viernes, 9 de noviembre de 2012

La isla del Tesoro



Todos estamos familiarizados con este título. Al menos en mi época de juventud se encontraba entre los “clásicos” que leíamos durante la adolescencia. Por otra parte, la obra de Robert Louis Stevenson ha sido llevada repetidamente al cine y la televisión aunque, al menos en mi opinión, la mejor de todas las adaptaciones sigue siendo la dirigida por Victor Fleming en 1934. Por ello me ha resultado sorprendente conocer que en la Fundación March hay una exposición bajo este título que no tiene nada que ver con aventuras de piratas.

En realidad se trata de una ambiciosa muestra sobre arte británico que pretende llenar las lagunas que sobre el mismo tenemos en nuestro entorno. En esta situación, fácilmente reconocemos las influencias y logros  artísticos italianos o franceses que, como mínimo, consideramos más relevantes que los procedentes de la Gran Bretaña. Con el fin de corregir esta realidad, la aspiración de los promotores de esta exposición es aumentar el conocimiento del público español sobre la historia de las artes plásticas en el Reino Unido durante los últimos cinco siglos.

Para ello se han reunido obras provenientes de unos 80 prestadores, fundamentalmente británicos, pero que incluyen también museos y coleccionistas privados de Portugal, Suiza, Estados Unidos, Alemania y España. Gracias a este esfuerzo es posible hacerse una idea de la extraordinaria dimensión y la vitalidad que conocieron las diversas manifestaciones artísticas en Gran Bretaña a partir de la iconoclastía introducida por la Reforma protestante del siglo XVI y hasta el siglo XX. Descubrimos así una vigorosa tradición visual que hasta ahora no había sido fácil para nosotros conocer en toda su variedad y amplitud.

Y ya resulta comprensible la razón del titulo de la exposición. La isla (Gran Bretaña) no está explorada del todo por nuestra parte. Y tiene un tesoro -el de su arte- que, como casi todos los tesoros, está aún medio oculto, por descubrir. Para ello se ofrece una panorámica de esa tradición, frecuentemente desconocida, de más de cinco siglos. La exposición presenta artistas británicos famosos y otros menos conocidos, nativos e importados, organizándolos en siete secciones que dibujan una serie de aspectos del arte británico durante cada época.


1  Destrucción y Reforma 1520-1620

Hans Holbein. Sir Thomas Wyatt
Enrique VIII es un importante benefactor de las artes y la enseñanza, así como compositor y poeta por mérito propio. El ilustrado mecenazgo que dispensa al pintor alemán Hans Holbein coincide con su ruptura con Roma, que le permitirá divorciarse de su esposa  española, Catalina de Aragón, y casarse con Ana Bolena. Para trabajar junto a Holbein llegan a Inglaterra otros destacados artistas europeos, entre ellos el florentino Pietro Torrigiano, contemporáneo de Miguel Ángel en la Academia Lorenzo de Medici. Hasta principios del siglo XVIII en el ámbito de las artes plásticas británicas predominarán los artistas extranjeros.

En deuda directa con las miniaturas de Holbein y con su sutil estilo pictórico están los grandes miniaturistas isabelinos y jacobinos Nicholas Hilliard e Isaac Oliver. Las diminutas imágenes, pintadas sobre vitela pegada en fragmentos de barajas de cartas, se montaban normalmente dentro de preciosos relicarios y servían para el lucimiento de unos pocos elegidos que los llevaban a modo de joya.

La figura principal de la pintura isabelina tardía es Marcus Gheeraerts II, miembro de una dinastía de artistas de Brujas llegados a Inglaterra en la década de 1560 como refugiados religiosos. Gheeraerts fue probablemente el primer pintor que trabajó sobre lienzo en Inglaterra; hasta ese momento los artistas pintaban sobre tablas de madera.

William Larkin. Lady Thorhagh
Las pinturas al óleo y las miniaturas se creaban para una élite. En Inglaterra, tras la Reforma, la mayoría de la gente tenía acceso a la imaginería iconográfica a través de toscas pinturas murales en casas y hosterías o de obras impresas, que representaban temas religiosos, morales o tradicionales. Prácticamente todas las imágenes estaban vinculadas a un texto, sobre todo a las palabras de la Biblia. Las que disfrutaban de mayor difusión eran los grabados en madera de Actas y monumentos (1563) de John Foxe, también conocido como El libro de los mártires. Estas imágenes, a menudo truculentas, pretendían reafirmar la solidez protestante en una época de gran tensión religiosa, y se guardaron en la mayoría de las iglesias hasta el siglo XIX.

2        La Revolución y el Barroco 1620 – 1720

Bajo el reinado de Carlos I se produce un resurgimiento del mecenazgo regio.
La figura clave es Anthony van Dyck, pintor nacido en Amberes que se afinca en Londres en 1632. Van Dyck lleva a Inglaterra un sofisticado estilo pictórico que muestra el impacto de la pintura de Tiziano. Los retratos de tonos plateados que realiza Van Dick del rey y la reina y de otras figuras destacas de la sociedad inglesa traen a la memoria un mundo brillante pero cerrado,que se aísla peligrosamente de amplios sectores de la sociedad,.

Cuando estalla la guerra civil en 1642, Carlos traslada su corte a Oxford. La otra ciudad universitaria importante, Cambridge, se convierte en un baluarte para los poderes parlamentarios. Durante este periodo de exilio surge un gran artista londinense, el pintor William Dobson. Sus retratos muestran la influencia de Van Dyck en la pincelada segura y resuelta, pero además poseen una calidad propia mas rotunda. Mientras Dobson pinta a los partidarios de Carlos, en 1643 el iconoclasta William Dowsing recibe el encargo del Parlamento de retirar las imágenes prohibidas de las iglesias de los condados del este del país.

James Thorhill.
St. Paul preaching at Athens
En el caos de la década de 1640 surge el retratista Peter Lely. Durante el gobierno republicano pinta al lord protector Oliver Cromwell y, tras la restauración de la monarquía en 1660, domina el mundo del retrato hasta su muerte en 1680. Sus imágenes de las exquisitas bellezas femeninas de la corte de Carlos II evocan un mundo de placer -para muchos un mundo de libertinaje y corrupción-. Su sucesor como retratista principal, el alemán Godfrey Kneller, introduce un estilo mas sobrio y sencillo con el que no sólo deja constancia de aristócratas, sino también de prominentes escritores, artistas, científicos y otras figuras públicas.

Hacia finales del siglo XVII se aprecian los primeros signos de un mundo artístico comercial, y con él la diversificación de estilos artísticos. Los paisajes de Jan Siberechts ofrecen una imagen detallada de una nación con una economía floreciente y una creciente confianza política y militar. Esta confianza también queda plasmada en los grandes proyectos decorativos que se encargan para dos de los edificios barrocos de Christopher Wren: la catedral de San Pablo y el Royal Naval Hospital, ambos llevados a cabo por un inglés, James Thornhill.

3.       Sociedad y Sátira 1720 - 1800

William Hogart.  La carrera de la prostituta
Las famosas series de William Hogarth de la década de 1730 y 1740 lo han convertido en uno de los artistas británicos más importantes. Su serie La carrera de la prostituta de 1732-33 estableció un modelo de arte narrativo que despertaba el entusiasmo del público por toda Europa.  La obra de Hogarth, marcadamente revolucionaría, era a la vez plenamente consciente de la moda, y estaba muy influida por el gusto por los conversation pieces (retratos de grupo) franceses e italianos, así como por la vida que le rodeaba en Londres. Su obra se exponía junto a la de amigos como Francis Hayman en lugares como los Vauxhall Gardens, y el Foundling Hospital para huérfanos. Estos enclaves fueron las primeras galerías de arte públicas en Gran Bretaña. El legado de Hogarth se puede apreciar, más avanzado del siglo, en la sátira social del caricaturista Thomas Rowlandson o en la sátira política del dibujante James Gillray

Arthur Devis. Mr. and Mrs. Hill
A mediados del siglo XVIII, en Gran Bretaña se origina una creciente demanda de reconocimiento profesional pleno por parte de los artistas. La ley de Hogarth de 1734 hace posible un control mayor sobre la reproducción de las obras. En 1768 se produce  la fundación de la Royal Academy of Arts que, dirigida por Joshua Reynolds, proporcionaba a los artistas un estatus, un espacio expositivo de prestigio e instalaciones dedicadas a la formación. Reynolds, muy influido por las ideas estéticas y morales de la obra “Características de los hombres, maneras, opiniones” del tercer conde de Shaftebury, aportó al arte británico una nueva base filosófica.

La demanda de retratos empieza a ser mucho mayor y a finales de siglo el paisaje se configura también como un género más importante que los temas históricos. Algunos artistas como Thomas Gainsborough y Thomas Lawrence exigían precios muy altos por sus obras. El epicentro de este comercio es Londres, de modo que artistas de otros lugares de Gran Bretaña -es el caso del pintor escocés AllanRamsay- se ven obligados a trabajar allí para ejercer su profesión.

4  Paisajes de la Mente  1760 - 1850

En sus inicios el desarrollo del arte paisajístico británico estaba muy influido por el gusto aristocrático por la obra clásica del pintor francés del siglo XVII Claude Lorrain. En la década de 1750 el artista galés Richard Wilson viaja a Italia para estudiar la región de la Campagna, cerca de Roma; a su regreso a Gran Bretaña, comienza a pintar lienzos al estilo de Lorrain.

John Martin. Joshua commanding the Sun
A finales del siglo XVIII, adquieren popularidad nuevos estilos de paisaje. En 1757  Edmund Burke publica su ensayo “Indagación filosófica”, donde esboza una distinción entre "lo bello" y "lo sublime", atribuyendo a lo último una experiencia del poder de la naturaleza que sobrecoge al espectador. Estas ideas influyen en artistas como Turner y John Martin, mientras que otros se inclinan hacia el paisaje popular "pintoresco", que trae a Gran Bretaña a un número creciente de turistas. Las últimas pinturas de paisajes de Thomas Gainsborough pueden calificarse de "pintorescas", así como las del artista romántico Samuel Palmer, que otorga a sus escenas pastoriles una profunda espiritualidad.

El arte de finales del siglo XVIII manifiesta una fuerte inclinación científica. Los famosos cuadros de caballos de George Stubbs están basados en las disecciones equinas para su estudio La anatomía del caballo. Muy interesante, por anticipador, es el caso de Joseph Wright of Derby, uno de los pocos pintores que crean imágenes de la Revolución Industrial y de los avances científicos de la época.

Quienes se oponen a la Royal Academy y al gusto establecido, a menudo están comprometidos con la idea de la pintura de historia y pretenden que las exposiciones se lleven a cabo en edificios públicos. El radical más locuaz es el artista escocés y republicano James Barry, expulsado de la Academia durante las guerras napoleónicas.

WilliamBlake, defensor de Barry, apoya opiniones similares, aunque, como evidencian sus abundantes imágenes bíblicas, parecía más interesado en asuntos espirituales. En el caso de Henry Fuseli encontramos a un erudito artista extranjero que se autoproclama republicano en política pero conservador en el arte. Al igual que Barry y muchos otros artistas, Fuseli realiza una serie de cuadros de gran tamaño para la Shakespeare Gallery de John Boydell en Pall Mall, que se hicieron muy populares a través de estampas.

5  Realismo y Reacción 1850 - 1900

La era victoriana presencia un enorme crecimiento de las instituciones artísticas. Se inauguran la National Gallery, el Victoria and Albert Museum y la Tate Gallery, Junto con las escuelas de arte y diseño que también se abren por todo el país, los nuevos museos y galerías asumen la misión de mejorar el gusto de la nación, y con ello, eso se esperaba, su moralidad y su productividad económica. Gran parte del arte del siglo XX concuerda con la seriedad de estas ambiciones, desde la preocupación prerrafaelita por la "fidelidad a la naturaleza", pasando por las cruzadas de John Ruskin y William Morris para cambiar el arte y la sociedad, hasta el esteticismo extremo de Dante Gabriel Rossetti, James Abbott McNeill Whistler y otros más avanzado el siglo. Los efectos de la industrialización que empiezan a manifestarse de modo patente complican esta tarea y generan un debate abierto, a menudo de gran virulencia, sobre el papel del arte.

Dante Gabriel Rossetti. Proserpine
Los prerrafaelitas, liderados por Rossetti, John Everett Millais y William Holman Hunt, pretenden devolver al arte británico lo que ellos consideran el estilo más puro de arte medieval y dar a sus contenidos una nueva seriedad, de la que carecía, a su juicio, la obra de muchos contemporáneos. Muchos artistas secundaron sus inquietudes naturalistas, como John Brett en sus paisajes realizados con precisión fotográfica, o Atkinson Grimshaw en sus escenas urbanas e industriales. Las pinturas de Frederic Leighton y George Frederic Watts representan un importante estilo victoriano cuyas raíces se hallan en la pintura de historia del siglo XVIII, y alcanzan gran difusión gracias a las estampas y a las distintas revistas de arte que por entonces comienzan a publicarse.

El alejamiento de la ideología religiosa en favor de la científica y utilitaria a lo largo de la era victoriana anima mucho a artistas a adoptar una "religión del arte" evidente en la transición hacia el esteticismo, el simbolismo y, en el caso del efímero Aubrey Beardsley, hacia una exquisita y oscura decadencia. El americano Whistler fue el más brillante exponente de estas ideas, que plasma en diferentes escritos sobre arte, en los que desafía a quienes le criticaban por encontrar la belleza en la forma y el color, sin recurrir a constricciones narrativas y morales. Otro artista americano, John Singer Sargent es uno de los artistas que lleva las técnicas impresionistas a Gran Bretaña. A finales de siglo, el arte británico se halla, de un modo fascinante, en la cúspide de una nueva era.

6  Modernidad y Tradición 1900 - 1940

Uno de los seguidores de Whistler es el pintor anglo-danés Walter Richard Sickert. A finales del siglo XIX pasaba largas temporadas en París; más tarde se  instala en Londres, donde se convierte en la figura principal de un grupo de artistas llamado Camden Town Group. Pintan escenas cotidianas que reflejan la miseria que los rodea. Por su parte, los artistas del Grupo de Bloomsbury, como Duncan Grant, pintan su propio entorno de clase media y tratan de salvar las distancias que hay entre las bellas artes y el diseño de alfombras, mobiliario y otros objetos. Asimismo encontramos artistas fascinados por los aspectos industriales de la vida del siglo XX, que buscan el estilo adecuado para abordar estos temas. Spencer Gore, del Camden Town Goup, plasma en un estilo postimpresionista el ferrocarril de su lugar de residencia, la recién creada localidad de Letchworth. Los artistas vorticistas, encabezados por Lewis, elaboran la revista Blast, que despliega un agresivo ataque a la cultura británica muy en consonancia con su radical tipografía.

Ben Nicholson. Painting 1937
Durante la década posterior a la Primera Guerra Mundial el arte británico experimenta una lenta evolución hacia el modernismo internacional, sobre todo gracias a algunos artistas más jóvenes, como Ben Nicholson y Henry Moore. Al igual que artistas mayores, como Paul Nash, reaccionaban ante el arte europeo abstracto y surrealista, y se identifican con un movimiento cosmopolita que abarca la arquitectura de Walter Gropius y Le Corbusier asi como varias formas de ideología utópica. Sin embargo, muchos artistas mantienen su estilo figurativo: William Roberts y Edward Burra, de distinta manera, buscan una forma de arte vernáculo moderno relacionado con la vida social contemporáneo, al tiempo que Stanley Spencer, desde su Cookham natal, practica un descarnado estilo realista y crea su propio mundo imaginativo, en el que los humanos interactúan con seres espirituales.

En 1939, una vez más, la guerra irrumpe en la escena artística británica; de nuevo los artistas se alistan y a menudo se convierten en artistas de guerra. Las escenas de dirigentes militares y científicos que retrata Meredith Frampton poseen una intensidad surrealista que refleja las extraordinarias presiones que Gran Bretaña padeció durante la contienda.

7  Un Mundo Feliz 1945 - 1980

David Hockney. Portarit of Nick Wilder
Tras la Segunda Guerra Mundial, el arte británico evoluciona en múltiples direcciones. El sentimiento de ansiedad y fragmentación se refleja en las obras de Francis Bacon y Graham Sutherland. A comienzos de la década de 1950 el mundo se ilumina gracias al arte pop de Richard Hamilton y Eduardo Paolozzi, que utilizan   la publicidad, el cine y  otras manifestaciones de la cultura popular para crear estimulantes obras siempre inquisitivas y a menudo cínicas. Les siguen Peter Blake, David Hockney y Patrick Caulfield, que alcanzan gran popularidad en los años 60.

La pintura abstracta florece en St. Ives, población pesquera de Cornualles donde Peter Lanyon y otros artistas se inspiran en el mar y en el paisaje local. El arte más urbano y sofisticado del movimiento Op Art de Bridget Riley, y la escultura de acero pintada de Anthony Caro colocada en el suelo, proporcionan un aire democrático y novedoso en la sintonía del “Swinging London”.

El auge del arte conceptual a finales de la década de los 60 coincide con la aparición de brotes de política radical. Aunque los artistas, como Gilbert&George, Keith Arnatt, Ian Hamilton-Finlay y Richard Long,  no puedan ser adscritos a una tendencia política común, si comparten una nueva actitud hacia los materiales y las formas de usarlos ya que emplean fotografías, videos, palos, piedras y otros objetos que previamente se consideraban impropios del arte.

La llegada al poder de Margaret Thatcher en 1979 impacta no solo en los ámbitos políticos y económicos del Reino Unido sino también en lo cultural. La inmensa pieza de Tony Cragg llamada Gran Bretaña vista desde el norte, de 1981, elaborada con desechos plásticos, constituye una obra emblemática y en cierta forma profética de la transformación radical que se avecina.

Tony Cragg. Gran Bretaña vista desde el Norte