jueves, 22 de febrero de 2018

Forges se ha ido

Última viñeta de Forges publicada en El País
El día de hoy ha tenido un triste comienzo. La radio, que siempre pongo al despertarme, me ha hecho saber la muerte del inigualable Forges. Ya hace algunos años, en otra entrada de este blog, describí mi larga  historia de admiración hacia este gran creador. Observador y crítico, su elegancia a la hora de transmitir su visión de la realidad, le han ganado la admiración y el respeto unánimes. Como bien dice David Juarez hoy en La Vanguardia "...era capaz de hacer crítica política sin ofender, muestra de ello es que hoy todas las fuerzas políticas españolas se han despedido de Forges con bellas palabras". Nada mas cierto. La enorme ágora de Twitter se ha llenado de manifestaciones de reconocimiento, pesar,  recuerdo y agradecimiento.  Representantes de todo el espectro político se han unido en una inusual unanimidad para elogiar la aportación de Forges a nuestra sociedad. Naturalmente, no solo ellos. Periodistas, artistas, escritores  y,  sobre todo, sus compañeros en la critica humorística  no han escatimado recursos para glosar la carrera de Forges y llorar su pérdida.  

Simplemente, a modo de ejemplo, me ha impresionado el sentido obituario de Juan Cruz, amigo y compañero en El País, donde sabiamente afirma: "No había en sus expresiones nada que no se relacionara con las de sus personajes, pues él mismo fue un personaje de Forges. Su muerte no sólo es una mala noticia porque Forges deja un vacío, es nuestro mundo el que se queda vacío sin sus metáforas. El suyo es, ha sido, un testimonio diario sobre la ineptitud, contra el lugar común y contra el cinismo, sobre lo que cada español tiene también de los defectos que cada español denuncia. España sin Forges es un país mutilado, mucho más triste".


El gran humorista gráfico Julio Rey rememora en El Mundo sus reuniones de trabajo y muestra su admiración y respeto hacia el maestro al afirmar "Antonio, en nuestras mesas redondas, siempre se sentaba en los extremos, no porque su discurso fuera radical, no hay metáfora, simplemente no le gustaba el foco, ser el prota, pero lo era y a mí me gustaba sentarme a su lado para serlo, para ver si de su sabiduría, por ósmosis, se me pegaba algo".


Pilar Martin Valverde, de la Agencia EFE, elogia la enorme obra de Antonio Fraguas destacando su respeto, humor y originalidad al enfrentarse a la tarea diaria, durante mas de cincuenta años, de reflejar la realidad de nuestro entorno común: "Figura imprescindible para conocer y entender la sociedad española, a través de sus genuinos bocadillos de gruesos bordes, Forges retrató el duro mundo de la crisis y los hipotecados, así como el de los jóvenes, esos que en mas de una ocasión llevó a la viñeta para contarnos lo difícil que tienen encontrar un trabajo digno".
Partiendo de sus celebérrimas viñetas, el universo de Forges se fue ampliando desde los periódicos y las revistas hasta los libros, los discos, las películas de cine y los programas de radio y de televisión. Todo ello basado en su sentido critico humorístico para reflejar inteligentemente nuestra realidad  a través de unos personajes fruto de su habilidad creativa que no solo se manifestaban a través de su original grafismo. Forges realiza una aportación notable a la lengua mediante la forma de hablar de sus personajes. Muchos de los "palabros" inventados por Forges para reforzar la personalidad de sus criaturas se han ido incorporado al lenguaje popular llegando a tener tal relevancia que han acabado siendo incluidos en los diccionarios de la Real Academia Española.
En mi búsqueda de documentos sobre la vida y obra de Antonio Fraguas he de destacar el magnifico homenaje recopilado por El País, la galería de imágenes que ha reunido El Mundo y el esplendido documental de La 2 de rtve. La  biografía de Forges que aparece en su sitio web resulta aleccionadora pero voy a cerrar esta aportación con el resumen de la misma que también allí se presenta y que, en mi modesta opinión, transmite el estilo de Forges:  "Nació en Madrid el 17 de enero de 1942, en una familia de nueve hermanos. Después de suspender varias veces la reválida de 4.º, gracias a su ingeniosa interpretación de las matemáticas, en 1957 ingresa como técnico en la naciente Televisión Española, donde, mientras estudia variadas e inconclusas disciplinas, inicia su carrera profesional como dibujante de chistes en 1964. Casado con Pilar Garrido desde 1967, curiosamente también tiene cuatro hijos y cinco nietos".




miércoles, 14 de febrero de 2018

El mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o realidad


Casi se me pasa el plazo para ver esta exposición. Pero "nunca es tarde si la dicha es buena" y desde luego lo ha sido. Soy asiduo de las exposiciones de Caixaforum en Madrid y, de las muchas que he visto, esta es la que mas me ha impresionado por la lograda adecuación del espacio expositivo a los objetos expuestos. La construcción de una Piazza de Italia dentro de la planta 2 del edificio del Paseo del Prado, con los arcos tan característicos de los cuadros de Giorgio de Chirico, es una gran idea que armoniza a la perfección con las obras presentes en la muestra.

Los arqueólogos. 1927
La repercusión de Giorgio de Chirico (Volos, Grecia, 1888 - Roma, 1978) va mucho más allá del mundo del arte. Sus paisajes solitarios y sus naturalezas muertas metafísicas se han convertido en referentes visuales de nuestro tiempo. Con su preocupación por el subconsciente, fue uno de los precursores del surrealismo y, posteriormente, fue uno de los puntales del retorno al clasicismo de los años veinte del siglo XX. Esta muestra, organizada por la Obra Social ”la Caixa” en colaboración con la Fondazione Giorgio e Isa de Chirico, presenta al que posiblemente sea el artista italiano más destacado del siglo pasado. Las obras expuestas, datadas entre 1913 y 1976, repasan todas sus fases creativas desde las plazas italianas y maniquíes, que le dieron el reconocimiento inicial, hasta su retorno posterior al mundo clásico y su etapa neometafísica de madurez.

Su obra de Giorgio de Chirico se caracteriza por una incesante investigación a diferentes niveles: el técnico, el estético y el de la idea artística y su constante búsqueda de descubrimientos iconográficos y simbólicos. Según su ideario, la técnica pictórica tiene que demostrar el conocimiento del oficio; el resultado estético, la suma de técnica y estilo, tiene que ser siempre un objetivo. No obstante, es la idea iconográfica y de composición lo que verdaderamente actúa como puente entre el arte clásico y el contemporáneo.

Musas inquietantes. 1916
Mediante sus meditaciones sobre la realidad, profundizadas con lecturas de Nietzsche y de Schopenhauer, interpretó la ambigüedad y la inquietud del tiempo en el que le tocó vivir. En un segundo momento de madurez, orientó su búsqueda en torno a la técnica de la pintura hacia el descubrimiento de la «bella materia pictórica», estrategia técnica imprescindible y generadora del arte y la belleza.

El mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o realidad reúne un total de 142 obras, procedentes en su mayoría de la Fondazione Giorgio e Isa de Chirico, que se completan con préstamos de más de una veintena de museos y colecciones privadas. Destaca la decena de pinturas que ha aportado la Galleria Nazionale d’Arte Moderna de Roma.La muestra reúne las pocas esculturas de De Chirico realizadas a partir de 1940 en terracota y durante los años 1968-1970 en bronce, con unas tiradas limitadas. Esas piezas, junto con una serie de acuarelas, dibujos y litografías que comprenden desde el período metafísico hasta las últimas creaciones gráficas de la neometafísica, amplían y completan esta retrospectiva del mundo de De Chirico, que revive también gracias a unos cuantos dibujos hechos en 1972.

La exposición se estructura en seis grupos de obras. Comienza con una colección de retratos y autorretratos que introducen un interrogante en torno a la identidad: el yo y los otros. A continuación, los interiores metafísicos, ligados a su estancia en Ferrara, donde De Chirico hacía el servicio militar, y al descubrimiento de la arquitectura del Renacimiento, junto a la ciudad industrial con sus fábricas. El tercer apartado se centra en la plaza de Italia y en la presencia del maniquí que culmina el enigma metafísico. Las tres últimas secciones —Baños misteriosos, Historia y naturaleza, Mundo clásico y gladiadores— describen un viaje a las raíces de la cultura europea: la búsqueda de la intimidad, el tiempo, la tensión entre realidad, ficción y teatro. Veamos con mas detalle cada uno de estos ámbitos.

Retratos y autorretratos

Retrato de Isa, vestido rosa y negro. 1934
Para De Chirico el retrato es el género clásico por excelencia, al cual se dedicó a lo largo de toda su vida artística, desde el primer período metafísico hasta las últimas obras. Cada época de su creatividad quedó claramente reflejada en ellos. La psicología, al igual que la ironía, son características intrínsecas de sus retratos, que nunca son simples representaciones de un personaje en concreto, sino que acostumbran a captar las emociones más íntimas. Los autorretratos, de los que De Chirico tiene múltiples ejemplos, evolucionan desde la tipología clásica del primer período, pasando por la intimista de los años veinte y treinta, hasta llegar a ser ambiguas y divertidas representaciones de él mismo en la década de 1940, una época en que el artista suele reproducirse vestido a la manera del siglo XVII, como un recuerdo de Rembrandt, Van Dyck y Frans Hals, lo cual le permite dejar constancia de su interés por el teatro y el disfraz. Y además, el género del retrato también llega a ser así el medio más apropiado para demostrar su habilidad para hacer preciosa la materia pictórica en telas, encajes y joyas.

Interiores metafísicos

El tema nació durante la guerra en Ferrara, donde De Chirico, vestido de soldado, permaneció desde mediados de 1915 hasta finales de 1918. Los interiores metafísicos son composiciones en las que una perspectiva acelerada implica los elementos arquitectónicos de una estancia, en cuyo centro hay un conjunto de instrumentos de dibujo y otros objetos incoherentes. Recursos como la abertura de una ventana o el cuadro dentro del cuadro presentan escenarios con paisajes arqueológicos y naturales, fábricas y plazas. De Chirico contrapone el plano de tablones de madera sobre el que surgen estas visiones nuevas al puente de un paquebote de transporte marítimo, y especifica que el reclamo náutico «tiene aquí un significado profundo para quien quiera penetrar la complicada mente de este nuevo pathos» (1919).
El retorno de Ulises. 1973
Los objetos de la puesta en escena —cajas multicolores, galletas de Ferrara, yesos, cartabones y reglas de dibujo, cubos, telas y caballetes— forman nuevas constelaciones en visiones que simulan «habitaciones del pensamiento», uno de los temas más importantes del artista y también uno de los más enigmáticos.
La reflexión de De Chirico sobre la habitación y el binomio interior-exterior se desarrolló durante los años veinte con temas como los gladiadores que luchan entre pared y pared en espacios estrechos y los trofeos que solidifican objetos diversos en conglomerados victoriosos. También encontramos, probablemente en contradicción, el tema de los muebles en el valle, en que sillones, sillas y armarios se alzan en medio de la naturaleza abierta. En 1930 apareció por primera vez el tema del sol en las litografías que ilustran los Calligrammes (Caligramas) de Apollinaire, otro protagonista versátil de escena.
Durante el período neometafísico de los años sesenta y setenta, De Chirico recuperó ese repertorio tan amplio de combinaciones con plena libertad de invención: desde los muebles en el valle hasta los soles apagados, el artista realizó creaciones pictóricas cargadas de sugerencias con un énfasis renovado en el color.

Plaza de Italia y maniquíes

Plaza de Italia con Fuente. 1968
La plaza de Italia es el tema principal y más conocido del arte metafísico, que nació en Florencia en 1910 como resultado de una revelación que Giorgio de Chirico plasmó en el cuadro L’énigme d’un après-midi d’automne (El enigma de una tarde de otoño). Lo desarrolló en París entre 1911 y 1915 con imágenes que pierden la objetividad de la perspectiva renacentista, con lo que De Chirico quiso «expresar esa sensación tan fuerte y misteriosa que había descubierto en los libros de Nietzsche». Los pórticos de las ciudades italianas, las esculturas de las plazas, las torres al fondo y las chimeneas cristalizan un tiempo «eterno» e imperturbable que a menudo está indicado por un reloj o por un tren que atraviesa la línea del horizonte. La plaza de De Chirico, vacía y eterna, no acoge personas, sino apariencias humanas, como estatuas o figuras lejanas que se distinguen por largas sombras.
Simultáneamente nació el maniquí, un ser con una cabeza ovoide y lisa, y un cuerpo hecho de elementos geométricos y cartabones de dibujo, que se sostiene gracias a una estructura de tablones. Sin cara y físicamente todo él sintetizado, y por lo tanto carente de cualquier rasgo que lo personalice, el maniquí brilla con una expresión luminosa y el pathos del ser. Esta figura ocupa un lugar central en el universo imaginario, filosófico y figurativo del artista, desde los personajes míticos de Héctor y Andrómaca, pasando por el trovador y las musas inquietantes, hasta el desarrollo de la figura del arqueólogo en los años veinte, un «maniquí sentado» con pórticos, templos antiguos y elementos naturales encastrados en el vientre.
El contemplador. 1976
Presentes a través de la larga parábola artística de De Chirico, tanto la plaza de Italia como el maniquí experimentaron una serie de cambios conceptuales y plásticos. Al final del período neometafísico (1968-1976) fueron reinterpretados con colores encendidos y atmósferas más serenas en comparación con los de la primera metafísica, donde aparecen impregnados de una extraña sensación de inquietud. La plaza de Italia, que al principio estaba vacía, se anima con formas y objetos multicolores y la simpática figura de un hombre vestido de burgués. Parece que a lo largo del tiempo la abstracción inaccesible del maniquí y el pathos de vida vivida, que se muestra a través del arqueólogo, se han atenuado. El maniquí se ha humanizado con un cuerpo de carne y huesos y manos y brazos «de verdad» que le permiten moverse.


Baños misteriosos

El enigmático tema de los baños misteriosos nació en 1934 con dos litografías (y otros tantos dibujos) que De Chirico realizó para acompañar los diez textos de Mythologie (Mitología), de Jean Cocteau. Rápidamente llevó el tema a la pintura y después lo recuperó durante el período neometafísico (1968-1976). Este tema tan misterioso se basa en la representación del agua como una trama espesa de líneas colocadas en forma de zigzag, como en el diseño de algunos suelos de parquet. En escenas ambientadas en un paisaje abierto, hombres desnudos se sumergen en bañeras de esa «agua-parquet», mientras que hombres vestidos a la moda de los años treinta permanecen de pie o sentados alrededor de las piscinas, cerca de casetas de playa. Los desnudos clásicos y los centauros aumentan la fascinación mítica del tema, mientras que las banderolas de colores, las pelotas de playa y los cisnes gigantes aligeran la atmósfera del tiempo suspendido.
Baños misteriosos. 1939
En 1973, cuando ya tenía 80 años, De Chirico realizó la Fontana dei bagni misteriosi (Fuente de los baños misteriosos) en el parque Sempione de Milán, la única escultura monumental del artista, para el espectáculo Contatto Arte/Città de la XV Triennal de la ciudad. De Chirico explicó entonces el origen del tema: «La idea de los baños misteriosos se me ocurrió una vez que estaba en una casa en la que habían encerado mucho el suelo. Vi a un señor que caminaba delante de mí, cuyas piernas se reflejaban en el suelo. Tuve la impresión de que podría sumergirse en él, como si fuese una piscina, y que allí podría moverse e incluso nadar. Y entonces me imaginé piscinas extrañas con hombres inmersos en aquella especie de agua-parquet, hombres callados, que se movían y a veces se detenían para hablar con otros hombres que permanecían de pie fuera de la piscina-suelo».

Historia y naturaleza

Minerva (testa) con frutta. 1973
En los años cuarenta De Chirico se dedicó a recuperar los valores de un pasado artístico glorioso y a redescubrir la tradición pictórica de los grandes artistas del Renacimiento y el Barroco. Se concentró sobre todo en Rubens y su «bella pintura», hecha de materia luminosa y viva. Son muchas las obras en las que el artista copia temas de los grandes maestros para poner a prueba su capacidad de imitación. En ese período las referencias museísticas, que ya estaban presentes en su producción de los años veinte, llegan a ser angustiantes, y la repetición académica deviene el único camino para profundizar en la profesión. Esa recuperación continuó a lo largo de los años cincuenta con el tema que se inspira en los poemas caballerescos de Orlando furioso, de Ariosto, y Gerusalemme liberata (Jerusalén liberada), de Tasso, que ocupa una parte primordial de la búsqueda de De Chirico en lo que se refiere a la actividad teatral y las composiciones pictóricas que evocan la historia como un pasado en el cual la naturaleza es una presencia constante e irrenunciable.
Las naturalezas muertas de De Chirico, recuerdos de la opulencia barroca del género, aparecen en el marco de paisajes naturalistas pero irreales, a menudo acompañadas de un elemento antiguo (una estatua, una coraza) que subraya la sensación de desubicación, y enmarcadas por telas que les confieren un aire de aparición. A De Chirico le gustaba llamarlas «vidas silentes». Del mismo modo, sus paisajes, en los que los caballeros errantes y los castillos en la lejanía sirven de testimonio del recuerdo de una historia pasada, se avienen con la obviedad fantástica del fragmento narrativo, la historia infinita de los destinos misteriosos de una noble humanidad.

El mundo clásico y los gladiadores

Gladiadores descansando. 1928-29

«¡Gladiadores! Esa palabra contiene un enigma...», tal como escribió en Hebdomeros (Hebdómero) en el año 1929. El tema de los gladiadores y los luchadores aparece por primera vez y con una absoluta originalidad en 1927. Al año siguiente el marchante Léonce Rosenberg encargó a De Chirico la decoración completa de la gran sala de su piso parisino, un pedido que permitió al artista desarrollar y enriquecer la temática de los gladiadores, que llegó a ser uno de los grandes éxitos de su actividad pictórica. De Chirico trabajó ese tema durante unos años y después volvió a él en su último período metafísico.
Los gladiadores, héroes destinados a morir, se transforman en actores; la arena se convierte en una escenografía teatral; la muerte inevitable no es más que una representación. La ambigüedad entre realidad y ficción que se muestra en estas obras y cuyo objetivo es ofrecernos una sensación de desorientación es solo otro juego intelectual que nos propone el artista, con las mismas características de cuando «pone en escena» el mundo clásico, con sus ruinas y sus personajes mitológicos inmersos en atmósferas sugestivas surgidas de la memoria y la nostalgia de la antigüedad mediterránea que tanto le apasionaba. Es en esas composiciones donde toma cuerpo el antiguo mito de los caballos: «Todavía pienso en el enigma del caballo en su esencia de dios marino...» (1915). De Bucéfalo a los caballos de Aquiles, de los Dioscuros y del sol, el artista pasará más adelante a los caballos sin caballero, lanzados al galope en medio de paisajes que evocan la grandiosidad épica del mundo clásico.