jueves, 18 de junio de 2015

Paul Strand


La Fundación Mapfre presenta en su sala de exposiciones de Bárbara de Braganza una interesante exposición de la obra de Paul Strand (Nueva York, 1890 – Orgeval, Francia, 1976), considerado como uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX. La muestra realiza un recorrido cronológico por las seis décadas que abarcó la carrera del fotógrafo (1910s-1960s) articulandose en tres  secciones, que narran desde sus esfuerzos iniciales por el establecimiento de la fotografía como forma clave de expresión artística independiente, hasta sus prolongados retratos de personas y lugares que, a menudo, adquirieron la forma de libros impresos.
Se presentan  más de 200 obras procedentes de importantes colecciones de museos y particulares, entre las que destaca la del Philadelphia Museum of Art, que posee los fondos más completos de la obra de Strand. Considerado uno de los grandes maestros de la fotografía su  obra, sin embargo, resulta aún poco conocida en España. Hay que señalar que la Fundación Mapfre posee, desde 2011, más de un centenar de fotografías, en su mayoría vintages, de Paul Strand, siendo la institución europea que custodia en su colección el mayor y más variado conjunto de obras de este gran fotógrafo.
Anna Attinga Frafra, Accra, Ghana, 1964. Copia a la gelatina de plata
La carrera de Paul Strand se caracterizó por una marcada motivación social y compromiso político reflejados en su voluntad constante por retratar el conflicto humano. La muestra analiza en detalle esta faceta de la obra de Strand, que el fotógrafo asumió como una parte esencial de su responsabilidad como artista.
Nacido en Nueva York, Strand empezó estudiando con el fotógrafo de temática social Lewis Hine en la Ethical Culture School de Nueva York, entre 1907 y 1909, y posteriormente entabló una estrecha amistad con Alfred Stieglitz, también fotógrafo y pionero en la introducción del arte moderno en Estados Unidos. Strand logró fusionar estas dos poderosas influencias y examinó las posibilidades de la cámara más a fondo que ningún otro artista antes de 1920. A partir de entonces exploró el potencial de la fotografía como instrumento de superación de la visión humana a través de retratos íntimos y detallados, y de la captación de matices en formas mecánicas y naturales. Desde la década de 1930, en sus diversos viajes al suroeste de Estados Unidos, Canadá y México desarrolló proyectos centrados en comunidades específicas, estudios de pueblos a través de sus gentes y de los elementos culturales que los identifican. Strand continuó centrándose en este tipo de trabajos durante el resto de su carrera, destacando sus series sobre Nueva Inglaterra, Francia, Italia, las Hébridas, Egipto, Marruecos, Rumanía o Ghana, materializados en la publicación de libros de importante difusión.

1. Del pictorialismo a la modernidad

Blind Woman, New York 1916. Copia a la gelatina de plata
La exposición arranca con las primeras obras de Strand, realizadas en la década de 1910, y en las que se aprecia su rápido dominio del imperante estilo pictorialista. Esta sección también presenta su evolución hacia las innovadoras fotografías de 1915–17, obras que exploran nuevas temáticas del paisaje urbano de Nueva York e ideas estéticas novedosas que lo acercan a la abstracción. Estas nuevas orientaciones en la fotografía de Strand ponen de manifiesto su creciente interés tanto por la pintura contemporánea —especialmente por el cubismo y por la obra de los artistas estadounidenses encabezados por Alfred Stieglitz— como por el descubrimiento de la fotografía como un medio esencial para dar expresión a la modernidad. La obra de Strand de este periodo también incluye cándidos y apabullantes retratos en primer plano de personas que observaba en la calle —los primeros de este tipo—, así como otras imágenes que reflejan su fascinación por el ritmo de vida y el cambio de escala en la gran ciudad moderna.

2. Del círculo de Stieglitz al retrato de la comunidad
Durante los años veinte —un periodo a menudo denominado “la era de las máquinas”— Strand quedó cautivado por la capacidad de la fotografía para captar los fascinantes detalles de piezas mecánicas, a la vez que sus ideas acerca de la naturaleza del retrato comenzaron a ampliarse de un modo considerable. Estas nuevas y variadas inquietudes pueden apreciarse en la belleza sensual de los primeros planos de su esposa, y en frescos y profundos estudios sobre su nueva cámara de cine. Strand hizo extensivas estas ideas a una serie de fotografías tomadas en lugares fuera de Nueva York, tales como Maine, donde temas aparentemente comunes, como un tronco, una roca, o la simple vegetación, dieron como resultado imágenes sorprendentemente innovadoras. Durante las décadas siguientes Strand viajó incesantemente motivado por su interés en ampliar el papel de la fotografía.
Church, Ranchos de Taos, New Mexico, 1930. Copia al platino
Esta sección presenta su investigación sobre la capacidad de la cámara para ilustrar el paso del tiempo y capturar las cualidades específicas de un lugar, como Nuevo México, a través de sus edificios abandonados. Además, recoge la etapa en la que Strand vivió en México (1932- 1934), y muestra su vuelta hacia un tema central: el retrato de sujetos anónimos. Este periodo en el extranjero le influyó profundamente, intensificando su compromiso con la política de izquierdas. Muchas de las obras del momento, tanto si representaban individuos, colectivos, o incluso iconos religiosos, muestran, en sus excepcionales composiciones, una profunda empatía con el lugar y sus gentes; aspecto que se puede apreciar también en su serie dedicada a la península de la Gaspesia, en Canadá, de la misma década.

3. Semblanzas de la historia y la modernidad
En la década de 1940 los libros se convertirían en la forma preferida de Strand de mostrar su obra, pues le permitían aunar la capacidad expresiva de la fotografía y la narrativa del cine. La exposición destaca principalmente tres de estos proyectos a través de los cuales podemos entender mejor el acercamiento del artista a estos lugares y culturas: Nueva Inglaterra (1950), Luzzara (1953) y Ghana (1963). No obstante, también están presentes fotografías de Francia (1952), Egipto (1959), Rumanía (1960) y Marruecos (1962).
En sus fotografías de Nueva Inglaterra Strand recurre a la historia cultural del lugar para transmitir una idea del pasado y del presente que sugiera una lucha incesante en pro de la democracia y la libertad individual. Este trabajo, materializado en la publicación de Time in New England [Tiempo en Nueva Inglaterra] refleja su compromiso político y fue publicado en 1950, año en que Strand se muda a Francia con motivo del creciente sentimiento anticomunista en EE. UU. Describió la región como “un campo de batalla donde la intolerancia y la tolerancia se miraban frente a frente en relación con las minorías religiosas, los juicios por brujería, los abolicionistas… Fue este concepto de Nueva Inglaterra el que me llevó a intentar encontrar... imágenes de la naturaleza y la arquitectura, y rostros de personas que formaban parte de, o estaban relacionadas con, el sentir de su gran tradición”. Similares inquietudes encontramos en su proyecto realizado en Francia y publicado en 1952 en La France de profil [El perfil de Francia].
The Family, Luzzara (The Lusettis), 1953. Copia a la gelatina de plata
En Luzzara (Italia) dirigió su atención a las realidades cotidianas de un pueblo norteño que se recuperaba de las miserias de la guerra y el fascismo. Este trabajo se centra en imágenes de los vecinos del lugar y satisface su vieja aspiración de crear una importante obra de arte en torno a una sola comunidad. Las fotografías dieron lugar al libro Un Paese: Portrait of an Italian Village [Un pueblo: Retrato de un pueblo italiano] (1955), acompañado de un texto de Cesare Zavatini.
En 1963 Strand viajó a Ghana por invitación de Kwame Nkrumah, primer presidente tras el final del dominio británico. Fascinado por la incipiente democracia del país, Strand estaba entusiasmado por la oportunidad de fotografiar un lugar que experimentaba a gran velocidad un relevante cambio político y modernización. Apreciaba los esfuerzos de una nación recién independizada por trazar un futuro que convivía junto a los aspectos tradicionales de la cultura propia. En este proyecto, el retrato tuvo una esencial presencia. Sus fotografías del país se publicaron en 1976 en Ghana: An African Portrait [Ghana: Un retrato africano].
En sus últimos años Strand se centra cada vez más en su casa de Orgeval, a las afueras de París, dirigiendo a menudo su atención a los innumerables descubrimientos que hacía dentro de su propio jardín, y que en ocasiones, son un reflejo de su obra anterior.