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domingo, 9 de junio de 2013

Love is in the train

Praga es una de las ciudades mas bellas del mundo. La primera vez que la visité, hace ya muchos años, me dejó una impresión tan profunda como la que había sentido en Florencia. En ambas ciudades se da tal concentración de belleza artística que te embriaga. Ha sido muy duro ver en los últimos días en las noticias de la televisión las calles de esta preciosa ciudad amenazadas por las inundaciones. La situación en la capital ha sido tan grave que el metro de Praga fue parcialmente cerrado y en los lugares más vulnerables del casco histórico fueron instaladas barreras anti inundaciones.

A pesar de todo la vida sigue y, por pura casualidad, a la vez que se producen estas noticias tristes en Praga otras, también relacionadas con la capital checa inducen al optimismo, a la creatividad y a la sonrisa. Resulta que ROPID, la empresa municipal encargada del transporte publico en Praga esta buscando ideas para incrementar el uso de sus servicios y reducir el trafico de coches en la ciudad. Han examinado las soluciones, ya clásicas en otras ciudades, como facilitar acceso wifi gratis a los viajeros, pero consideran necesario innovar mas y se han preguntado "¿Que se puede hacer en un tren o metro que no se pueda hacer en un coche?". Pues ligar. Esto es lo que ha dicho Filip Drapal, portavoz de ROPID, a la agencia Reuters hace unos días. Su idea es destinar algunos de los vagones de los trenes para que las personas interesadas puedan aprovechar el tiempo que dedican a viajar desde su lugar de residencia al trabajo, y viceversa, a conocer a otras personas con intereses semejantes. 

Por el momento el proyecto esta en fase de validación. La empresa esta realizando encuestas entre sus usuarios para conocer el grado de aceptación que alcanzaría este potencial servicio adicional. En el caso de obtener un resultado positivos los primeros "vagones para ligar" circularían en los metros de Praga a finales de año. Seguramente será un buen medio para olvidar las dificultades sufridas durante las inundaciones. Y, con el tiempo,Praga podría añadir esta original idea a la larga lista de sus atractivos turísticos. 

lunes, 20 de mayo de 2013

Émulos de la llama


En los últimos meses, como consecuencia de una serie de circunstancias, tengo la oportunidad de pasar mas tiempo con mi madre. Mi madre es una señora ya  bastante mayor. A pesar de ello conserva una lucidez y una vitalidad envidiables. Y le gusta leer. Lee de todo: libros, revistas, folletos de viajes, hojas parroquiales… Hoy, al llegar a su casa para acompañarla un rato y comer juntos, me la he encontrado leyendo un artículo del gran Antonio Gala, publicado allá  por 1994 en el dominical de El País. 

No sé si ha sido pura casualidad que, justo en este momento, mi madre haya recuperado este texto o si lo tenia guardado desde hace tantos años como algo merecedor de ser recordado y re-leído. En cualquier caso, tras leerlo yo también,  este texto me ha resultado tan oportuno, tan apropiado para el momento actual, que me parece imprescindible copiarlo integro para compartirlo:

CARTA A LOS HEREDEROS
ÉMULOS DE LA LLAMA
Antonio Gala

Tengo delante un vaso con rosas recién cortadas. Vibran de vida. Su fragancia se espande como un eco de su color. ¿Pienso en vosotros? Me viene al recuerdo el poema de Rioja –“Pura,encendida rosa, / émula de la llama…”- con su fría amenaza: “Y no valdrán las puntas de tu rama / ni tu púrpura hermosa / a detener un punto / la ejecución del hado presurosa”.  Quizá cuando acabe de escribiros esta página no serán las rosas tan frescas y carnales. Pienso en vosotros… Me digo: “lo que tu escribes lo sabe todo el mundo”. Seguramente es así pero yo lo reaprendo a medida que lo escribo, y lo escribo con la pretensión de que quien me lea vuelva sobre lo que sabía. Pienso en vosotros.

Claro que si. Hoy parece mentira: sin embargo, vosotros también envejeceréis. La vida siempre crece en longitud, y a veces, por desgracia, no en anchura. ¿cómo están programados los humanos? ¿Cuál es, y qué marca el ritmo de su deterioro? Se sabe mal; lo que se sabe con absoluta certidumbre es que llega, por supuesto, si nosotros llegamos... Un día os mirareis al espejo e inopinadamente os daréis cuenta de que seguís siendo los mismos, pero de otra manera. Os sorprenderán rastros que antes no percibisteis; coronas circulares o arcos seniles grises alrededor del iris de los ojos que fueron tan brillantes, arrugas que tomaron posesión de una piel que era tersa, un matiz macilento hoy inimaginable. La decadencia que presenciasteis en otros y que os asombraba ver –el abultamiento de las orejas, el cansancio de los labios, las mejillas descolgadas y fláccidas-  la descubriréis en vuestro propio rostro... Y, a pesar de todo, ahí está vuestra mirada, reconocible, la misma de antes, un poco sobrecogida por el disfraz que la rodea. A través de ella adivináis –porque no están presentes: ¿dónde fueron?- al niño que fuisteis, al muchacho o a la muchacha lozanos y de oro que ahora sois, también vosotros émulos de la llama… Entonces habréis llegado, por fin, a ser algo que en estos momentos os asusta u os da risa. Entonces seréis viejos

Toda vida se confecciona con esperanza y recuerdos: navega de tal Escila a tal Caridbis. Mientras seáis jóvenes os dominará la seguridad de seguirlo siendo, y vuestra altiva reina es la esperanza: sólo recordáis para esperar aun más. Cuando seáis viejos el protagonista de vuestra vida será el recuerdo. En la balanza, mal contrastada, se inclinará todo hacia su lado: la vida entera girará su cabeza hacia atrás; por delante serán escasas las expectativas, y las prórrogas, cortas: una semana, un mes, quien sabe, tal vez una mañana. Aunque muriese al día siguiente, el joven es inmortal; aunque viviese más de cien años, el anciano se muere cada noche… No es de extrañar que el hombre y la mujer se hayan vuelto gruñones, insatisfechos, melancólicos; ellos, que, según sus coetáneos, fueron pura alegría. Ni es de extrañar que de pronto les sobrevenga un brusco ataque de ternura y de lágrimas: se trata del resultado de un discurso interior, imposible de compartir con nadie. Igual que sus enfermedades, sus achaques, su soledad y sus dolores. Igual que su preocupación por el dinero, por las pensiones (tan en el aire ya hoy), por los precios: no tienen otra garantía para su independencia.

Y comprenderéis, acaso tarde ya -cuando vuestros hijos, que aún no han nacido o acaban de nacer,  no os quieran lo suficiente, o no os atiendan del modo en que confiabais-, que el ser humano es capaz de todo por él mismo, incluso de herir y olvidar a sus padres o ser injusto con quien le dio la vida... Y acaso recordéis este presente de ahora con tristeza, entre las limitaciones y las dificultades corporales del luego. ¿Echaréis de menos entonces la confusa institución de la familia, o la echaréis de mas? ¿Qué está siendo para vosotros hoy? ¿Qué será cuando pasen treinta o cuarenta años? Lo que ahora ignoráis o intentáis evitar, lo que ahora no os reclama la menor atención, os asaltará después como una precipitada noche. Una noche cruel, propensa a pesadillas, porque, en la civilización del usar y tirar,  lo viejo es antiestético, caro e improductivo, es decir, desechable… Y pensareis entonces, -¿tarde? Sí, tarde- que habría que educar a los jóvenes de otra manera, y así acompañarían más y mejor a los ancianos: con menos materialismo y menos hedonismo quizá, para que no los encontraran tan superfluos o inútiles, para que reconocieran sus últimos derechos al amor, a la vida, a la euforia, al éxtasis… A todo lo que vosotros ahora gozáis con un derecho pleno que creéis exclusivo. Porque una cosa es lo que esperáis, y otra lo que os espera.

sábado, 5 de mayo de 2012

Haz el amor y no la guerra


Lisístrata es una conocida comedia de Aristófanes escrita hace ya 25 siglos. Su argumento es muy original. Lisístrata, es una mujer ateniense que, harta ya de no ver a su marido, pues está siempre en batalla, decide reunir a las mujeres de toda Grecia para plantearles una solución con el fin de acabar con la guerra del Peloponeso. Su idea consite en llevar a cabo una huelga de sexo. En un primer momento las mujeres se escandalizan pero, posteriormente, aceptan y pactan un juramento por el que se comprometen a excitar a sus maridos pero no practicar el sexo con ellos. Cada mujer se encarga de propagar el juramento por todas las ciudades de forma que ningún hombre podrá satisfacer sus deseos sexuales. Tras muchos avatares, finalmente, desde Esparta acuden unos embajadores para firmar la paz con Atenas, pues el deseo sexual de los combatientes es tan grande, que supera su ardor guerrero. Así cada hombre se va con su mujer resultando ellas felices por  acabar con la guerra, y ellos felices por satisfacer sus apetitos.

Esta historia tan lejana en el tiempo ha tenido una repetición recientemente en Filipinas. En la isla de Mindanao,  la rebelión separatista ha estado presente desde los años 70. Las familias de la localidad de Dado, desplazadas como consecuencia de la violencia desatada, trabajan desde 2008 para reconstruir su comunidad con la ayuda del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas. Dentro de este programa, ACNUR creó una cooperativa de costura en la que participaban muchas mujeres. Pero una serie de acciones violentas cortaron las vías de comunicación de la zona, lo que impedía que pudieran entregar sus productos. Entonces las mujeres de la cooperativa decidieron usar sus mejores armas para poner fin a la violencia. Se negaron a mantener relaciones sexuales con sus maridos hasta que se comprometieran a dejar de luchar. 

Pocas semanas después del comienzo de la huelga de sexo, los informes del ACNUR señalaron que la carretera principal del pueblo se había vuelto a abrir tras el cese de los combates. Gracias a ello, las mujeres de la cooperativa de costura, junto con otros aldeanos, fueron capaces nuevamente de distribuir sus productos y retomar la tarea de reconstrucción de  la economía local. Así se manifiesta en este video. Parece difícil que estas mujeres se inspiraran en la obra de Aristófanes por lo que debemos concluir que descubrieron la misma solución que Lisístrata de forma independiente 25 siglos mas tarde.

Me he encontrado algunos ejemplos, relativamente recientes, de iniciativas similares. En 2006 en la ciudad colombiana de Pereira, famosa  la violencia que allí se da relacionada con el tráfico de drogas, las esposas y novias de los miembros de las bandas llevaron a cabo una huelga de sexo para lograr que sus parejas entregaran las armas y cambiaran su forma de vida. Otro caso similar ocurrió en Kenia cuando en 2009 miles de mujeres se comprometieron a iniciar una huelga de sexo en protesta contra los líderes del país cuya actitud amenazaba con revivir el sangriento caos que convulsionó el país africano en 2008.

No tengo referencia de ningún caso semejante ocurrido en España pero no cabe duda que sentimientos parecidos existen entre las mujeres españolas. Una muestra clara se da en una de nuestras más hermosas zarzuelas. En Gigantes y Cabezudos, escrita por Miguel Echegaray y Eizaguirre y musicalmente compuesta por el maestro Manuel Fernández Caballero, hay un coro de mujeres mañas que cantan:
Si las mujeres mandasen
Si las mujeres mandasen
En vez de mandar los hombres
Serian balsas de aceite
Los pueblos y las naciones
Los pueblos y las naciones
Si las mujeres mandasen

domingo, 28 de noviembre de 2010

Giselle

Ayer estuvimos en los teatros del Canal viendo Giselle. Esta representación forma parte del Festival Madrid en danza que durante todo el mes de Noviembre ha llenado distintos teatros de la Comunidad de Madrid con espectáculos coreográficos de todo el mundo. En este caso ha sido el ballet de la Opera de Lyon el encargado de presentar Giselle según la versión que el sueco Mats Ek creó en 1982 para el Ballet Cullberg.

Esta obra estrenada en 1841 en la Ópera de París,  reúne buena parte de los elementos estéticos y filosóficos del neo-romanticismo imperante en la primera mitad del siglo XIX. Lo idílico, mágico, romántico e  irreal se oponen al entorno materialista dominante en aquel momento.  Esta corriente invade todas las artes: la literatura, el teatro, la ópera y la danza. En la versión original Giselle, una campesina ignorante, muere prematuramente al ser burlada por su amante. Sin embargo su fantasma protege a su amado de la venganza de un grupo de espíritus malignos femeninos llamados Willis. Aparece entonces otro mensaje muy romántico: el amor  tiene el poder de vencer a la muerte.

La versión de Mats Ek transforma el argumento sin alterar la esencia trágica del original. Giselle no muere físicamente. Solo muere su espíritu de manera que enloquece y tiene que ser recluida en un manicomio. La pérdida de la razón de Giselle traduce fielmente la muerte física que representa el daño irreparable causado por el malvado seductor. Este acude arrepentido al manicomio y al ver el estado en que se encuentra Giselle su vida se transforma. Comprende la banalidad del mundo en el que ha vivido. Su transformación radical se expresa en el escenario al despojarse de sus ropas y quedar desnudo para arroparse después con la humildad  y la verdad del corazón.

La presentación de ayer en Madrid, fue sobria en cuanto a decorados e iluminación. Daba la sensación que la intención era centrar la atención de los espectadores en la fuerza dramática de la coreografía.  Los bailarines del ballet de la Opera de Lyon demostraron su arte exhibiendo una tremenda  capacidad para expresar las vivencias espirituales de los personajes gracias a la danza, como si el sentimiento interior condujera sus pasos. Fue una impresionante manifestación cultural y artística. 

miércoles, 25 de agosto de 2010

Abelardo

Me ha impresionado un artículo que acabo de leer en una revista de Historia. Trata sobre Pedro Abelardo, uno de los más grandes filósofos de la Edad Media. Y aunque la historia lo recuerda como intelectual, la cultura popular lo ha inmortalizado como componente de una de las parejas que siempre se citan como paradigmas del amor: Marco Antonio y Cleopatra, Romeo y Julieta, Abelardo y Eloisa…

Porque es de este Abelardo –el de Eloisa- del que trata el artículo al que me refiero. Hasta este momento para mi era sólo uno más de la lista de los amantes célebres.

Hay que retroceder al siglo XI que es cuando nace Pedro en Bretaña. Aunque su formación inicial -era hijo de un caballero- es militar, pronto se decide por estudiar filosofía. Y cambia su nombre por el de Abelardo, de habelardus (abeja), en honor del griego Jenofonte que era conocido como “la abeja ática”.

Abelardo, un tipo muy brillante, progresa mucho en su carrera como filósofo y el 1114, con 35 años,  llega a ser profesor de la escuela de la catedral de París.  Su prestigio como maestro era tal que llegó a contar entre sus cinco mil alumnos con un Papa (Celestino II), 19 Cardenales, y más de cincuenta Obispos y Arzobispos.

En 1115, Fulberto, un importante canónigo, le encarga impartir clases particulares de Filosofía a su sobrina Eloisa, que entonces tenía 16 años. Y, a pesar de todo su bagaje intelectual y filosófico, Abelardo se enamora perdidamente de Eloisa. En su autobiografía, escrita 20 años mas tarde, recuerda así estas clases: “...Los libros permanecían abiertos, pero el amor más que la lectura era el tema de nuestros diálogos, intercambiábamos más besos que ideas sabias. Mis manos se dirigían con más frecuencia a sus senos que a los libros…»

Fruto de estos amores, nació un niño. Abelardo se casó con Eloisa. Pero una serie de infortunios y malentendidos llevaron a situaciones muy dramáticas. Fulberto pagó a algunos sicarios que castraron a Abelardo. Abelardo y Eloisa ingresaron como monjes en distintos conventos. No volvieron a tener vida en común aunque se cruzaron abundantes cartas que forman parte de la antología universal de epistolarios célebres.

Abelardo se volcó en la enseñanza y la escritura. En sus obras sostuvo que la fe y la teología podían comprenderse a través de la lógica y la razón. Estas ideas, revolucionarias entonces, le ganaron la persecución de las autoridades eclesiásticas de la época. Abelardo se rebeló contra el autoritarismo imperante e intentó conciliar razón y teología.

Pasó los últimos meses de su vida en el monasterio de Cluny. Al final se arrepintió de sus “errores” para poder morir en el seno de la Iglesia. Eloisa consiguió enterrar los restos de Abelardo y dispuso que tras su muerte, que ocurrió 20 años después, los suyos reposaran junto a los de su amado. Así se cumplió. En 1817 los cuerpos se trasladaron al cementerio de Père Lachaise, en París, en un mausoleo neogótico. Éste aun recibe muchas visitas de amantes anónimos. Siempre hay flores sobre la lápida de Abelardo y Eloisa.