miércoles, 13 de junio de 2018

Brassaï

La Fundación MAPFRE presenta en Madrid un exhaustivo recorrido por la trayectoria de este famoso fotógrafo francés de origen húngaro cuyo trabajo contribuyó a la definición del espíritu de la ciudad de París en la década de 1930. Fue una de las figuras más destacadas de entre los fotógrafos europeos y americanos cuyo trabajo, en el período de entreguerras, enriqueció enormemente el potencial de la fotografía como forma de expresión artística.
Brassaï empezó a fotografiar en 1929 o 1930, y durante la década de 1930 mantuvo una intensa actividad. Su tema principal fue la ciudad de París, a la que se trasladó en 1924 con intención de dedicarse a la pintura. Hacia el final de la guerra, el centro neurálgico de la vanguardia parisina había emigrado desde Montmartre hasta Montparnasse, donde la mayoría de los artistas, una gran comunidad internacional, vivían como en una gran familia. Brassaï sentía fascinación por la capital francesa; en alguna ocasión llegó a decir que había comenzado a hacer fotografías para expresar su pasión por la ciudad de noche, si bien su obra pronto se llenó de retratos, desnudos, naturalezas muertas, imágenes de la vida cotidiana, rincones pintorescos y monumentos captados también de día. Se ganó un lugar importante entre los pioneros de la fotografía moderna gracias a su confianza en el poder de un estilo fotográfico franco y directo para transformar lo representado, así como a su talento para extraer de la vida cotidiana imágenes icónicas de gran potencia.

Vista desde el Pont Royal hacia el Pont Solférino, 1933. © Estate Brassaï Succession
La exposición recorre su trayectoria a través de más de doscientas piezas (fotografías de época, varios dibujos, una escultura y material documental) agrupadas en doce secciones temáticas. De ellas, las dos dedicadas al París de los años treinta son las grandes protagonistas. Producida por Fundación MAPFRE y comisariada por Peter Galassi, conservador jefe del Departamento de Fotografía del Museum of Modern Art de Nueva York desde 1991 a 2011, es la primera exposición retrospectiva de Brassaï organizada desde el año 2000 (Centro Pompidou) y la primera que tiene lugar en España desde 1993.
Cuenta con el préstamo excepcional del Estate Brassaï Succession (París) y con otros préstamos procedentes de algunas de las más importantes instituciones y colecciones particulares de origen norteamericano y europeo: The Art Institute of Chicago, The Museum of Fine Arts (Houston), The Metropolitan Museum of Art (Nueva York), The Museum of Modern Art (Nueva York), el Musée National d’art moderne-Centre Pompidou (París), The Philadelphia Museum of Art, The San Francisco Museum of Modern Art, David Dechman y Michel Mercure, ISelf Collection (Londres), y Nicholas y Susan Pritzker.

La muestra se desarrolla en torno a doce secciones que muestran un exhaustivo recorrido por la obra este polifacético artista.

París de día
Montmartre, 1930-31. © Estate Brassaï Succession

Nadie fotografió París de noche tan acertadamente como Brassaï, pero también acumuló una colección considerable de imágenes de la ciudad a la luz del día. Monumentos, rincones pintorescos o detalles de la vida cotidiana protagonizan gran parte de estas escenas. 
Algunas de sus fotografías de los años treinta también reflejan su interés por los estilos geométricos o los recortes abruptos, tal y como muestran las famosas imágenes de los adoquines de las calles de ciudad. Pero incluso estos experimentos gráficos más audaces reflejan, como el resto de sus imágenes de la ciudad, su permanente fascinación por lo que para él se presentaba como una tradición remota e inagotable, en constante desarrollo.






Minotaure
Entre su llegada a París a principios de 1924 y sus comienzos en la fotografía seis años más tarde, Brassaï creó un amplio círculo de amigos en el seno de la comunidad internacional de artistas y escritores de Montparnasse. Entre ellos se encontraban Les Deux Aveugles (Los dos ciegos), como se denominaban a sí mismos los críticos de arte Maurice Raynal y el griego E. Tériade.
Picasso. Minotaure. 1932
En diciembre de 1932 –el mismo mes en que vio la luz Paris de nuit– Tériade invitó a Brassaï a fotografiar a Picasso y sus estudios para ilustrar el primer número de Minotaure, la lujosa revista de arte que aparecería en junio de 1933 impulsada por el editor suizo Albert Skira y de la que se exponen aquí varios ejemplares. Esta colaboración supuso el punto de partida de su amistad con Picasso, una de las más importantes de su vida.
Durante los años siguientes el fotógrafo gozaría de un papel prominente en esta publicación, especialmente como colaborador de Salvador Dalí e ilustrador de textos de André Breton, aunque en ocasiones también como artista por derecho propio. El primer número de la revista incluyó una serie de desnudos y su incipiente serie de grafitis, mientras que el número siete de la misma revista dedicó varias páginas a sus imágenes nocturnas. Todo ello nos habla de la modernidad del artista y su relación con los círculos más importantes de la vanguardia parisina.

Grafitis
El valor del grafiti como una poderosa forma artística empezó a aflorar en el siglo XX. Como los objetos tribales de África, el arte de los niños o el de enfermos psiquiátricos, el grafiti se consideraba más expresivo y vital que otras formas refinadas del arte occidental tradicional.
Brassaï fue, de hecho, uno de los primeros en abrazar esta temática. Acumulador empedernido, durante toda su vida coleccionó toda clase de objetos abandonados, de modo que, desde el mismo momento en que comenzó a realizar fotografías, empezó a recopilar los grafitis que aparecían en las paredes de París.
Tenía preferencia por aquellos que habían sido grabados o arañados -más que dibujados o pintados- y en los que las irregularidades de la propia pared jugaban un papel importante en términos estéticos. Llegó a realizar cientos de estas imágenes, de las que aquí solo se presenta una pequeña muestra.


Sociedad
A mediados de la década de 1930 y tras la Segunda Guerra Mundial, Brassaï fotografió más de dos docenas de reuniones de la alta sociedad parisina: bailes de disfraces, veladas elegantes y otros eventos en casas privadas y en lugares como el Ritz. También capturó en numerosas imágenes la famosa Nuit de Longchamp (carreras que se celebraban a las afueras de París), cada verano de 1936 a 1939.
Velada de alta costura, 1935. © Estate Brassaï Succession
En estos eventos encontró muchas menos oportunidades de intervenir en la acción fotografiada que en los salones y bares parisinos, pero ello no le impidió crear imágenes potentes y duraderas, y de una realidad social muy distinta. Quizás la más extraordinaria de todas ellas es la de la celebración del quincuagésimo aniversario del interior Art Nouveau del lujoso restaurante Maxim's (terminado unos pocos años antes que la Casa Garriga Nogués). Aunque esa imagen ha sido famosa desde su creación en 1949, la serie de Brassaï sobre la alta sociedad parisina es poco conocida, y varias de estas fotografías se presentan por primera vez en esta exposición.

Personajes
Fort des Halles. 1939

En 1949, en el prólogo para Camera in Paris, una monografía dedicada a fotógrafos contemporáneos, el propio Brassaï, parafraseando a Baudelaire en “El Pintor de la vida moderna”, trata de establecer una línea de continuación entre el arte de los fotógrafos y algunos de los mejores artistas del pasado como Rembrandt, Goya o Toulouse-Lautrec. En este sentido explica cómo, al igual que aquellos, la fotografía es capaz de elevar a sujetos ordinarios al nivel de lo universal. Los personajes de esta sala muestran esta idea, pues no se trata sólo de un trabajador del Mercado de Les Halles, de un personaje travestido o de un cofrade en Sevilla, sino que, en su dignificación, todos ellos exceden su individualidad para representar a un colectivo.




Lugares y cosas
En ciertas fotografías los objetos revisten una luz particular, una presencia fascinante. La visión los ha fijado «tal y como son en sí mismos» […]. Les confiere una densidad totalmente ajena a su existencia real. Diríase que están ahí por primera vez, pero al mismo tiempo por última vez.
 Brassaï, nota sin fecha.

Nueva Orleans, 1957
Uno de los proyectos tempranos de Brassaï que finalmente nunca llevó a cabo fue un libro de fotografías de cactus; mucho después, en 1957, haría un cortometraje sobre animales. Pero normalmente sus intereses, en lo que respecta a objetos y lugares, se centraron en aquellos que habían sido hechos o habitados por el hombre. Así lo demuestran la mayor parte de sus imágenes dedicadas a este tipo de motivos, reflejando una gran curiosidad por las personas que habitaron esos espacios o crearon esos objetos.
Durante sus viajes realizó numerosas fotografías de la que aquí podemos ver una pequeña muestra: una perspectiva de la Sagrada Familia de Gaudí desde una posición elevada, un muro pintado en el Sacromonte granadino o un escaparate en Nueva Orleans. En algunas de ellas, como en Vineyard, Château Mouton-Rothschild (junio de 1953) Brassaï da un salto brusco desde el primer plano hacia el fondo partiendo la imagen por la mitad a lo largo de su eje horizontal (una estrategia gráfica inventada por Brassaï).

El sueño
Montmartre, 1930-31. © Estate Brassaï Succession
En términos generales, el sello distintivo de la fotografía europea de las décadas de 1920 y 1930 era la nueva sensación de movilidad y espontaneidad. Pero esta última era ajena a la sensibilidad de Brassaï, que en cambio buscaba la claridad y la estabilidad. En lugar de la popular cámara de mano, una Leica de 35 mm, Brassaï eligió una cámara que utilizaba placas de vidrio y, a menudo, se colocaba sobre un trípode. Así, como para declarar su independencia de la tendencia a crear imágenes espontáneas, las personas durmiendo se convirtieron en un motivo recurrente en su obra.

París de noche
La torre Eiffel vista a través de la reja del Trocadero, 1930-32.
© Estate Brassaï Succession
Paris de nuit fue, en realidad, el resultado del encargo realizado por el editor Charles Peignot a un joven y todavía desconocido Brassaï. El libro, del que se expone un ejemplar en la muestra, se publicó en diciembre de 1932 y tuvo un gran éxito, en parte gracias a la modernidad de su diseño, sus páginas sin márgenes y sus ricos fotograbados.
Brassaï continuó explorando el París nocturno a lo largo de la década de 1930, desarrollando una visión muy personal que se materializa en numerosas fotografías presentes en la exposición. Evocan el pulso dinámico y vibrante de la ciudad, destaca por ejemplo la imagen de una gárgola en primer plano de la Catedral de Notre Dame de París, en lugar de una vista convencional de dicha catedral, o el Pont Royal visto desde el agua y no desde arriba. Se trata casi siempre de imágenes silenciosas en las que el tiempo parece haberse detenido.

Placeres

Estaba ansioso por penetrar en ese otro mundo, ese mundo en los márgenes, el mundo secreto, siniestro, de los mafiosos, los marginados, los tipos duros, los chulos, las prostitutas, los drogadictos, los invertidos. Equivocado o no, yo sentía en ese momento que este mundo subterráneo representaba el París menos cosmopolita, el más vivo y más auténtico, que en estas facetas pintorescas de su inframundo se había conservado de generación en generación, casi sin alteraciones, el folklore de su pasado más remoto.
 Brassaï, 1976.

Folies Bergère, 1932
Cuando Brassaï organizó su archivo tras la Segunda Guerra Mundial, bajo el título de Plaisirs agrupó sus imágenes protagonizadas por pequeños delincuentes, prostitutas y otras figuras de los bajos fondos de París, junto a aquéllas sobre entretenimientos públicos, incluyendo salas de baile baratas, ferias populares de barrio y celebraciones anuales diseñadas para burlar las convenciones burguesas. Brassaï consiguió un permiso para trabajar entre bambalinas en el conocido Folies Bergère, lo que le permitía observar desde un punto de vista más alto todo lo que allí sucedía. Con estas imágenes, Brassaï logró revitalizar y transponer a la fotografía una rica mitología que ya existía en la literatura y en las artes visuales tradicionales.

Cuerpo de mujer

Desnudo en la bañera, 1938. © Estate Brassaï Succession
Durante la ocupación de París (1940-1944), Brassaï se negó a trabajar para los alemanes y no pudo fotografiar abiertamente. Parece que sus únicos ingresos procedían de un encargo clandestino de Picasso para fotografiar sus esculturas.
En parte por insistencia de Picasso, Brassaï volvió al dibujo. La mayoría de los dibujos que hizo en 1943-1945, como la mayoría de los que sobreviven de su época como estudiante de arte en Berlín en 1921-1922, son desnudos femeninos. Lo mismo sucede con muchas de las esculturas que comenzó a realizar después de la guerra, a menudo a partir de piedras desgastadas por el efecto del agua.
Sería inapropiado tratar de ocultar la intensidad de la mirada masculina de Brassaï tras la cortina de una búsqueda puramente estética de la "forma". Lo más distintivo y poderoso de sus imágenes del cuerpo femenino es su manifiesta urgencia carnal.

Retratos: artistas, escritores, amigos
Obligar al modelo a comportarse como si el fotógrafo no estuviese allí es verdaderamente hacerle representar una comedia. Lo natural es no escamotear esa presencia. Lo natural en esta situación es que el modelo pose honestamente.  
Brassaï, nota sin fecha.
Dalí y Gala en su apartamento de París. 1932

Pablo Picasso, Salvador Dalí, Henry Miller (quien dio a Brassaï el apodo de "El ojo de París"), Pierre Reverdy, Jacques Prévert, Henri Matisse y Léon-Paul Fargue son solo algunos de los protagonistas de los retratos que se exhiben en esta sección de la exposición. La mayoría de los retratos hechos por Brassaï son de personas que él conocía y, quizás como resultado de esa cercanía, transmiten una gran franqueza y naturalidad. También es cierto, sin embargo, que Brassaï solía llegar a este resultado incluso cuando no conocía al retratado.

La calle
Amantes en la Gare Saint-Lazare, c. 1937.
© Estate Brassaï Succession


El trabajo de Brassaï para Harper’s Bazaar le llevó a recorrer Francia y muchos otros lugares, desde España hasta Suecia, Estados Unidos y Brasil. Así pues, aunque su talento hundía sus raíces en París, amasó una amplia colección de fotografías tomadas en lugares que le eran poco familiares. En esta exposición se muestran varias de estas imágenes, tres de ellas tomadas en España.



viernes, 8 de junio de 2018

Espirales de Luz


En mi juventud, en la segunda mitad de la década de los 70 del siglo pasado, frecuenté durante varios años la Parroquia de San Federico en el barrio de Valdezarza de Madrid. Allí conocí lo que suponía ser una Comunidad Cristiana comprometida con la realidad social de un barrio obrero en un contexto histórico de especial relevancia. También allí conocí a Carlos Martín, uno de esos hombres especiales que se cruzan de vez en cuando en tu vida y la iluminan con su presencia. 

Iglesia de San Federico. Alcalde Martín de Alzaga, 21. Madrid
Hoy, de forma totalmente inesperada, todo aquel pasado ha resucitado en mi memoria en el sitio que menos me podía imaginar. Paseando por la calle Hortaleza, de pronto se ha puesto a llover. Pasaba justo por delante de la La Sede de la COAM y he entrado sin saber lo que me iba a encontrar. Se trataba de una exposición sobre la obra del arquitecto Luis Cubillo realizada en colaboración con Arcadio Blasco, un gran artista que sintetizó la alfarería con la cerámica y la escultura. Ambos dos han sido un agradable descubrimiento para mi. Pero la mayor sorpresa ha sido encontrarme uno de los paneles que conforman la exposición dedicado a la Iglesia Parroquial de San Federico.

Vidriera de Arcadio Blasco en el Seminario "Mater Dei" de Castellón de la Plana
La muestra está organizada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM)  y la Fundación Arquitectura COAM.  Comisariada por José Piqueras Moreno, Luis Cubillo Cubillo, Jesús García Herrero y Teresa Sánchez de Lerín García Ovies, esta exposición cuenta con la colaboración del Museo de la Universidad de Alicante, el patrocinio de empresas como Vitra y Artek, y el Ayuntamiento de Mutxamel. El Museo de la Universidad de Alicante ha prestado temporalmente numerosos dibujos, maquetas, un fragmento de vidriera de hormigón y otras piezas de la colección de Arcadio Blasco depositadas en el museo, así como una parte de la amplia documentación de su archivo. 

La exposición consta de veinte paneles didácticos que incluyen maquetas virtuales, reproducciones fotográficas y textos explicativos de cada uno los edificios en los que colaboraron ambos autores, varios dibujos y maquetas cerámicas de la colección familiar de Luis Cubillo de Arteaga y decenas de planos, secciones, bocetos y otro tipo de dibujos inéditos del arquitecto, procedentes del legado LCA del Archivo Servicio Histórico del COAM. La exposición, resultado de un trabajo de investigación previo, muestra la estrecha colaboración, ocurrida a mediados del siglo pasado, entre el arquitecto madrileño Luis Cubillo de Arteaga (1921-2000) y el artista alicantino de Mutxamel Arcadio Blasco Pastor (1928-2013), cuya obra supuso el contrapunto perfecto para la radical arquitectura de Cubillo durante casi veinte años.

Iglesia del Seminario de Castellón
Si lo habitual, sobre todo en la construcción de los nuevos templos, era la subordinación del artista al arquitecto, en su caso se dio una absoluta libertad, enriqueciendo decisivamente los edificios de Cubillo, con hitos como la iglesia del poblado dirigido de Canillas y el Seminario de Castellón. Para éste último proyectó la mayor vidriera de su tipo realizada en España hasta el momento, con una gigantesca espiral de luz que cubría la totalidad del espacio sacro.

Es fácil rastrear la evolución de la obra plástica del artista en esos años, desde la figuración hasta su deriva hacia una abstracción orgánica. Las espirales o los desarrollos dieron paso a los objetos-idea, y todos ellos encontraron su trasunto en las vidrieras de los templos de Cubillo. Y, aunque las geometrías posconciliares del arquitecto se tornaron más complejas, Blasco fue capaz de dar respuesta eficaz a sus nuevos requerimientos, y seguir experimentando técnica y formalmente, con resultados que brillan en las madrileñas parroquias de San Fernando y de Jesús de Nazaret. Todos los templos destacados de Cubillo contaron con la aportación de Blasco, fundamentalmente por su perfecto entendimiento de la sencilla dialéctica de contrarios que subyacía en su arquitectura. Ambos compartieron una visión vanguardista de sus respectivos oficios y una común necesidad de apoyar sus diseños en un dominio de la técnica que los propiciaba.

Vidriera de S. Fernando en la Iglesia de Nuestra Señora del Tránsito. Poblado de Canillas. Madrid.
Tuvieron una fructífera relación plasmada en varias iglesias madrileñas, como la de Nuestra Señora del Tránsito y la de San Fernando, así como el Seminario Mater Dei de Castellón. Si lo habitual en la construcción de los nuevos templos era la subordinación del artista al arquitecto, en el caso de Cubillo y Blasco se dio una absoluta libertad y compenetración. A pesar de sus diferencias religiosas o políticas, ambos compartieron una visión vanguardista de sus respectivos oficios. La relación que se estableció entre Blasco y Cubillo estuvo jalonada también de momentos vitales importantes, entre ellos el diseño para la casa taller del artista y su familia en Bonalba en 1964, su definitivo refugio alicantino. 

Luis Cubillo nació el 8 de junio de 1921 en Madrid, falleciendo el 21 de diciembre de 1921 en el mismo lugar. Fue un arquitecto español de la segunda mitad del siglo XX. En 1951 fue nombrado arquitecto de la Dirección General de Asuntos Eclesiásticos del Ministerio de Justicia. Esta buena relación con el ámbito eclesiástico sería de gran relevancia en su futura trayectoria profesional. Participó en la construcción del poblado dirigido de Canillas, en Madrid, entre 1956 y 19634​ —proyecto en el que se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Tránsito (1958) y gracias al cual recibió una Encomienda al Mérito Civil.  El papel de la Iglesia y de la Religión en la Historia de la Arquitectura siempre ha sido, aún a día de hoy, uno de los pilares fundamentales y en la vida profesional de Cubillo iba a tener también una gran influencia. Los edificios religiosos construidos por Cubillo en el contexto posconciliar eran de diseño sencillo y en ellos adquirían gran importancia las vidrieras.

Arcadio Blasco nació en 1928 en el municipio alicantino de Mutxamel y falleció en el 2013 en el municipio madrileño de  Majadahonda. Fue un artista que sintetizó alfarería, cerámica,  escultura y abstracción materializando todas ellas, desde finales de la década de 1960, en relieves, vitrales y esculturas. Su obra se encuentra en diversas colecciones, instituciones y museos: Centro de Arte Reina Sofía de Madrid; Museo Municipal de Madrid; Museo de Cerámica de Barcelona; Museo de Arte Contemporáneo de Oldemburgo; Centraal Museum de Utrecht; Museo de la Solidaridad Salvador Allende, en Chile; Museo Internacional de Cerámica de Ginebra; Museo de cerámica de Manises (Valencia); Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA)... Así como en las colecciones del Palacio de la Zarzuela, Palacio de la Moncloa, la Diputación y el Ayuntamiento de Alicante, y de la Generalidad Valenciana.