sábado, 27 de enero de 2018

Norman Foster. Futuros comunes


La arquitectura de Norman Foster ha trascendido límites y ha conseguido repercusión y reconocimiento mundial al usar el conocimiento técnico para prefigurar el futuro y para superar barreras físicas o sociales, desde sus primeras obras hace más de medio siglo hasta la actualidad. En Madrid contamos desde 2009 con una muestra del trabajo de Foster en la Torre Cepsa situada en la zona norte de la ciudad. Coincidiendo con la presentación pública de la Norman Foster Foundation en Madrid hace unos meses, el Espacio Fundación Telefónica, en colaboración con su fundación, organiza esta exposición, comisariada por Luis Fernández-Galiano, catedrático en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid (ETSAM). Se trata de acercar al público la obra del arquitecto y su visión del futuro, al mismo tiempo que mostrar sus fuentes de inspiración. En la muestra se documentan doce proyectos recientes que dialogan con otras tantas propuestas de décadas anteriores del arquitecto británico, para subrayar la continuidad de sus inquietudes y, al tiempo, poner de manifiesto la variedad de sus intereses.

Más allá de la fascinante excelencia técnica y estética de los edificios firmados por Foster, esta exposición incide a través de más de 30 maquetas, 160 dibujos y varios audiovisuales, en algunas cuestiones menos reivindicadas pero igualmente trascendentales dentro de su trayectoria: la sensibilidad social que ha guiado muchos de sus trabajos, el diálogo entre tradición y modernidad, la reflexión acerca de la sostenibilidad y la vida en nuestras ciudades, el papel de la innovación y la tecnología, etc. Compuesta por un diálogo entre proyectos pasados, presentes y futuros, la muestra sobre Foster aporta una visión de conjunto única. En palabras del mismo Foster, la exhibición "es una mirada al futuro, pero sin dejar de mirar al pasado remoto, una visión que nos da continuidad. Muestra el otro lado de los proyectos que me motivan, aquellos más pequeños que pueden marcar una gran diferencia, en los que la tecnología y el imperativo social contribuyen a fines sociales como la mejora del cambio climático, la igualdad, el bienestar social... Son temas recurrentes a lo largo de mi carrera, que tienen continuidad hoy".

Aeropuerto Ciudad de México. 2014
Inspirándose tanto en las construcciones históricas como en los avances científicos, sus proyectos reconcilian tradición y modernidad, inteligencia urbana y capacidad transformadora, excelencia estética e innovación tecnológica. De las intervenciones en edificios patrimoniales a los proyectos de habitáculos en la Luna, la obra de Foster recupera la memoria del pasado y anticipa las necesidades del futuro sin dejar de estar sólidamente arraigada en las demandas y urgencias del presente. Sean los nuevos espacios del trabajo o la cultura, la atención a los pacientes de cáncer o a las poblaciones carentes de infraestructuras, los desarrollos urbanos sostenibles o las rutas elevadas para ciclistas y peatones, las propuestas de Foster estimulan el empeño por hacer nuestras ciudades más habitables, y todo ello bajo el signo de la sensibilidad social, de la apertura al cambio y de la innovación.

La exposición se estructura en doce "capillas" con una nave central, que ocupa un conjunto de máquinas al servicio del movimiento, desde el planeador a la cápsula espacial, que son a la vez inspiración para estas arquitecturas livianas y emblema de un mundo acelerado en cambio permanente. El futuro del pasado y del patrimonio se ilustra relacionando su cuidadosa extensión de las míticas bodegas Château Margaux con sus primeros dibujos de arquitectura vernácula cuando todavía era estudiante, y comparando su actual proyecto para la ampliación del Museo del Prado con el Carré d’Art que completó hace un cuarto de siglo en Nîmes. Por su parte, los futuros de la forma y la función arquitectónica vinculan la reciente sede de la compañía Bloomberg en la City londinense con la que construyó para Willis Faber & Dumas hace cuarenta años, y la nueva Casa de Gobierno en Buenos Aires con el renovador Sainsbury Centre, que en su día transformó la percepción de los espacios del arte.

Apple Park. (2010-2017)
Tanto el futuro del trabajo como el futuro del bienestar dan lugar a mostrar en paralelo la emblemática sede construida para Apple en California con el pionero proyecto para Olsen en los muelles de Londres, y el acogedor Maggie’s Centre para pacientes oncológicos con la Escuela de Hackney para niños con necesidades especiales. En Foster la voluntad de atender a las necesidades contemporáneas se une al refinamiento técnico, y tanto el futuro de la construcción como el de la tecnología se exploran vinculando el titánico proyecto para el aeropuerto de México con el Climatroffice -la visionaria propuesta que realizó con Buckminster Fuller- y el sostenible Droneport con la elementalidad geodésica de su Casa autónoma.

Lunar Habitation. 2012

La ciudad y el territorio exigen pensar de nuevo el futuro de la movilidad y el de la sostenibilidad, una tarea que aquí se enseña poniendo en relación el estimulante proyecto urbano del SkyCycle con el popular Metro de Bilbao, y la ciudad libre de emisiones de Masdar con el precursor plan territorial ecológico de La Gomera. Por último, el futuro de las redes que enhebran el planeta e incluso de la expansión de la humanidad fuera del mismo dan lugar a mostrar juntos el colosal proyecto del Thames Hub con la barcelonesa Torre de Collserola, y la base lunar para la Agencia Espacial Europea, construida con robots y tecnología 3D, con la primera realización del arquitecto, un minúsculo refugio en forma de cabina de avión, el Cockpit.

Para más información sobre esta exposición puede consultarse la guía práctica editada por Fundación Telefónica. 

martes, 16 de enero de 2018

La fiebre de las criptomonedas

Allá por 2010 empecé a oír hablar del bitcoin. Una nueva moneda, etérea, anónima y misteriosa en su origen. Aparte de la novedad tecnológica,  ya aparecía rodeada de un aura de misterio y clandestinidad. Parecía que su uso se restringía a la internet profunda donde se encontraban los hackers y los usuarios mas chungos de la red. Mi curiosidad me llevo a investigar sobre su funcionamiento. Aquello parecía ser una innovación decisiva en el campo de los pagos que, desde luego, no me era ajeno. No había mucha información sobre el tema y la que había en absoluto era clara. También descubrí la existencia de mucho teórico experto que no sabia gran cosa porque eran muy difíciles de comprender. Cuando algo se domina no es difícil explicarlo.  De una forma u otra, al cabo de unos pocos días y bastantes horas de dedicación, logré hacerme una idea bastante precisa de losfundamentos del bitcoin.

El siguiente paso, que di varios meses más tarde, fue llegar a diferenciar entre la moneda “bitcoin” y la filosofía tecnológica que la sustentaba que, con el tiempo, ha sido denominada blockchain. Diferencia esta de gran importancia porque, si bien se puede discutir con gran vehemencia sobre la viabilidad y el futuro de Bitcoin, lo que cada vez resulta mas evidente es la vigencia y el potencial de uso que, como veremos mas adelante, parecen asociados a la utilización de blockchain.

Con el paso de los años, los altibajos del desarrollo de bitcoin fueron seguidos con interés, curiosidad y preocupación, dependiendo de los distintos puntos de vista, por un cada vez mayor publico afectado. En los últimos meses ha saltado de los ámbitos mas o menos especializados o frikis hasta convertirse en tema de debate y conversación de las publicaciones generalistas. La semana pasada sin ir mas lejos, en una reunión de amigos, junto a los comentarios sobre los atascos de las carreteras provocados por las nevadas y las inevitables referencias a la “cuestión catalana” surgió la conveniencia de invertir en bitcoins. Ayer, por casualidad, encontré en The Guardian un artículo que lo desaconsejaba y que me apresuré a remitir al amigo que había suscitado el tema.  

La prueba de la extensión del conocimiento del concepto la encontramos en la aparición de muchas otras criptomonedas, como Ethereum, Ripple o Cardano que en mayor o menor medida reproducen invariablemente la enorme volatilidad que ya manifestó bitcoin desde sus comienzos. Las sucesivas peripecias sufridas a lo largo de la historia: prohibiciones, hackeos, reconocimientos… han determinado fluctuaciones de valor que se han convertido en característica esencial de las criptomonedas. Su popularización y extensión de uso han llevado a las autoridades económicas a emitir en reiteradas ocasiones avisos sobre los riesgos asociados a su utilización.

Al margen de todo el entorno especulativo que inevitablemente rodea el mundo de las criptomonedas me parece interesante abordar algunos aspectos relacionados con ellas sobre los que conviene reflexionar.   

Los mecanismos de generación de bitcoin, lo que normalmente se suele llamar minería, requieren algoritmos complejos que hacen uso de avanzadas técnicas criptográficas. Todo ello implica la necesidad de utilizar una gran capacidad de proceso de potentes ordenadores. La forma en que está diseñado bitcoin implica que tal demanda de potencia de cálculo no es constante, sino que se incrementa progresivamente en la medida en que mas y mas unidades de la criptomoneda se ponen en circulación. Como resultado de todo ello, las estimaciones del consumo de energía que se produce como consecuencia del funcionamiento mundial de bitcoin son enormes. En la actualidad se sitúan en el entorno del consumo anual de países enteros como Nueva Zelanda o Irlanda. Esta enorme demanda de capacidad de cálculo y el incremento del valor de las criptomonedas han determinado la aparición de malware usado por criminales para infectar ordenadores de todo el mundo en los que, sin conocimiento de sus propietarios, se instala software especializadopara realizar procesos de minería de criptomonedas.

Por otra parte, la tecnología blockchain ha despertado un enorme interés en el entorno financiero. Aunque todavía faltan por superar algunos obstáculos, las potenciales ganancias de eficiencia en los procesos y los ahorros de mano de obra que podría generar son tan atractivos que un elevado número de entidades financieras están invirtiendo enormes recursos para explorar el mejor uso de esta tecnología. Estos procesos se están llevando a cabo tanto en un ámbito de competencia, pero también de cooperación ya que parece previsible que la inter-operatividad de los procesos y herramientas será imprescindible.  

Incluso alejándonos aun mas del entorno inicial de los pagos y las transacciones financieras, parece que la tecnología blockchain puede encontrar aplicaciones en muchas otras industrias y actividades. En su libro “Blockchain Revolution: How the Technology Behind Bitcoin Is Changing Money, Business, And The World,” Don y Alex Tapscott vaticinan que la progresiva aplicación de las tecnologías derivadas de blockchain supondrán un cambio radical que, a través de Internet, revolucionará el funcionamiento de nuestra sociedad impactando fundamentalmente en todas aquellas entidades que realizan funciones de intermediación.  Todo ello anuncia otra importantísima consecuencia para el empleo. Si el uso de esta tecnología hace innecesaria la función desarrollada por numerosas empresas, los trabajadores de las mismas también serán innecesarios. Parece por tanto que esta tecnología se unirá a la robótica y la inteligencia artificial en el desplazamiento de los trabajadores humanos en muchos los actuales lugares de trabajo. Pero el desarrollo y aplicación de todas estas nuevas técnicas y procedimientos también debería generar una demanda importante de especialistas. Renovarse o morir. La vida sigue.