. La hora de la comida es especialmente propicia porque hay menos afluencia de gente y es más fácil y cómoda la contemplación de lo expuesto. He de confesar que esta visita ha sido muy instructiva.

Serge Diaghilev fue un catalizador en la vida cultural europea de principios del siglo XX consiguiendo que artistas de la talla de Matisse, Picasso, Braque o Chanel participaran en el diseño de sus vestuarios y escenografías, que servían de soporte a las obras de músicos renovadores como Ravel, Satie, Falla, Stravinsky, Prokofiev, Rimsky-Korsakov cuyas composiciones eran imterpretadas por bailarines míticos como Fokine, Nijinsky, Pávlova, Karsavina o Massine. Como consecuencia de todo ello, la compañía de danza de Diáguilev es pieza clave para entender la evolución de la danza desde comienzos del siglo XX. 

Los ballets rusos nacen en París en 1909, de una selección de los mejores bailarines del Ballet Imperial del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. En 1911 se independizan del Ballet Imperial y sobreviven por poco tiempo a la muerte de su fundador, en 1929. La muestra es un recorrido por los escenarios y los acontecimientos más importantes que protagonizó la compañía en sus veinte años de existencia que tiene su base fundamental en la colección del Victoria and Albert Museum, que conserva gran parte de los vestuarios de los Ballets, así como los decorados de seis ballets de Diaghilev, a los que ha ido sumando extensas colecciones de diseños, dibujos, grabados, objetos varios y archivos. 

Hay una parte sustancial de la muestra dedicada a documentar la relación de los Ballets Rusos con España, que en mi caso me causo una gran impresión y agradable sorpresa porque constituye una prueba más de la aportación española a la cultura europea y universal. Los ballets rusos se refugiaron en España entre 1914 y 1918, los años de la Primera Guerra Mundial. Tras pasar seis meses de 1915 en Suiza, donde se reformó la compañía, y hacer una primera gira por Estados Unidos, los ballets rusos se instalaron en España y artistas rusos, franceses y españoles se agruparon alrededor de Diaghilev y su energía creativa. Alfonso XIII respaldó a la compañía permitiendo que actuaran en Madrid y Barcelona y fueran de gira por el país. También los ayudó a regresar a Londres, a unos escenarios donde cosecharon grandes éxitos en 1918 y 1919.

Una vez firmada la paz, la compañía de Diaghilev siguió volviendo a España a actuar, y Barcelona resultó ser un punto de partida idóneo durante la década de 1920 para iniciar las giras después de cerrar las temporadas invernales en Montecarlo. Los artistas españoles fueron cobrando importancia, siguiendo la estela de Josep Maria Sert, el primer no ruso en diseñar un ballet para Diaghilev. Destacan nombres como Juan Gris, Joan Miró, Pedro Pruna y, sobre todo, Pablo Picasso. Todos ellos diseñaron decorados y vestuario y, además, ilustraron la compañía y participaron en programas especiales producidos por los ballets rusos. Compositores (el más destacado fue Manuel de Falla), directores de orquesta y bailarines españoles se incorporaron a la compañía de Diaghilev, y en 1921, por recomendación del empresario británico C. B. Cochran, una troupe de bailarines españoles presentó Cuadro Flamenco en París y Londres.

Gracias a esta exposición se rinde tributo a todos estos artistas y es posible, como ha sido en mi caso, conocer una interesante parte del legado artístico del pasado siglo. Desde luego recomiendo a todo el que tenga la oportunidad de visitar la exposición que aproveche hasta el 3 de junio para visitarla. No se sentirá defraudado. De no ser posible se puede tener una idea aproximada gracias a esta visita virtual de la misma.

martes, 6 de marzo de 2012

El manuscrito Voynich


Este es uno de esos descubrimientos que tanto me gusta encontrar mientras navego  por Internet buscando otras cosas que no tienen nada que ver con el hallazgo. En esta ocasión estaba tras la pista del origen del uso de la criptografía cuando saltó en el cuadro de respuestas esta, para mí, enigmática referencia. Me picó la curiosidad y decidí conocer un poco sobre este tema.

Se trata de un libro manuscrito de 240 páginas. El nombre le viene dado por haber sido comprado en 1912 por Wilfrid M. Voynich, un anticuario especialista en libros raros de origen polaco afincado en Estados Unidos. En la actualidad pertenece a la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos  de la Universidad de Yale con la referencia MS 408. 

Lo sorprendente de este libro es que está escrito en un lenguaje completamente desconocido o bien ha sido cuidadosamente cifrado. En sus páginas también aparecen dibujos coloreados con extraños diagramas. Representan plantas que no se corresponden con las especies vegetales que conocemos. Aparecen también algunos diagramas que pueden ser asociados a temas astronómicos y otras figuras que podrían ser dibujos de anatomía o cosmología.

No se tienen noticias sobre el autor de este manuscrito. Mediante la datación del carbono-14 se ha calculado que sus páginas fueron fabricadas entre 1404 y 1438. Los estudios realizados sobre la tinta empleada demuestran que fue aplicada no mucho después por lo que está fuera de toda duda que se trata de un autentico documento de principios del siglo XV.

Hay muchas teorías sobre el origen y la naturaleza del manuscrito. Algunos estudiosos creen que se trata de una farmacopea, sobre temas de la medicina medieval y renacentista. Muchas de las ilustraciones que contiene parecen ser de plantas y hierbas lo que podría indicar su relación con las recetas usadas por los alquimistas. Otros autores, mas arriesgados, aventuran la posibilidad de que el origen del documento sea extraterrestre. Apoyan sus teorías en los dibujos de especies biológicas desconocidas en la Tierra junto con los diagramas de aparente naturaleza astronómica.

Durante las últimas décadas el manuscrito ha sido estudiado por muchos equipos de criptógrafos que no han sido capaces de descifrarlo. Como consecuencia de estos fracasos se llegó a elaborar la hipótesis de que podría tratarse de un elaborado engaño a base de una secuencia de símbolos aleatorios sin ningún significado. Esta hipótesis, sin embargo, ha sido desechada porque el texto incluido en el manuscrito cumple la ley de Zipf. Esta ley establece que en todas las lenguas la longitud de las palabras es inversamente proporcional a su frecuencia de uso. El cumplimiento de esta ley implica por tanto que se trata de un texto escrito basado en un lenguaje natural. Es prácticamente imposible que el autor conociera la ley de Zipf, enunciada siglos después de la escritura del manuscrito, y por tanto que la aplicara a una lengua sin sentido inventada por él.

Hay mucha más información sobre este tema en este artículo de la Wikipedia. Se pueden ver todas las páginas del manuscrito en el sitio correspondiente de la Universidad de Yale e incluso hay un sitio especifico en Internet que trata el manuscrito de forma monográfica.

lunes, 5 de marzo de 2012

Los templos de los libros


Ya hace tiempo que tengo un lector de libros electrónicos. Al principio, gracias a ese estado de ánimo  que se adueña de nosotros cuando compramos (o nos regalan) un aparatejo nuevo, me lancé a usarlo leyendo varios libros. Creo recordar que incluso llegué a comentar la experiencia en este blog.  Después, pasado algún tiempo, y al igual que en otras ocasiones, una vez superada la novedad se pierde el entusiasmo inicial. También a mi me ocurrió esto con los libros electrónicos y he de reconocer que en la actualidad leo más libros en el formato tradicional sobre papel que usando los cada vez mas omnipresentes e-books.

También disfruto mucho mirando libros en una librería. Siempre que tengo oportunidad dedico al menos unos minutos a ojear las novedades o a rebuscar entre los libros de viejo a la caza de alguna curiosidad. No siempre compro pero, algunas veces, lo que encuentro alcanza mis expectativas y, o bien para mi mismo o para hacer un regalo, adquiero el libro como si de un tesoro oculto, y encontrado, se tratara.

Por eso cuando hace unos días me tropecé en El País con una colección de fotos de las más hermosas librerías del mundo quedé encandilado. Tanto que me prometí a mi mismo realizar una investigación propia sobre este apasionante tema. He de confesar que no ha sido difícil. Con unas pocas palabras clave (en español y en inglés) y el todopoderoso Google  he encontrado multitud de referencias. En Flickr por ejemplo hay una gran colección que reúne fotos tanto de las enormes tiendas de libros de las principales ciudades del mundo como de otras más pequeñas y recoletas que aportan ese sabor especial  de lo doméstico. Algo parecido ocurre en este interesante portal  dedicado a estudiar y documentar muchos aspectos que giran alrededor del libro. Finalmente de entre los muchos hallazgos he de destacar este precioso blog sobre temas culturales que ha dedicado una entrada en exclusiva  a comentar algunas de estas maravillosas librerías.